NUEVA YORK.- Un nuevo tinte fluorescente podría acelerar y simplificar en gran medida
el diagnóstico de la tuberculosis, permitiendo una detección más rápida
de bacterias vivas en muestras de saliva en poco menos de una hora,
según un estudio publicado en la revista 'Science Translational
Medicine'.
Este tinte podría ayudar a los médicos a identificar cepas
bacterianas susceptibles a los antibióticos, guiando de este modo las
decisiones de tratamiento frente a la creciente resistencia a los
medicamentos, indicó un equipo internacional de investigadores.
Los métodos que actualmente existen para identificar la bacteria M.
tuberculosis en las muestras de esputo o saliva se han mantenido
prácticamente sin cambios durante las últimas décadas.
Además, los autores consideraron que los procesos actuales son
“complicados, requieren mucho tiempo y, a menudo, son inexactos” y
necesitan de un procesamiento extenso de la muestra para obtener los
resultados.
Es por eso que la autora principal del estudio, Mireille Kamariza, de
la Universidad de Stanford (California. EE.UU.)), y sus colegas,
sintetizaron una molécula de colorante selectivo que denominaron
“DMN-Tre” para acelerar este largo proceso.
Sobre la base de una nueva comprensión de la composición de la
envoltura de grasa que rodea las células de M. tuberculosis, fueron
capaces de desarrollar ese tipo de molécula.
Al penetrar esta membrana, “DMN-Tre” se volvió altamente
fluorescente, permitiendo que las bacterias vivas dentro del esputo
fueran visibles bajo un microscopio, evitando la necesidad de pasos
adicionales de lavado.
Estos estudios preliminares sugieren que “DMN-Tre” podría acelerar
las pruebas de susceptibilidad a antibióticos, que actualmente pueden
requerir varias semanas para obtener los resultados, lo que permitiría a
los médicos identificar cepas de M. tuberculosis resistentes a los
medicamentos en cuestión de horas.
Además, Kamariza destacó que el enfoque “puede traducirse tanto en
investigación como en aplicaciones clínicas en entornos de bajos
recursos”.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,8
millones de personas murieron por culpa de la tuberculosis en 2015 en
todo el mundo.
Aparte de científicos de Stanford, la investigación contó con la
colaboración de varios centros de investigación de Johannesburgo y la
Universidad de Dusseldorf en Alemania.