miércoles, 27 de marzo de 2013

Se mapea con éxito la fuente de la juventud: la telomerasa

Un equipo internacional de investigadores ha mapeado por primera vez la telomerasa, una enzima capaz de crear nuevos extremos de los cromosomas, los llamados telómeros celulares, es decir, una enzima que tiene una especie de efecto rejuvenecedor sobre el envejecimiento celular normal, según los resultados de la investigación, publicados en la revista 'Nature Genetics' y que suponen un paso adelante en la lucha contra el cáncer.

   El mapeo de la "fuente celular de la juventud", la telomerasa, es uno de los resultados de un importante proyecto de investigación en que participaron más de mil investigadores de todo el mundo durante cuatro años de trabajo duro con muestras de sangre de más de 200.000 personas. Se trata del mayor proyecto de colaboración llevado a cabo dentro de la genética del cáncer, según sus autores.
   Stig E. Bojesen, investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud y Médicas de la Universidad de Copenhague y especialista personal del Departamento de Bioquímica Clínica del Hospital Universitario de Copenhague, en Herlev, encabezó los esfuerzos para esquematizar la telomerasa. "Hemos descubierto que las diferencias en el gen telomérico están asociados tanto con el riesgo de diversos tipos de cáncer como con la longitud de los telómeros", afirma.
A su juicio, el hallazgo "sorprendente" fue que las variantes que causan las enfermedades no eran las mismas que las que han cambiado la longitud de los telómeros. "Esto sugiere que la telomerasa desempeña un papel mucho más complejo de lo que se pensaba", agrega Stig E. Bojesen.
   El mapeo de la telomerasa es un descubrimiento importante porque la telomerasa es una de las enzimas más básicas de la biología celular y prolonga los telómeros para que puedan obtener la misma longitud que antes de embarcarse en la división celular. El mapeo de la telomerasa puede, entre otras cosas, aumentar el conocimiento de los cánceres y su tratamiento, así como ilustrar nuevos resultados de la correlación genética entre el cáncer y la longitud de los telómeros, subraya Bojesen.
   El cuerpo humano se compone de cincuenta billones de células y cada célula tiene 46 cromosomas, que son las estructuras en el núcleo que contiene nuestro material hereditario, el ADN. Los extremos de todos los cromosomas están protegidos por los llamados telómeros, que protegen los cromosomas como la vaina de plástico en el extremo de un cordón de zapatos. Pero cada vez que una célula se divide, los telómeros se vuelven un poco más cortos y con el tiempo llegan a ser demasiado cortos para proteger a los cromosomas.
   Algunas células especiales en el cuerpo pueden activar la telomerasa, que a su vez puede alargar los telómeros. Las células sexuales u otras células madre que deben ser capaces de dividirse más que las células normales tienen esta característica, pero, desafortunadamente, las células cancerosas han descubierto el truco y se sabe que también producen telomerasa y por lo tanto se mantienen artificialmente jóvenes.
El gen de la telomerasa, por lo tanto, juega un papel importante en la biología del cáncer, y es precisamente mediante la identificación de los genes del cáncer que los investigadores imaginan que se puede mejorar la tasa de identificación y el tratamiento.
"Nuestros resultados son muy sorprendentes y apuntan en muchas direcciones. Pero, como es el caso de todo buena investigación, nuestro trabajo aporta muchas respuestas, pero deja más preguntas", concluye Stig E. Bojesen.
   Esta colaboración a gran escala ha dado lugar hasta la fecha a 14 artículos que serán publicados simultáneamente: seis de ellos en la misma edición de 'Nature Genetics' y los ocho restantes en otras revistas. Todos los artículos de los muchos investigadores involucrados en el proyecto se centran en la correlación entre el medio ambiente, la genética y el cáncer, en particular cáncer de mama, cáncer de ovario y cáncer de próstata.
Así, esta colaboración internacional de investigadores ha descubierto cinco nuevas regiones del genoma humano que están vinculadas con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de ovario, cuyos resultados se publican en cuatro estudios, dos en 'Nature Communications' y dos en 'Nature Genetics'. Para ello, se analizó la información genética de más de 40.000 mujeres.
   La investigación se publica como parte de una publicación coordinada de los nuevos datos de Estudios de Colaboración Oncológica Gene-ambiental (COG), una colaboración de investigación internacional con participación de investigadores de Europa, Asia, Australia y América del Norte para identificar las variaciones genéticas que hacen a ciertas personas susceptibles a desarrollar cáncer de mama, próstata y ovario.
   Las mutaciones heredadas en los genes BRCA1 y BRCA2 aumentan drásticamente el riesgo de cáncer de ovario. Las pruebas genéticas para BRCA1 y BRCA2 pueden identificar a las mujeres que se beneficiarían más de una cirugía para prevenir el cáncer de ovario, pero esto es relevante para menos del 1 por ciento de la población.
Otras variantes genéticas que son más comunes también pueden afectar el riesgo de ovario. El Consorcio de la Asociación de Cáncer de Ovario anteriormente ha descrito seis diferencias genéticas y ahora el proyecto COG ha encontrado cinco más.
   Por otra parte, científicos de la Universidad de York, en Reino Unido, han descubierto la fuerza impulsora detrás del desarrollo del cáncer de próstata. Su investigación, publicada en 'Nature Communications' y financiada por la organización benéfica 'Yorkshire Cancer Research', revela la existencia de un ADN que induce al cáncer a realinear las células madre extraídas de los cánceres de próstata humanos.
   Esto abre el camino para el desarrollo de fármacos que se dirigen a las células madre, lo que lleva a terapias más eficaces que actúan en contra de la causa de la enfermedad. Mientras otras células cancerosas pueden ser destruidas por las terapias actuales, las células madre son capaces de evitar sus efectos, dando lugar a la recurrencia del cáncer, pero este equipo exploró las propiedades moleculares exactas que permiten que estas células se extiendan, sobrevivan y resistan a los tratamientos agresivos como radiación y quimioterapia.
"En los cánceres de la sangre tales como leucemia, el ADN se reorganiza durante un evento conocido como translocación cromosómica, lo que resulta en una proteína mutante que impulsa la progresión del cáncer. Aunque reordenamientos similares se han descubierto recientemente en cánceres sólidos, hasta ahora, no se sabe cómo derivan las funciones celulares. Nuestro trabajo ha desafiado esta idea", explica el profesor Norman Maitland, director de la Unidad de Investigación del Cáncer YCR.
   El equipo del profesor Maitland en el Departamento de Biología de la Universidad ha encontrado estos accidentes genéticos en las células madre del cáncer de próstata y ha demostrado que dan lugar a que un gen específico relacionado con el cáncer dentro de las células llamadas ERG sea inapropiadamente activado. Se cree que esta activación provoca que las células madre se renueven más a menudo.

Las mujeres con sobrepeso u obesidad tienen mayor riesgo de resultados neonatales y maternos adversos

  Las mujeres con sobrepeso y obesas son más propensas a requerir atención médica especializada durante el embarazo debido al riesgo aumentado de resultados adversos neonatales y maternos, según concluye un nuevo estudio publicado este miércoles en 'BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynecology'.

   El estudio, llevado a cabo por un equipo de la 'Queen's University Belfast' y la Fundación Belfast de Atención de la Salud y Social, en Reino Unido, encontró que la obesidad materna tiene implicaciones importantes para la salud que contribuyen al aumento de la morbilidad y mortalidad tanto para la madre como el bebé. Las tasas de obesidad en todo el mundo se han duplicado en los últimos 30 años, por lo que la tasa de mujeres embarazadas obesas también está aumentando.
   En este estudio, se clasificaron las mujeres según las clasificaciones del índice de masa corporal (IMC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las categorías incluyeron a mujeres que tenían bajo peso (IMC <18,5), peso normal (IMC de 18,5 a 24,9), sobrepeso (IMC 25-39), y tres obesas subcategorías: obesos de clase I (IMC 30-34,9), obesidad de clase II (IMC 35-39,9) y obesidad de clase III (IMC> 40).
   Se analizó el impacto del IMC en los resultados maternos y neonatales en 30.298 embarazos únicos de una unidad de referencia en el Norte de Irlanda, en Reino Unido, durante un periodo de ocho años (2004-2011). Dentro de este grupo, el 2,8 por ciento de las mujeres fueron clasificadas como bajo peso; el 52,5 por ciento, con peso normal; el 27,8% por ciento, con sobrepeso; el 11 por ciento, con obesidad clase I; un 3,9 por ciento, con obesidad clase II, y el 1,9 por ciento, con obesidad clase III.
   Los resultados mostraron que, en comparación con mujeres de peso normal, las mujeres de sobrepeso de clase I y obesidad tenían un mayor riesgo de trastornos de hipertensión, diabetes gestacional, inducción del trabajo de parto, cesárea, hemorragia postparto y macrosomía (peso grande del bebé al nacer), con todos los riesgos significativamente crecientes en mujeres con obesidad clase II y III. Por ejemplo, las mujeres de clase III obesas tenían cuatro veces más de probabilidades de desarrollar diabetes gestacional en comparación con las de peso normal.
   Por otra parte, las de obesidad de clase III se identificaron como las de mayor riesgo de resultados adversos adicionales incluyendo el tener un parto prematuro, un recién nacido que requiere ingreso neonatal y muerte fetal, con tres veces más de probabilidades.
   En las mujeres con sobrepeso y obesas también hubo un incremento en la probabilidad de problemas postnatales, como la fatla de una lactancia materna exitosa, que también ha demostrado que aumenta el riesgo de consecuencias para la salud a largo plazo tanto para la madre como para el bebé en relación con la obesidad. Por el contrario, las mujeres con bajo peso tenían mayor riesgo de anemia y eran más propensas a dar a luz a un bebé de bajo peso al nacer, en comparación con las de peso normal.
   Valerie Holmes, del Centro de Salud Pública de la Universidad de Queen en Belfast, dijo: "este estudio a gran escala demuestra claramente que el sobrepeso o la obesidad durante el embarazo aumenta el riesgo de resultados adversos maternos y neonatales".

Comer más fibra puede reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular por primera vez

Comer más fibra puede reducir el riesgo de sufrir por primera vez un accidente cerebrovascular, según una nueva investigación publicada en 'Stroke: Journal of the American Heart Association'. Los investigadores descubrieron que cada aumento de 7 gramos en la ingesta total diaria de fibra (una porción de pasta de trigo integral más dos porciones de frutas o verduras) se asoció con una disminución del 7 por ciento en el riesgo de accidente cerebrovascular por primera vez.

   La fibra dietética es la parte de la planta que el cuerpo no absorbe durante la digestión y puede ser soluble (que se disuelve en agua) o insoluble. Investigaciones anteriores han demostrado que la fibra dietética puede ayudar a reducir los factores de riesgo para el accidente cerebrovascular, incluyendo la presión arterial alta y niveles altos de lipoproteína de baja densidad (LDL), el colesterol "malo".
"Una mayor ingesta de alimentos ricos en fibra, como granos integrales, frutas, verduras y frutos secos, son importantes para todos, y especialmente para aquellos con factores de riesgo de accidente cerebrovascular, como sobrepeso, fumar y tener presión arterial alta", dijo Diane Threapleton, autora principal del estudio y doctorada candidata de Ciencia de los Alimentos y Nutrición en la Universidad de Leeds, Reino Unido.
   Los investigadores analizaron ocho estudios publicados entre 1990-2012 con información sobre todos los tipos de accidente cerebrovascular con cuatro de ellos examinando específicamente el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, que ocurre cuando un coágulo bloquea un vaso sanguíneo en el cerebro. Tres evaluaron el accidente cerebrovascular hemorrágico, que se produce cuando se producen hemorragias de vasos sanguíneos en el cerebro o en su superficie.
   Los resultados de los estudios observacionales se combinaron y se representaron otros factores de riesgo como la edad y el tabaquismo. Las conclusiones se basaron en el consumo de fibra dietética total porque los científicos no encontraron una asociación con la fibra soluble y el riesgo de accidente cerebrovascular y carecían de suficientes datos sobre fibra insoluble para sacar conclusiones.
   La Asociación Americana del Corazón recomienda una ingesta media diaria de fibra en los adultos de al menos 25 gramos por día, una cantidad que pueden aportar entre seis y ocho porciones de granos y de ocho a diez porciones de frutas y vegetales. "La mayoría de la gente no consigue el nivel recomendado de fibra y aumentar la fibra puede contribuir a disminuir el riesgo de accidentes cerebrovasculares --dijo Threapleton--. Hay que educar a los consumidores sobre la importancia continua de aumentar la ingesta de fibra y ayudarles a aprender cómo hacerlo".

El cambio de hora puede agravar alteraciones psiquiátricas ya existentes

Este fin de semana tendrá lugar el cambio de horario primaveral y a las dos de la madrugada del sábado al domingo se adelantarán los relojes una hora, una modificación que, aunque no provoca por si sólo alteraciones psiquiátricas relevantes, sí que puede agravar las ya existentes.

   Así lo ha aseverado José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que recuerda que este cambio de hora "quebranta" de forma "brusca" la adaptación progresiva del cerebro al cambio de luz solar.
   Esto puede hacer que el cerebro "se estrese, provocando alteraciones en el sueño, un cansancio físico mayor de lo habitual, irritabilidad, cierta tristeza o leves cuadros de ansiedad", ha reconocido este experto, si bien "en dos o tres días se readapta".
   Sin embargo, en personas con algún problema psiquiátrico "se notan más los efectos de este cambio de hora y lo que comienza siendo un pequeño trastorno adaptativo deriva en un sintomatología más notable".
    "Cuando estos síntomas tienden a perdurar no es debido, en ningún caso, al cambio de hora, sino que más bien podríamos decir que el cambio de hora ha sido el detonante de un trastorno de ansiedad o del sueño existente previamente en el paciente", ha insistido.
   En este sentido, destaca López Rodríguez, aquellas personas que padecen insomnio o dificultades para conciliar el sueño verán agravados sus problemas para dormir, al igual que las que tienen un trastorno de ansiedad pueden sufrir esos días un cierto grado más de angustia.
   "Es cierto que el cambio de hora primaveral suele afectar más a aquellas personas que padecen ansiedad, mientras que el cambio horario otoñal afecta más a aquellos pacientes que sufren depresión".
   En esta misma línea y, a título personal, el doctor asegura que tras la modificación horaria primaveral se nota en la consulta un aumento de pacientes.
   El cerebro recibe la luz a través de la retina que la pasa al núcleo supraóptico y éste al hipotálamo, encargado de regular la secreción de las dos sustancias (melatonina y cortisol) que ayudan a regular los ritmos circadianos de luz y de vigilia/sueño.
   Mientras que la melatonina nos ayuda a adaptarnos a los ritmos de luz, el cortisol marca nuestros ritmos internos, permitiéndonos distinguir entre vigilia y sueño, actividad y descanso.  
   En este punto, López Rodríguez ha explicado que se pueden establecer dos grupos según el ritmo de cortisol, las alondras y los búhos. Mientras que las alondras tienen los niveles muy altos por las mañanas y por tanto son muy activos, los búhos tienen estos niveles más altos por las tardes.  
   Esto hace que aquellas personas con un "perfil búho" puedan padecer más los efectos del próximo cambio de hora que aquellos con un "perfil alondra".
   En cualquier caso, y para tratar de minimizar los efectos provocados por el cambio horario, recomienda "mantener los mismos hábitos, acostarse a la misma hora sin dejarse llevar por el "todavía hay luz".
 "El sueño requiere de rutina y monotonía, el sueño es muy aburrido", ha concluido.

Expertos destacan la importancia de la colonoscopia, única prueba que diagnostica con total precisión el cáncer de colon

La colonoscopia es la única prueba que diagnostica "con total precisión" el cáncer de colon y ayuda a su prevención, tal y como aseguran los expertos del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED) con motivo de la celebración el próximo domingo, 31 de marzo, del Día Mundial Contra este tumor.

   Ésta consiste en introducir por el ano una óptica conectada a una cámara de alta definición y que va progresando por todo el colon. A juicio, del fundador de este centro asistencial, el doctor Gonzalo Guerra Flecha, "no es molesta", ya que ahora se hace con sedación, aunque sí reconoce que es "incomoda".
   Esto es así porque "hay que insuflar pequeñas cantidades de aire ambiental por el colon para poder progresar", ya que está herméticamente cerrado y si no se hiciera, "no se vería nada", señala a Europa Press. De cualquier forma, manifiesta que el paciente "no se entera absolutamente de nada y algunos hasta roncan de forma desaforada".
   La razón de ello es que el anestesista emplea propofol, algo que no significa que el paciente esté anestesiado. Además, Guerra Flecha insiste en que las molestias tampoco se producen tras la intervención, advirtiendo que "el único inconveniente" es que, tras retirar el tubo de ocho milímetros, "no se aspira al cien por cien todo el aire".
   Esta técnica "permite una visión completa del colon y de sus posibles patologías, como son los pólipos", afirma. Éstos se forman en la mucosa del colon y, "en muchos casos, son los precursores de un cáncer de colon", explica el galeno.
   Sin embargo, al extirparlos durante la colonoscopia, el riesgo de sufrir este tipo de cáncer en el futuro "disminuye de manera significativa". Por ello, apuesta por esta intervención para rebajar la incidencia de casos en España, que se espera que en 2012 haya sido de "entre 33.000 y 35.000 nuevos casos", ya que el diagnóstico precoz "puede elevar la tasa de curación por encima del 90 por ciento".
   Debido a esta cifra, el cáncer de colon es el de mayor incidencia en el territorio nacional, "por encima del cáncer de pulmón en hombres y del cáncer de mama en mujeres". Además, es el culpable de 14.000 muertes anuales.
   Su prevalencia es "prácticamente equiparable", en hombres y en mujeres, ya que se encuentra "en un 60 por ciento y un 40 por ciento", respectivamente, expone. Para detectarlo, existen otras pruebas diagnósticas menos invasivas, como "la colonoscopia virtual, el test de sangre septina 9 y el test de sangre oculta en heces", sostiene Guerra Flecha.
   La primera permite a los gastroenterólogos "una visión en tres dimensiones de la morfología del colon", mientras que el test de sangre septina 9 "posibilita detectar la presencia de un marcador tumoral que se encuentra en el 90 por ciento de los casos", subraya. Por su parte, el test de sangre oculta en heces "permite saber si un paciente presenta sangre en sus deposiciones", afirma.
   Todas ellas ayudan a los especialistas de aparato digestivo a hacer cribados, aunque su resultado negativo "no es excluyente" de la existencia de pólipos. Por ello, sea cual sea el resultado, "al final se acaba en la colonoscopia sistemáticamente", subraya Guerra Flecha.
   Por último, el experto señala que la población de riesgo está compuesta "por personas mayores de 50 años, con antecedentes familiares de la enfermedad, pacientes que han desarrollado pólipos en el intestino grueso con anterioridad y pacientes con enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa", los cuales deben hacer la prueba "cada cuatro años". El resto, y a partir de los 50 años, deberán hacérsela una vez cada lustro.