lunes, 4 de febrero de 2019

Aumentan los casos de cáncer asociado a obesidad entre adultos jóvenes de EEUU

BOSTON.- Los casos de cáncer relacionados con la obesidad entre los adultos jóvenes de Estados Unidos registraron una fuerte alza entre 1995 y 2015, lo que hace temer que se revierta la caída global de la mortalidad debido a esta enfermedad, según los investigadores.

Un estudio que cubre dos tercios de la población estadounidense señala que la mitad de los 12 cánceres asociados a la obesidad -colorrectal, útero, vesícula biliar, riñones, páncreas y mieloma múltiple-, aumentaron en ese periodo entre los menores de 50 años.
En los grupos más jóvenes, estas enfermedades ganaron todavía más terreno, según el informe publicado este lunes en la revista médica The Lancet.
"La obesidad está a punto de superar al tabaco como la causa principal de mortalidad por cáncer evitable", se alarma la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica, reaccionando a este artículo.
"Este informe debe servir de señal de alarma a todos los estadounidenses", agregó.
En los últimos 40 años, la obesidad en Estados Unidos se duplicó ampliamente. Aumentó además fuertemente en otros países ricos, y más recientemente en los países en desarrollo. Actualmente, unos 2.000 millones de personas en el mundo tienen sobrepeso o son obesas.
En conjunto, el número de personas que sucumbió a un cáncer en Estados Unidos disminuyó. Entre 1980 y 2014, hubo 20 millones de muertos, pero a la vez la tasa de mortalidad bajó un 20%, debido en parte a la disminución del número de fumadores.
"Pero, en el futuro, la obesidad podría revertir estos progresos", advierte el doctor Ahmedin Jemal, de la Sociedad Estadounidense de Cáncer, y coautor del estudio.
Los autores "creen que estos resultados se deben en parte a la epidemia de obesidad, una hipótesis a la vez provocadora y plausible", escribieron en The Lancet Catherine Marinac, del Instituto sobre el Cáncer Dana-Farber, y Brenda Birmann, de la Universidad de Harvard.
Sin embargo, se desconoce la razón por la que los otros seis tipos de cáncer asociados a la obesidad no registraron un aumento similar. Por ejemplo, uno de ellos, el cáncer de seno, se mantiene estable entre las jóvenes generaciones.
En cambio, la incidencia del cáncer de páncreas aumentó alrededor del 1% anual entre los adultos de entre 45 y 49 años. Entre 30 y 34 años, el avance fue superior al 2% y entre 25 y 29 años, se disparó al 4,4%.
Comparando las franjas de edad entre 25 y 80 años, el alza anual también fue la más elevada entre los 25 y 29 años para otros cuatro tipos de cáncer ligados a la obesidad: riñón (6,23%), vesícula biliar (3,71%), útero(3,35%) y colón (2,41%).
Alrededor de uno cada 12 casos de cáncer en Estados Unidos está causado por un exceso de peso, según el doctor Jemal.

El contraste del cáncer de piel y la exposición al sol

NUEVA YORK.- Hay mucha conciencia pública sobre los peligros del cáncer a la piel, pero mucho menos sobre los beneficios de la exposición al sol. Nuestra piel no es solo una cubierta pasiva e inerte. Tomar sol le permite al cuerpo producir vitamina D investigaciones más recientes sugieren que cuando hay exposición a la luz solar, la piel ayuda a regular la presión arterial.

Es posible que las recomendaciones actuales para mantenerse alejados del sol sean contraproducentes para las personas de piel más oscura, que tienen un menor riesgo de cáncer de piel y un mayor riesgo de hipertensión.
En EE.UU., los afroamericanos son mucho más propensos que los blancos, asiáticos o hispanos a tener hipertensión y sufren un riesgo desproporcionado de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Los médicos han evaluado muchas explicaciones potenciales (estrés, dieta, genes) y una que se pasa por alto desde hace mucho tiempo es cada vez más probable: la falta de exposición al sol.
Los científicos han descubierto que las personas con niveles más altos de vitamina D tienen una presión arterial más baja, pero algunos ahora piensan que la vitamina D no es el principal impulsor de la presión arterial, sino que la luz solar regula la vitamina D y la presión arterial a través de mecanismos separados. En cuyo caso, los suplementos de vitamina D no servirán como un sustituto completo de la luz solar.
La sal fue considerada durante mucho tiempo el principal culpable de la presión arterial alta, ya que puede elevar la presión arterial a niveles peligrosos en personas que ya tienen hipertensión crónica. Sin embargo, no está claro que la sal cause el problema crónico en primer lugar.
La conexión entre la exposición al sol y la presión arterial surgió el mes pasado en una noticia ampliamente compartida para la revista Outside titulada "¿Is Sunscreen the New Margarine? (’¿Es el protector solar la nueva margarina?"). La historia comparó "la aplicación servil de SPF 50" con los cigarrillos "Marlboro 100". 
Esto es engañoso porque los Marlboro y la margarina son malos para las personas, mientras que el protector solar puede ser bueno para algunas personas para usarlo algunas veces.
La historia inspiró una reacción violenta y no logró convencerme de omitir la protección solar, pero lo que más me llamó la atención fue un tema secundario: la sugerencia de que las recomendaciones actuales para evitar el sol son racistas. 
No hay evidencia de malicia absoluta detrás del consejo. Es muy probable que sea simplemente un producto de dermatólogos que tienden a centrarse en las enfermedades de la piel. La presión arterial es para otras especialidades. Los dermatólogos ven el daño de la exposición al sol, pero no mucho beneficio. 
Los médicos centrados en la presión arterial no pensaban en absoluto en la exposición al sol. Y así, el resultado neto para las personas de piel más oscura podría ser un mal consejo sobre la exposición al sol y un consejo irrelevante sobre la presión arterial.
Desde una perspectiva evolutiva, la piel humana se adaptó bien al soleado continente africano. La piel más clara evolucionó como una adaptación parcial a la vida en latitudes más altas, lo que permite a las personas obtener más vitamina D con menos sol. No obstante, ninguno de nosotros está perfectamente adaptado para vivir donde los inviernos son fríos y oscuros.
Para ponerme al día sobre la piel y el sol, consulté con una de las expertas del mundo, la profesora de antropología de Penn State, Nina Jablonski. Es autora de "Skin: A Natural History", y colabora con Richard Weller, la fuente principal de la historia de la revista Outside.
Ella dijo que saltarse el protector solar no es la respuesta. Cualquier persona, sin importar el color, puede sufrir daños en el ADN de las células de la piel si vive en un lugar alto en el hemisferio norte la mayor parte del invierno y luego de repente viaja a México o Costa Rica y no protege su piel. 
El shock repentino parece ser peor que la exposición constante: las personas que trabajan al aire libre tienen menos probabilidades que los trabajadores de oficina de padecer cáncer de piel mortal. Pero no todos estamos hechos para trabajar al aire libre. Y mientras que los cánceres de piel mortales son raros, el tipo no mortal puede ser complicado de eliminar, especialmente del rostro.
Es probable que haya un punto ideal para la exposición al sol, dijo Jablonski, que equilibraría los riesgos y los beneficios. Ese punto será diferente para las personas de piel más oscura que para aquellos con tonos de piel medios, y aún será diferente para los de piel más clara. 
Y sí, dijo, la necesidad de una mayor cantidad de luz solar podría explicar, al menos en parte, el hecho de que los estadounidenses de África sufren desproporcionadamente de hipertensión.
Dicho esto, durante la mayor parte del año, correr afuera con la piel expuesta no es muy divertido en los climas del norte como Detroit, Boston o Chicago. Más allá de eso, el sol de otoño e invierno se encuentra en un ángulo desfavorable. 
Ese sol bajo no nos calienta, y la atmósfera filtra la mayoría de las longitudes de onda beneficiosas. Tal vez algún día la tan difamada cama bronceadora se reconozca de manera responsable, optimizada para mejorar la presión arterial y ayudar a estimular la producción natural de vitamina D. 
Y para esas vacaciones de invierno o viaje de esquí, todavía habrá un lugar para el protector solar.

¿Qué pruebas ayudan a detectar el cáncer de forma precoz?

MADRID.- Al menos un tercio de todos los casos de cáncer pueden prevenirse con evitar la exposición a los diversos factores de riesgo, según la Organización Mundial de la Salud. En caso de que aparezca la enfermedad, es necesario un diagnóstico temprano mediante pruebas médicas para establecer un tratamiento lo antes posible. La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) recuerda que durante las primeras fases el cáncer no se manifiesta, es asintomático.

Las diversas pruebas que pueden realizarse, por edad, para detectar el cáncer o prevenirlo, según el gerente médico de Aegon, Alvar Ocano, son vacunaciones, mamografías o pruebas de sangre.

Mujeres de menos de 50 años

1. Vacunación contra el virus del papiloma humano. Se realiza en niñas de 12 años.
2. Citología cervical cada tres años en mujeres a partir de los 25 años. A partir de los 30 años, se puede hacer cada cinco años si se combina con el test del virus del papiloma humano.
3. Obstetricia y ginecología. Una revisión ginecológica anual para la prevención del cáncer de mama.
4. Autoexploración mamaria a partir de los 25 años. "La autoexploración mamaria debe ser una actividad normal en todas las mujeres. Si bien debemos tener en cuenta que los bultos que se pueden detectar no tienen por qué ser malignos, sí es imprescindible acudir a un especialista para diagnosticarlos", ha explicado Ocano.

Mujeres a partir de 50 años

1. Mamografía. A partir de los 50 años, el riesgo de tener cáncer se incrementa, por lo que lo idóneo es extremar la autoexploración y acudir al médico ante la mínima sospecha de un bulto en el pecho. Es recomendable realizar una mamografía cada dos años.
En España, en todas las comunidades autónomas, se llevan a cabo programas poblacionales de cribado de cáncer de mama, destinados a las mujeres entre 50 y 69 años, mediante mamografías bienales.
2. Citología cervical cada tres años hasta los 65 años.
3. Ecografías, revisiones y análisis de sangre para diagnosticar el cáncer de ovarios. "En el cáncer de ovarios, si se logra un diagnóstico precoz, el índice de supervivencia se incrementa de forma exponencial. La causa de este tumor sigue siendo desconocida y, de ahí que su temprana detección sea más complicada", ha indicado Orcano.
"Entre los síntomas que pueden alertarnos están molestias estomacales, dolor pélvico, dolor de espalda y dificultad para comer", ha afirmado el experto.

Hombres a partir de los 50 años

1. Prueba de sangre PSA para detectar cáncer de próstata. La determinación del PSA se realiza mediante un análisis de sangre en el que se mide la cantidad de esta proteína que elabora la próstata.
Por sus siglas en inglés, el antígeno prostático específico es una proteína producida en la glándula de la próstata. La mayoría de los hombres sin cáncer de próstata tiene niveles de PSA menores a 4 nanogramos por mililitro de sangre.
La probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta a medida que el nivel de PSA sube. Sin embargo, un nivel por debajo de 4 no garantiza que un hombre no tenga cáncer.
"Si atendemos al nivel de incidencia, el cáncer de próstata es el equivalente al de mama en las mujeres aunque tiene mucha menos visibilidad en los medios en España", ha asegurado el experto.
2. Urología. Prevención del cáncer de próstata en mayores de 45 años mediante consulta, test de laboratorio específico y demás pruebas complementarias si son necesarias y no requieran ingreso.

Mayores de 65 años

El riesgo de padecer cáncer aumenta progresivamente con la edad. De hecho, según datos de la AECC, el 61 por ciento de los nuevos diagnósticos de cáncer en España se presenta en mayores de 65 años, tanto en mujeres como en hombres.
"Cumplidos los 65 años, debemos extremar las precauciones y aumentar la periodicidad de las pruebas", ha recomendado el doctor Ocano.