Científicos del NYU Langone Medical Center's
Cancer Institute, en Estados Unidos, han detectado una serie de
mutaciones genéticas que podrían estar ligadas a la resistencia y a las
recaídas de la leucemia linfoblástica aguda, el cáncer infantil más
común.
Según han explicado los autores en el último número de la revista
'Nature Genetics', es la primera vez que la reaparición de estos tumores
se asocia a una anomalía genética, aún cuando reciben dosis muy altas
de quimioterapia o reciben un trasplante de médula ósea.
Esta leucemia afecta cada año a cerca de 6.000 personas en Estados
Unidos y es responsable de más de uno de cada cuatro casos de cáncer en
niños, por lo que los autores de dicho hallazgo defienden que podría
ayudar a los médicos a detectar precozmente las células resistentes a la
quimioterapia para cambiar a una estrategia terapéutica diferente antes
de que la enfermedad empeore.
Gracias a los últimos tratamientos se ha conseguido que la tasa de
curación de estos pacientes se acerque a casi un 80 por ciento. En
cambio, aún sigue habiendo algo más de un 20 por ciento de los afectados
cuyo pronóstico es especialmente y acaban recayendo de la enfermedad.
Los investigadores sospechaban de que la reaparición de la
enfermedad podía deberse a la resistencia a los medicamentos, pero los
estudios realizados no confirmaron tal relación. En esta ocasión,
Carroll y su equipo analizaron durante tres años varias muestras de
médula ósea de pacientes pediátricos para obtener más pistas sobre la
progresión de la enfermedad.
Con la ayuda del Children's Oncology Group, un consorcio
multi-institucional de ensayos clínicos financiado por el Instituto
Nacional del Cáncer, los investigadores analizaron la secuenciación
completa del ARN de 10 niños con leucemia linfoblástica de células B, el
subtipo más común de todas las leucemias.
Para cada paciente, el equipo reconstruyó la secuencia completa
del ARN extraído de la médula ósea en tres momentos: el momento del
diagnóstico, durante la remisión y, en caso de recidiva, algunos meses o
años más tarde.
En total, el proyecto requirió que los investigadores secuencia, o
explicar, a 100.000 millones de letras del ARN. Al comparar el antes y
después de las secuencias, el equipo encontró que cada paciente había
adquirido entre uno y seis mutaciones que cambiaban el código genético
en el curso de la enfermedad.
En algunos casos, los investigadores fueron capaces de detectar
estas mutaciones en un subconjunto muy pequeño (0,01 por ciento) de las
muestras de tejido en el diagnóstico, lo que hace probable que estas
células se expandieran por sus propiedades resistentes a los
medicamentos.
En total, el equipo documentó 20 mutaciones relacionadas
específicamente con una recaída, que previamente habían estado
implicadas en todas las recurrencias. Curiosamente, dos pacientes
albergaban una mutación en el mismo gen, NT5C2, que codifica una
proteína que regula normalmente algunos bloques de construcción usados
para construir ADN, pero también puede afectar a una clase importante de
fármacos llamados análogos de purina utilizados en todos los
tratamientos.
Cuando los investigadores secuenciaron el gen completamente NT5C2
en 61 casos pediátricos en los que todos los pacientes habían
recidivado, encontraron cinco mutaciones más que alteran la región
codificante del gen.
Otros experimentos realizados sugieren que estas mutaciones
NT5C2 aumentan la actividad enzimática de la proteína, lo que hace que
las células cancerosas sean más resistentes a un tratamiento de
quimioterapia diseñado para forzar la apoptosis o muerte celular.
Tras estos datos, Carroll admite que ahora los médicos pueden
estar mejor equipados para identificar a pacientes con probabilidad de
recaída. "Tenemos la intención de probar un posible cribado mediante
técnicas de secuenciación para detectar mutaciones en los genes NT5C2 u
otras que indiquen una alteración relevante". Asimismo, también trabajan
en nuevas terapias que puedan inhibir tales modificaciones genéticas.