domingo, 19 de octubre de 2014

Las grasas insaturadas compensan el riesgo cardíaco asociado al sobrepeso

NUEVA YORK.- Las personas que comen de más deberían por lo menos tratar de que esas calorías extras deriven de las grasas insaturadas, según un nuevo estudio. Cuando las personas delgadas engordan algunos kilos, cambian sus factores de riesgo cardíaco, algunos para mejor, si el exceso de comida contiene grasas insaturadas en lugar de grasas saturadas.

El autor principal, el doctor Ulf Riserus de la Unidad de Nutrición y Metabolismo del Parque Científico de Uppsala en Suecia, comentó que hasta 1,5 kilos más en una persona joven y delgada eleva los factores de riesgo, como la resistencia a la insulina y la disfunción vascular.
Pero en el estudio, las grasas insaturadas en la alimentación de los participantes mejoraron los valores de colesterol a pesar de las calorías extras y el aumento de peso.
Dos grupos de adultos saludables, relativamente delgados, de entre 20 y 38 años agregaron entre tres y cuatro muffins diarios a la alimentación habitual, sin modificar sus niveles de actividad física.
El equipo utilizó muffins de 240 calorías; las grasas proporcionaban la mitad de esas calorías. Un grupo de 19 adultos recibió muffins con aceite de girasol y el otro grupo de 20 personas comió muffins con aceite de palma. El aspecto de los muffins era el mismo.
A las siete semanas, ambos grupos habían engordado entre el 2 y el 3 por ciento de su peso o unos 1,5 kilos. El perímetro de cintura había aumentado un 1 por ciento, pero la presión no había variado significativamente.
Riserus explicó que es probable que ese aumento de peso en el corto plazo no sea peligroso, pero que su acumulación en el tiempo, en especial en el abdomen, puede ser dañina para la salud.
Los análisis de sangre revelaron que el grupo que había consumido los muffins con aceite de girasol tenían valores de colesterol y lípidos más bajos al final del estudio que al inicio de la investigación. Pero el consumo de los muffins con aceite de palma elevó los niveles de colesterol, según publica el equipo en Journal of the American Heart Association.
En ambos grupos aparecieron signos de un aumento de la resistencia a la insulina.
El autor explicó, a partir de estudios previos de su equipo, que las grasas saturadas e insaturadas tienen distintos efectos moleculares en el hígado. Precisó que las grasas insaturadas inducen al hígado a capturar colesterol de la sangre.
"Nuestros resultados son importantes si tenemos en cuenta que una gran proporción de la mayoría de las poblaciones se exceden en el consumo de calorías y engordan en el tiempo", dijo Riserus.
 "Aunque hay que evitar engordar, los resultados nos dicen que nos ayudaría si consumimos suficiente cantidad de grasas insaturadas, independientemente de la cantidad de calorías que ingerimos".
Sostuvo que los resultados respaldan la recomendación de la AHA de reemplazar una parte de las grasas saturadas de la dieta, como las carnes con grasa, la manteca o el queso, con grasas insaturadas, como los aceites vegetales y los frutos secos.

El aceite de oliva y las nueces revierten los factores de riesgo cardíaco

NUEVA YORK.- Una dieta mediterránea reforzada con nueces y aceite de oliva extra virgen redujo ciertos factores de riesgo cardíaco en personas que los tenían, pero no los previno en otras, según demuestra un estudio de España.

Al final de la investigación, que duró casi cinco años, menos participantes tratados con esa dieta tenían síndrome metabólico, que es un conjunto con enfermedades que potencian el riesgo de padecer cardiopatías y diabetes, principalmente por la desaparición de algunos factores de riesgo.
"Una dieta saludable, como la mediterránea, con el consumo moderado a alto de grasa de origen vegetal (en forma de aceite de oliva virgen o nueces) es una buena opción para prevenir varios factores de riesgo cardiovascular y enfermedades crónicas", dijo por e-mail el autor principal, doctor Jordi Salas-Salvado, de la Universidad Rovira i Virgili y del Hospital Universitario Sant Joan de Reus, España.
El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo: abdomen prominente, hipertensión, glucosa elevada en sangre, HDL (colesterol "bueno") bajo y triglicéridos elevados.
Las personas con tres o más de esos factores tienen alto riesgo de desarrollar enfermedad coronaria y diabetes. Los CDC de Estados Unidos estiman que el 25 por ciento de la población adulta mundial y un tercio de los adultos estadounidenses padecen síndrome metabólico.
Salas-Salvado explicó que los alimentos de la dieta mediterránea pueden ayudar a revertir el síndrome metabólico y aliviar varios de sus factores de riesgo.
El equipo revisó los datos de un estudio sobre una cohorte de más de 55 años y alto riesgo cardíaco. Al azar, los participantes habían realizado una de tres dietas: mediterránea reforzada con aceite de oliva extra virgen; mediterránea suplementada con nueces, o reducida en grasas.
La dieta estilo mediterráneo promueve el consumo de grasas saludables, como las del aceite de oliva y los frutos secos, además de los vegetales, las legumbres y la proteína magra, en especial, el pescado.
Los autores siguieron a 5.801 participantes; casi dos tercios (3.707) tenían síndrome metabólico al inicio del estudio y 2.094 participantes lo desarrollaron durante el estudio.
A los tres años, no hubo diferencia entre los grupos en cuanto a la aparición del síndrome. Pero después de casi cinco años, los dos grupos tratados con la dieta mediterránea tendían a haber perdido circunferencia de cintura y a tener niveles de azúcar en sangre más bajos que el tercer grupo.
Algo menos del 30 por ciento de los usuarios de la dieta mediterránea que habían ingresado al estudio con síndrome metabólico ya no reunían los criterios clínicos de definición de la enfermedad, según publica el equipo en Canadian Medical Association Journal.
"El síndrome metabólico se revirtió significativamente en los participantes asignados a la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva extra virgen", precisó Salas-Salvado.Dado que no hubo diferencia entre los grupos en el peso perdido o el gasto calórico con la actividad física, el autor atribuyó los beneficios a los patrones alimentarios.
Alice Lichtenstein, directora del Laboratorio de Nutrición Cardiovascular de Tufts University, Boston, consideró que los resultados son interesantes, pero que, "de acuerdo a cómo se incorpore a la dieta estadounidense, podrían ser o no beneficiosos".