viernes, 3 de febrero de 2012

24 preguntas 'olvidadas' sobre el cáncer

Harold Varmus, director del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU (NCI, en sus siglas en inglés) y una figura clave de la investigación oncológica en las últimas cinco décadas, lidera una iniciativa que promueve una nueva generación de investigaciones en torno a "24 preguntas provocadoras".

Algunas cuestiones: ¿Por qué la obesidad se relaciona con un mayor incremento de cáncer? ¿Por qué cuesta tanto que se eviten factores relacionados directamente con un mayor riesgo de desarrollar tumores? ¿Se puede cuantificar la exposición a factores de riesgo? ¿Cómo identificar los biomarcadores que determinan el éxito de una terapia? El desarrollo de nuevas estrategias de prevención; la construcción de puentes entre la investigación básica y la práctica clínica; la mejora de los tratamientos; la definición de los tumores y los métodos de diagnóstico son los ejes del proyecto.
"Varmus, en su último papel, vuelve a sacudirlo todo", reza un artículo reciente publicado en 'Business Week'. 
El científico, de 72 años y premio Nobel en 1989 junto a su colega J. Michael Bishop por el descubrimiento de los oncogenes, vuelve a ser el gran agitador de la Oncología.
El proyecto del NCI tiene como objetivo "involucrar a una amplia variedad de científicos en un desafiante ejercicio intelectual", escriben en la última edición de 'Nature' Varmus y Ed Harlow (investigador de la Facultad de Medicina de Harvard y asesor del director del NCI).
La iniciativa se lanza con una financiación mínima para el primer año de 15 millones de dólares (alrededor de 11,3 millones de euros). El proyecto se inspira en otros similares que han establecido retos y plazos concretos para su consecución, como los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas o empresas del mismo tipo impulsadas por la Fundación Gates e instituciones académicas.
Para elaborar el cuestionario se organizaron talleres de trabajo con científicos, médicos e investigadores. Por ejemplo, un biolólogo evolucionista que participó en las discusiones propuso una de las preguntas, una de las muchas paradojas que con frecuencia surgen en la investigación: la rápida eliminación de las células tumorales con altas dosis de medicamentos se relaciona, en algunos casos, con la posterior aparición de resistencias a la terapia y, por tanto, con el fracaso del tratamiento.
Como el resto de cuestiones, se plantea el problema según un esquema fijo: la descripción y el planteamiento inicial, las posibilidades de encontrar una respuesta y, por último, el impacto que supondría el hallazgo de una solución. El cuestionario se estructura en seis grandes áreas: factores de riesgo, prevención, desarollo tumoral, detección, diagnóstico y tratamiento. La convocatoria para presentar trabajos de investigación está abierta.
"Durante los últimos 18 meses hemos desarollado la iniciativa de Preguntas Provocadoras desde el concepto a una estrategia pragmática para apoyar becas [de investigación]", afirman Varmus y Harlow. "Este abordaje ayuda a definir los límites entre lo conocido y lo desconocido".
El proyecto nace en un momento de recortes. Varmus, que fue director de los Institutos Nacionales de la Salud entre 1993 y 2000, tendrá en el NCI en 2012 un presupuesto de 5.070 millones de dólares (frente a los 5.100 millones de 2010). Pero el científico considera prioritario abordar las 24 preguntas del proyecto y volver a agitar la investigación oncológica, según recuerda el diario español 'El Mundo'.

Descubren una posible diana terapéutica contra las enfermedades cardiovasculares

Investigadores de la Universidad de Alcalá (UAH) y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han descubierto una posible diana terapéutica contra las enfermedades cardiovasculares. Se trata de la proteína ILK, de la que estos científicos han constata que juega un papel importante en el mantenimiento de la función vascular y han visto también cuáles son consecuencias de su carencia en modelos animales y en pacientes con aterosclerosis carotídea. 

   Las enfermedades cardiovasculares son la primera cause de muerte en España, siendo responsables del 31 por ciento de las defunciones registradas en 2009.
   El objetivo de estos investigadores era avanzar en el conocimiento de los mecanismos que mantienen el sistema cardiovascular funcionando correctamente y descubrir tratamientos para sus disfunciones. Para ello, los científicos han estudiado la contribución de la proteína ILK (quinasa ligada a integrinas a la regulación del óxido nítrico, que actúa sobre la fisiología del vaso sanguíneo.
   Sus resultados, que salen publicados en 'Circulation Research', demuestran que la ILK se produce de forma regular en la pared de las arterias sanas, pero que está ausente en arterias afectadas por ateroscelerosis en las que la cubierta interna de la arteria (el endotelio) se deteriora y se engrosa la pared debido al depósito de células grasas y residuos, formando placas que dificultan el flujo sanguíneo.
   Constatado este hecho en humanos, los responsables de esta investigación han demostrado también en modelos animales que carecen de ILK el papel que tiene para la normal contracción y relajación de las arterias, desvelando a nivel molecular la cascada de interacciones que esta proteína lleva a cabo para ejercer esta función.
   Por una parte, es una diana que controla el tono vascular, al regular la producción del vasodilatador por excelencia que es el óxido nítrico y, por ello, es una clara diana para el tratamiento de la hipertensión arterial.
   Por otra, al desaparecer del endotelio en aterosclerosis, se relaciona directamente con disfunción endotelial y por ello restaurar la función endotelial a través de esta diana puede ser clave para prevenir la formación de placa de ateroma en pacientes de riesgo.
   Según una de las autoras, Marta Saura del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá (Madrid), en la actualidad su equipo estudia "el posibleuso de ILK como diana molecular en la inhibición de la ruptura de placa de ateroma mecanismo que puede contribuir de forma significativa a inhibir enfermedades cardiovasculares derivadas de la inestabilidad de placa, como el infarto de miocardio o los accidentes cerebrovasculares.

Nuevos datos de cómo el Alzheimer se propaga por el cerebro

Científicos de la Universidad de Columbia en Nueva York (Estados Unidos) han descubierto como la enfermedad de Alzheimer parece expandirse por el cerebro con un patrón predecible, infectando una neurona tras otra a medida que se propaga entre circuitos relacionados conocidos como sinapsis.

   Los hallazgos, publicados en la edición 'on-line' de la revista 'PloS One', ayudan a confirmar nuevos datos sobre cómo la enfermedad pasa de una región a otra del cerebro, por lo que bloquear dicho proceso lo antes posible evitaría que la enfermedad se propague.
   Algunos estudios previos con humanos ya habían sugerido que la enfermedad de Alzheimer se expande de una región a otra del cerebro, en lugar de surgir espontáneamente en las distintas zonas, aunque no había pruebas suficientes para confirmarlo.
   "Todos hablan de la 'expansión' del Alzheimer, pero realmente no existía una teoría concreta", ha reconocido a Reuters Karen Duff y Scott Small, investigadores que han trabajado en este estudio.
   Durante la investigación, ambos científicos utilizaron ratones genéticamente modificados para acumular depósitos de proteína Tau --que forma marañas de fibras en el cerebro de los afectados por esta enfermedad-- en un centro cerebral clave para la memoria conocido como corteza entorrinal, que es donde esa proteína tóxica comienza a acumulares en humanos.
   El equipo analizó los cerebros de los ratones periódicamente durante un periodo de 22 meses, para ver cómo avanzaba la enfermedad, y hallaron que, a medida que los ratones envejecían, la proteína Tau humana anormal se propagaba junto con un sendero relacionado, viajando desde la corteza entorrinal al hipocampo y a la neocorteza, zonas del cerebro necesarias para formar y almacenar recuerdos.
   El equipo también descubrió que la Tau se movía por el cerebro de neurona en neurona a través de la sinapsis, puntos de conexión que permiten a las células nerviosas comunicarse.
   Los investigadores creen que esos hallazgos sugieren nuevas estrategias para diagnosticar y tratar la enfermedad de Alzheimer. "Las técnicas de diagnóstico por imagen permiten detectar la disfunción en la corteza entorrinal, lo que será particularmente útil en el diagnóstico de la enfermedad en estadios tempranos", señalaron.
   Además, añaden que "lo más importante" de este hallazgo es que permitirán desarrollar "formas de mejorar el tratamiento".
"Si fuera posible 'tratar' el Alzheimer cuando aparece primero en la corteza entorrinal, esto evitaría su expansión", aseguran.
   El estudio ofrece una nueva diana para el diagnóstico y tratamiento de esta dolencia, que apunte a la proteína Tau en lugar de la amiloide, que genera la placa que se forma en el cerebro de los pacientes.
   Sin embargo, el investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, Jesús Ávila, reconoce que el hallazgo es "una hipótesis más" que añadir a otras investigaciones sobre la propagación del Alzheimer ya que, como reconoce, "es posible incluso que haya más de una vía de propagación".
   En este caso, explica Ávila, ha quedado claro dónde se origina la enfermedad pero, en cambio, "no queda bien indicado cómo se propaga de neurona a neurona".

Un estudio ve la malaria dos veces más letal de lo que se cree

La malaria causa la muerte de más de 1,2 millones de personas al año a nivel mundial, casi el doble de lo que se pensaba, según una nueva investigación difundida el viernes que cuestiona años de creencias sobre la enfermedad transmitida por los mosquitos.

Los estudios anteriores dejaron de lado cientos de miles de muertes porque suponían erróneamente que la malaria provocaba el deceso sobre todo de bebés y centraron sus hallazgos en los menores de 5 años, indicó el estudio del Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud en Estados Unidos (IHME por su sigla en inglés).
La nueva investigación, publicada en la revista médica The Lancet, apuntó que el 42 por ciento de las muertes en realidad se produce en niños mayores y adultos.
La cifra más elevada de víctimas mostró la necesidad de incrementar la financiación para luchar contra la malaria, incluso cuando los gobiernos tengan la presión de recortar sus cuentas en medio de la crisis económica mundial, dijeron los expertos.
"Uno aprende en la escuela de medicina que las personas expuestas a la malaria cuando son niños desarrollan inmunidad y rara vez mueren de malaria cuando son adultos", dijo Christopher Murray, quien lideró el estudio como director del IHME.
"Lo que hallamos en los registros hospitalarios, de muertes, sondeos y otras fuentes muestra sencillamente que eso no es así", agregó.
En su trabajo, que empleó datos nuevos y modelos informáticos para construir una base de datos histórica del periodo 1980-2010, los investigadores hallaron que más de 78.000 chicos de 5 a 14 años, y más de 445.000 personas mayores de 15 años murieron de malaria en 2010.
Eso implica que más de cuatro de cada 10 del total de muertes por malaria fueron en personas mayores de 5 años.
En general, las muertes mundiales por malaria subieron desde 995.000 en 1980 a un pico de 1,8 millones en 2004, para luego descender a 1,2 millones en 2010, reveló el estudio.
El último informe mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que el número estimado de muertes por malaria o paludismo cayó a 655.000 en 2010, es decir casi la mitad de lo que marca el estudio del IHME.
No obstante, la OMS dijo el viernes que mantenía sus cifras y dijo que gran parte de los datos usados en el estudio publicado en The Lancet se habían basado en testimonios verbales de parientes sobre cómo habían muerto las personas, y no en diagnósticos por muestras positivas de laboratorio.
"Por lo tanto, diríamos nuevamente que la gran mayoría de las muertes serían en niños menores de 5 años y nos mantenemos en nuestras estimaciones", señaló el portavoz de la agencia de Naciones Unidas, Gregory Hartl, en conferencia de prensa desde Ginebra.
Tanto el nuevo estudio como el de la OMS mostraron una tendencia a la baja en la cantidad de muertes en los últimos años, sobre todo gracias al uso de medicamentos contra la malaria y de mosquiteros tratados con insecticida.
Los nuevos resultados son parte de una serie en proceso generada por el Estudio 2010 de Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo.
Las tendencias mundiales en cuanto a muertes infantiles y maternas, y cáncer de mama y de cuello de útero fueron publicadas en año pasado y se darán a conocer más en los próximos meses.
La malaria es endémica en más de 100 países pero puede evitarse mediante el uso de mosquiteros y aerosoles insecticidas para mantener alejados a los mosquitos que portan la enfermedad.
Los medicamentos efectivos contra la malaria, conocidos como terapias combinadas en base a artemisinina o ACT, pueden curar la infección pero el acceso a ellos suele ser limitado en los países pobres, donde la financiación es escasa y los servicios de salud, deficientes.
Los investigadores del IHME dijeron que gran parte del descenso en las muertes se debió a esfuerzos del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis -lanzado en 2001- y a otras iniciativas, como la Campaña contra la Malaria de la OMS.
"Hemos visto un enorme aumento tanto en la financiación como en la atención política brindada a la malaria durante la última década, y eso está teniendo un impacto concreto", dijo Alan Lopez, de la Universidad de Queensland y uno de los co-autores del estudio.
Los investigadores también advirtieron, como lo hizo la OMS en su informe sobre malaria de diciembre de 2010, que los recientes triunfos en la lucha contra la enfermedad podrían revertirse si los problemas económicos globales reducen los esfuerzos en financiación.
En un anuncio en noviembre de 2011, el Fondo Mundial indicó que cancelaría su siguiente ronda de financiación, "lo que empaña el futuro de los programas contra la malaria".
"Si el Fondo Mundial está debilitado, el mundo podría perder el 40 por ciento de todos los fondos destinados a combatir la malaria", dijo Stephen Lim, también del IHME y co-autor del estudio.

Un mayor seguimiento de la dieta mediterránea reduce el riesgo de cáncer

Los primeros resultados de un macroestudio internacional con participación española ha revelado que aquellas poblaciones que presentan una "alta adherencia" a la dieta mediterránea presentan menos casos de cáncer, especialmente de aquellos relacionados con el consumo de tabaco, como el cáncer de pulmón o estómago. 

   Así lo ha asegurado la doctora Pilar Gómez Enterría, coordinadora del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), en referencia a las primeras conclusiones del estudio EPIC, iniciado a principios de los años 90 en Europa para poner de manifiesto la relación existente entre dieta, estado nutricional, estilos de vida, factores ambientales y la incidencia de diferentes tipos de cáncer.
   La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre el 30 y 40 por ciento de los cánceres podrían prevenirse con medidas relacionadas con la dieta, el control del peso y la actividad física.
   Para precisar estos datos y aportar base científica sobre los factores nutricionales implicados con el cáncer, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) y el Imperial College de Londres (Reino Unido) iniciaron un estudio con 520.000 sujetos sanos, de entre 35 y 65 años, de los cuales el 70 por ciento son mujeres, que presentaban hábitos alimenticios heterogéneos.
   En total participan 23 centros de 10 países europeos (Alemania, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Noruega, Reino Unido y Suecia). En el caso de España, Asturias, Granada, Guipúzcoa, Murcia y Navarra son las cinco provincias participantes, coordinadas por el Instituto Catalán de Oncología de Barcelona, y aportan un total de 40.000 participantes.
   Como reconoce la doctora Gómez Enterría, "el seguimiento a lo largo de estos años de la cohorte del Estudio EPIC está permitiendo establecer relaciones causales ente dieta/estilo de vida y la incidencia del cáncer, determinando qué factores dietéticos pueden favorecer el riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres y cuáles en cambio pueden tener un efecto protector".  
   Así, por ejemplo, han observado que la fibra, sea cual sea el alimento de la que proceda (cereales, verduras, frutas), tiene un efecto protector sobre el cáncer de colon y recto, mientras que una ingesta abundante de este nutriente parece también proteger del cáncer de estómago.
   De igual modo, una ingesta abundante de fruta y verdura se asocia, en fumadores, a una menor incidencia de cáncer de pulmón, al tiempo que también tienen un efecto protector sobre los cánceres del tracto digestivo superior.
   Un elevado consumo de verduras de hoja, detalla esta experta, se asocia a menor incidencia de cáncer de mama, mientras que también se ha observado una relación inversa entre el consumo de pescado y el cáncer colorrectal: a mayor consumo, menor incidencia.
   Por otro lado, esta experta de la SEEN reconoce que en los pacientes con cáncer es frecuente la afectación, en mayor o menor medida, del estado de nutrición. Depende del tipo de tumor, su localización o el estadio evolutivo en que se encuentre la enfermedad.
   Entre otras, las causas de esta desnutrición se asocian, por un lado, con el propio tumor, y, por otro, con el tratamiento que se aplica, ya sea cirugía, quimioterapia o radioterapia.
   "La alimentación en el enfermo con cáncer tiene como fin intentar conservar el mejor estado de nutrición posible, ya que éste va asociado a una mejor tolerancia al tratamiento oncológico y una mejor calidad de vida", explica la doctora Gómez Enterría.
   Las necesidades nutricionales de estos pacientes son, en general, superiores a las de una persona sana, debido en parte a los trastornos metabólicos que produce el propio cáncer y al tratamiento que se aplica. "No hay ningún alimento ni ningún tipo de dieta milagrosa que curen el cáncer", asegura la doctora.
   Por ello, advierte de que es fundamental que un paciente oncológico esté bien nutrido. "La desnutrición afecta negativamente la tolerancia a los tratamientos oncológicos. Un enfermo desnutrido tolera peor la quimioterapia, lo que en muchas ocasiones obliga a disminuir la dosis o a espaciar los ciclos de tratamiento. Otro tanto ocurre con la radioterapia", puntualiza la experta.