sábado, 1 de diciembre de 2012

El estrés y la ansiedad afectan a las cuerdas vocales, favoreciendo la aparición de la afonía

El estrés y la ansiedad pueden afectar a las cuerdas vocales, favoreciendo así la aparición de la afonía y de otros trastornos de la voz como consecuencia de una bajada de defensas, según ha comentado el especialista en homeopatía, Guillermo Basauri.

   Los problemas relacionados con la voz se derivan por dos motivos principales: por infecciones víricas o por un mal uso de la voz. Estas dos causas afectan principalmente a aquellas personas cuya herramienta de trabajo es la voz como, por ejemplo, los profesores. Y es que, se cree que el 22 por ciento de los maestros españoles padecen afonía o disfonía.
   En el primer caso, el experto ha recordado que los virus afectan a las vías respiratorias altas y, por consiguiente, a la garganta aunque, según ha matizado, las infecciones víricas no afectan a todas las personas por igual ya que depende su estado inmunológico.
   Asimismo, los problemas vocales producidos por un mal uso de la voz suelen aparecer desde el comienzo del uso de la voz, es decir, cuando se utiliza como herramienta de trabajo ya que, según ha comentado, hay "muchas personas" que utilizan mal la voz y no se dan cuenta hasta que no la usan a diario.
   "Hay gente que tiene frecuencias que irritan mucho las cuerdas vocales debido a su temperamento, ansiedad o nerviosismo y fuerzan la voz de una manera inconsciente, provocando la aparición de estas patologías", ha comentado el experto, tras señalar que la voz puede "educarse con bastante trabajo" ya sea a través de un foniatra o de un homeópata.
   En este sentido, el especialista ha informado de que la homeopatía cuenta con dos medicamentos "muy eficaces" tanto en la prevención como en el tratamiento. Es el caso del 'Oscillococcinum' y del 'Homeovox'.
   El primero, según ha explicado el experto, "pone a la persona en una situación inmunológica muy resistente frente a los procesos víricos" y, el segundo consigue "mejorar" el proceso de inflamación e irritación de la faringe y laringe tanto por un proceso vírico como por una sobrecarga de la voz.
   "Los tratamientos que tenemos son muy eficaces en este contexto. Por tanto, cuánto antes se consiga tratar la patología más eficaz se es y menos posibilidades hay de recurrir a otro tipo de estrategias. Además, son medicamentos muy seguros y los podemos usar en niños, adultos e, incluso, en embarazadas", ha comentado el experto, tras informar de que estas terapias son individualizadas.
   No obstante, existen otras medidas preventivas para la voz. En este caso, Basauri ha destacado la importancia de abrigarse bien en invierno, teniendo especial cuidado con la garganta, intentar hablar de una manera en la que uno se sienta cómodo sin forzar la voz y llevar una dieta saludable priorizando, sobre todo, el consumo de bebidas y alimentos calientes.
   Ahora bien, en el caso en el que se tenga ya una afonía o disfonía, el experto ha recomendado acudir a un especialista para que le diagnostique si es por una causa vírica o por un mal uso de la voz y, por consiguiente, le prescriba el tratamiento más indicado.
   "Cuando la afonía es un cuadro puntual y aislado hay que diagnosticarlo bien para ver si es un proceso vírico o de sobrecarga. Esto es muy fácil porque, en general, si es un proceso de sobrecarga, a parte de la afonía, no habrán más sintomatologías, pero si es un proceso infeccioso el paciente tendrá una sintomatología acompañante como, por ejemplo, malestar, fiebre y mucosidad", ha zanjado.

Incrementar el tiempo de sueño reduce la sensibilidad al dolor

Alargar el tiempo de sueño cada noche en adultos sanos aporta mayor agudeza mental durante el día, lo que se asocia con menor sensibilidad al dolor, según un nuevo estudio publicado en la revista 'Sleep'. "Nuestros resultados sugieren la importancia de dormir lo suficiente en diversas condiciones de dolor crónico o en preparación para procedimientos quirúrgicos electivos", dijo Timothy Roehrs, investigador principal.

   El estudio, financiado por la Fundación sanitaria Henry Ford, en Estados Unidos, analizó a 18 adultos sanos y libres de dolor, a los que se les asignó al azar a cuatro noches en las que mantener su tiempo de sueño habitual o extender su tiempo de sueño por pasar 10 horas en la cama. La somnolencia diurna se midió mediante la prueba de latencia múltiple del sueño (PLMS) y la sensibilidad al dolor se evaluó utilizando un estímulo de calor radiante.
   Los resultados muestran que el grupo de sueño prolongado, que durmió 1,8 horas más por noche que el grupo de sueño habitual, se correlacionó con mayor agudeza mental durante el día, lo que se asoció con menor sensibilidad al dolor. En los que alargaron su tiempo dedicado a dormir, la longitud de tiempo en la que los participantes retiraron su dedo de una fuente de calor radiante aumentó en un 25 por ciento, lo que refleja una reducción en la sensibilidad al dolor.
Los autores informan de que la magnitud de este incremento en la latencia de retirada de los dedos es mayor que el efecto encontrado en un estudio previo de 60 mg de codeína. "Estamos sorprendidos por la magnitud de la reducción en la sensibilidad al dolor, en comparación con la reducción producida tomando codeína", añadió el autor principal.
   Según los investigadores, este es el primer estudio que muestra que el sueño prolongado levemente reduce la sensibilidad al dolor. Los resultados, combinados con los datos de una investigación anterior, sugieren que el aumento de la sensibilidad del dolor en individuos somnolientos es el resultado de su somnolencia subyacente.