jueves, 8 de marzo de 2012

El estrés crónico en la adolescencia afecta a la memoria y puede desencadenar una enfermedad mental

Investigadores de la Universidad de Buffalo (UB), en Estados Unidos, han probado, a nivel molecular, que el estrés crónico tiene un efecto más potente en el cerebro durante la adolescencia, que en la edad adulta. El hallazgo ha sido publicado en la revista 'Neuron'.

   "Hemos identificado una relación causal entre las moléculas y los comportamientos que intervienen en la respuesta al estrés", afirma la doctora Zhen Yan, profesora en el Departamento de Fisiología y Biofísica de la Escuela de Medicina y Ciencias Biomédicas de la UB. La experta añade que "es la primera vez que la pérdida de receptores de glutamato se ha relacionado causalmente con los efectos negativos del estrés crónico".
   La investigación de la UB refuerza la creencia emergente, entre los neurocientíficos, de que el sistema del glutamato ejerce un papel clave en la enfermedad mental y, por tanto, es fundamental para tratar mejor trastornos como la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia.
   Yan y sus colaboradores se propusieron entender mejor los mecanismos moleculares del estrés, de los que poco se sabe. El equipo ya había observado, previamente, que el estrés agudo ayuda a agudizar la memoria, y ahora ha descubierto que el estrés crónico tiene el efecto opuesto.
   La investigación de la UB se llevó a cabo en ratas macho a una edad que corresponde a la adolescencia en los seres humanos, un período en el que el cerebro es muy sensible al estrés -la corteza prefrontal (que controla la memoria de trabajo, la toma de decisiones y la atención) no madura totalmente hasta los 25 años de edad, en los seres humanos, sufre cambios dramáticos durante la adolescencia.
En respuesta a un estrés repetido, los investigadores observaron que se producía una pérdida de expresión del receptor de glutamato, y de la función en la corteza prefrontal. Esta pérdida produjo un deterioro significativo en la capacidad de los animales de recordar y reconocer los objetos que habían visto con anterioridad.  "Debido a que la disfunción en la corteza prefrontal está implicada en el estrés relacionado con la enfermedad mental, esta investigación ayudará a desentrañar cómo y por qué se producen las enfermedades mentales, y cómo tratarlas", afirma Yan.
   En el mismo documento, los investigadores explican que, mediante el bloqueo de las enzimas que activan la pérdida de la expresión del receptor de glutamato, fueron capaces de prevenir el deterioro cognitivo inducido por la exposición al estrés repetido. Como resultado, los investigadores de la UB han descubierto que puede haber una forma de evitar los efectos perjudiciales del estrés crónico.
   Muchos fármacos antipsicóticos, actualmente en el mercado, afectan, de alguna manera, al sistema del glutamato. El equipo de Yan ha publicado, recientemente, en 'Molecular Pharmacology', una investigación que muestra cómo uno de los nuevos antipsicóticos, el lurasidone, hace exactamente eso. Sin embargo, señalan que muchos de estos fármacos también afectan a otros sistemas de neurotransmisores importantes.
   "Si, sobre la base de esta nueva investigación, podemos empezar a centrarnos en el sistema del glutamato de una manera más específica y eficaz, podríamos ser capaces de desarrollar mejores medicamentos para tratar la enfermedad mental grave", afirma Yan.

Los pelirrojos sienten el dolor de otra manera

¿Tienes una novia que se queja constantemente de lo fría que está la casa, de lo caliente que está la sopa o de lo que le aprieta la falda? Pues no la llames quejica, antes cerciórate de cual es su color de pelo natural.¿Es pelirroja? Pues tal vez debas hacerle caso cuando se queja.

Un creciente número de estudios muestran que los pelirrojos están constituidos de un modo distinto en cuanto a sensibilidad del dolor se refiere.
Concretamente son más sensibles al frío, tienen una peor respuesta a los anestésicos administrados subcutáneamente, sufren más dolores de muelas (y temen más a los dentistas) y para finalizar, sufren un mayor riesgo de padecer esclerosis y endometriosis.
En algunos estudios se indica que la causa de esta mayor propensión a la enfermedad podría venir del hecho de que los pelirrojos tienden a ocultarse del sol (y por tanto reducen la absorción de vitamina D) para proteger sus sensibles pieles de la radiación solar.
También existen rumores infundados de que los cirujanos prefieren no operar a los pelirrijos por su mayor tendencia a sangrar, aunque esto último es un mito.
Pero no todo es negativo, ser pelirrojo también tiene sus ventajas. Por ejemplo, los pelirrojos son menos sensibles a los pinchazos en la piel.
El estudio, realizado por científicos daneses, parece indicar que, especialmente las mujeres pelirrojas, experimentan el dolor de una forma diferente. Y digo "parece" porque los experimentos se llevaron a cabo con "ratonas" y no se han hecho aún pruebas con humanos, aunque nada sugiere que la diferencia en la percepción del dolor no pueda aplicarse también a humanos.
Para el profesor Lars Arendt-Nielsen, del Centro de Interacción Sensorial-Motor de la Universidad de Aalborg en Dinamarca: "nuestras pruebas muestran que los pelirrojos son menos sensibles a este tipo de dolor en particular. Reaccionaban menos a la presión en las cercanías al área inyectada. Parecen estar mejor protegidos contra los pinchazos, lo cual resulta interesante".
Ésta es solo una de las diferencias que parecen aflorar cuando se estudian las reacciones a varias sustancias y estímulos en pelirrojos. Y todo esto ha llevado a algunos científicos a creer que los pelirrojos podrían contar con un gen propio.
La investigación en ratones mostró que las hembras con genes similares a las personas pelirrojas responden mejor al tratamiento con ciertos fármacos.
Se cree que el 2% de la población mundial es pelirroja. En el hemisferio norte la cifra asciende al 6% y concretamente en Escocia, la proporción es del 13%.
Para descubrir el por qué de estas diferencias, los científicos se han centrado en el estudio de una mutación en el gen receptor melanocortin-1 (MC1R), el cual es responsable de la producción del pigmento marrón de la piel llamado melanina.
Como este gen está relacionado con el sistema nervioso central, los científicos se preguntan qué otras consecuencias podría tener la mutación que afecta a los pelirrojos.

El matrimonio eleva las posibilidades de sobrevivir a un episodio cardíaco

Los adultos casados tiene tres veces más posibilidades de sobrevivir el periodo crítico de tres meses que sigue a una operación cardíaca que las personas solteras, según estudio publicado el miércoles en Estados Unidos.

"Es una diferencia drástica en tasas de supervivencia para la gente soltera durante el periodo más crítico de recuperación postoperatoria", dijo la socióloga Ellen Idler, principal autora del estudio, aparecido en el Journal of Health and Social Behavior (Revista de Salud y Comportamiento Social).
"Encontramos que el matrimonio incrementa la supervivencia con independencia de si el paciente era hombre o mujer", dijo Idler, de la Universidad Emory en Atlanta, Georgia, en un comunicado publicado por la Asociación de Sociólogos de Estados Unidos.
La idea de que las personas casadas viven más que las solteras se ha documentado desde mediados del siglo XIX en Francia, pero el equipo de Idler optó por centrarse en una crisis de salud mayor.
La investigación incluía datos tanto del índice de muertes del Centro de Control de Enfermedades nacional y entrevistas con más de 500 pacientes que habían sufrido cirugía de revascularización cardíaca.

Más evidencias vinculan las máquinas de bronceado con el cáncer

Las mujeres que utilizan los salones de bronceado tienen un riesgo algo mayor de sufrir cáncer de piel, según un estudio estadounidense que añade que una sobreexposición en una máquina de bronceado puede ser tan malo como quemarse al sol.

El estudio, realizado por un equipo del Harvard Medical School, analizó datos de cerca de 730.000 enfermeras estadounidenses a las que siguieron durante 20 años y hallaron que las mujeres que utilizaron máquinas de bronceado en su juventud tenían más probabilidad que otras de desarrollar cáncer de piel -- en concreto, carcinoma basocelular.
Aunque muchos estudios han vinculado las máquinas de bronceado con un mayor riesgo de sufrir cáncer, la vinculación con un carcinoma basocelular, el tipo más común de cáncer, ha sido inconsistente.
"Nosotros... investigamos si la frecuencia con la que se utilizaba las máquinas de bronceado durante el instituto o colegio y entre los 25 y los 36 años estaba asociada con un riesgo de sufrir un carcinoma basocelular, carcinoma de células escamosas y melanoma", escribió Jiali Han y sus compañeros en el Journal of Clinical Oncology.
"Nuestros datos proporcionan pruebas de una relación de respuesta a la dosis entre la utilización de la máquina de bronceado y el riesgo de cáncer de piel, especialmente carcinoma basocelular, y la relación es mayor para pacientes que se expusieron a una menor edad".
Las mujeres que utilizaron maquinas bronceadoras al menos cuatro veces al año entre el instituto y los 35 años eran un 15 por ciento más propensas a desarrollar carcinoma basocelular que aquellas que no las utilizaron.
Había riesgos similares vinculados con el melanoma y el carcinoma de células escamosas, un tipo de cáncer que, al igual que el basocelular, tiene una alta tasa de curación. Pero con el melanoma los hallazgos no fueron estadísticamente significantes, lo que significa que podrían ser debidos al azar.
Durante el estudio, de las 730.000 mujeres, solo 349 fueron diagnosticadas con melanoma, el tipo de cáncer de piel más mortífero. Comparado con las 5.500 diagnosticadas con carcinoma basocelular.
"Éste es un gran estudio bien hecho que apoya hallazgos anteriores de que el bronceado artificial está asociado con el desarrollo de melanoma y carcinoma de células escamosas", afirmó June Robinson, profesor investigador en dermatología en la Universidad de Northwestern en Chicago, que no estaba involucrado en el estudio.

Las pausas para levantarse y moverse son saludables frente a la diabetes

Tomarse un descanso para caminar cada 20 minutos en lugar de permanecer sentado durante horas ayuda a reducir los niveles de glucosa y de insulina tras comer, según un estudio, que es la última muestra de los peligros de los largos periodos de inactividad.

Aunque los resultados, publicados en Diabetes Care, no muestran si estas reducciones tienen beneficios duraderos sobre la salud, experimentar picos de glucosa e insulina tras una comida se vincula a un mayor riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes.
"Cuando estamos sentados, nuestros músculos están en desuso y no se están contrayendo y ayudando a nuestro cuerpo a regular muchos de los procesos metabólicos del cuerpo", dijo David Dunstan, profesor en el Instituto de Diabetes y Corazón Baker IDI en Melbourne, Australia.
Dunstan y sus colegas han informado previamente de que la mayoría de las personas que ven televisión cuatro horas o más al día tienen un riesgo de muerte más temprana. Con este estudio, experimentaron con cómo permanecer sentado durante mucho tiempo podría afectar a la respuesta a la ingesta de alimento.
Tras una comida, los niveles de glucosa en sangre se elevan, y después hay un incremento de la insulina, lo que ayuda a las células a usar el azúcar como energía o a almacenarlo. Luego, los niveles empiezan a descender.
En las personas con diabetes tipo 2, este proceso no se da bien porque el cuerpo no responde adecuadamente a la insulina. Tras una comida, los niveles de azúcar e insulina en sangre permanecen altos.
El grupo de Dunstan siguió a 19 adultos con sobrepeso que no se ejercitaban mucho, pidiéndoles que entraran en el laboratorio y se sentaran durante siete horas mientras se les tomaban muestras de sangre cada hora.
Tras las primeras dos horas, ingirieron una bebida de 763 calorías rica en azúcar y grasa y se sentaron durante otras cinco horas.
Cada persona fue sometida a tres días de experimentación, y cada fecha estuvo separada por una semana o dos.
Un día, se sentaron todo el tiempo, tomando únicamente descansos para ir al servicio. Otro, se levantaban y tomaban dos minutos de descanso para pasear unos 20 minutos tras la ingesta, y otro día, tuvieron pausas similares, pero con actividad física más vigorosa.
Los días en los que permanecieron sentados sin interrupción resultaron en un incremento en los niveles de sangre en la hora posterior a la ingesta de entre unos 90 miligramos por decilitro (mg/dl) a unos 144 mg/dl.
En las jornadas en que se levantaron cada 20 minutos, los niveles en sangre variaron entre 90 mg/dl y unos 125 mg/dl.
En general, levantarse y hacer una actividad ligera redujo el incremento total de la glucosa de media un 24 por ciento, frente al grupo que permaneció sentado. Esa diferencia fue de casi el 30 por ciento con una actividad moderada o intensa.
Los resultados fueron similares en lo que respecta a la insulina. Los niveles alcanzaron su punto álgido unas dos horas después de la ingesta, pero crecieron más cuando la gente permanecía sentada.
"Lo que me sorprende de estos estudios no es lo bueno que son las pausas, sino lo malo que es estar sentado", dijo Barry Braun, profesor de la Universidad de Massachusetts en Amherst, que no participó en el estudio.
Añadió que una buena pauta es intentar levantarse cada quince minutos, aunque sólo sea para dar una vuelta en la habitación.
Lo que no está claro es si la reducción del 30 por ciento de los niveles de glucosa e insulina se traducirán en beneficios para la salud.
"Sólo se estudió durante un día. La siguiente pregunta es si puede esa reducción traducirse en reducciones en la arteroesclerosis", dijo Dunstan, cuyo grupo está trabajando en la actualidad en un experimento a más largo plazo.