Tomarse un descanso para caminar cada 20 minutos en lugar de permanecer sentado durante horas ayuda a reducir los niveles de glucosa y de insulina tras comer, según un estudio, que es la última muestra de los peligros de los largos periodos de inactividad.
Aunque los resultados, publicados en Diabetes Care, no muestran si estas reducciones tienen beneficios duraderos sobre la salud, experimentar picos de glucosa e insulina tras una comida se vincula a un mayor riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes.
"Cuando estamos sentados, nuestros músculos están en desuso y no se están contrayendo y ayudando a nuestro cuerpo a regular muchos de los procesos metabólicos del cuerpo", dijo David Dunstan, profesor en el Instituto de Diabetes y Corazón Baker IDI en Melbourne, Australia.
Dunstan y sus colegas han informado previamente de que la mayoría de las personas que ven televisión cuatro horas o más al día tienen un riesgo de muerte más temprana. Con este estudio, experimentaron con cómo permanecer sentado durante mucho tiempo podría afectar a la respuesta a la ingesta de alimento.
Tras una comida, los niveles de glucosa en sangre se elevan, y después hay un incremento de la insulina, lo que ayuda a las células a usar el azúcar como energía o a almacenarlo. Luego, los niveles empiezan a descender.
En las personas con diabetes tipo 2, este proceso no se da bien porque el cuerpo no responde adecuadamente a la insulina. Tras una comida, los niveles de azúcar e insulina en sangre permanecen altos.
El grupo de Dunstan siguió a 19 adultos con sobrepeso que no se ejercitaban mucho, pidiéndoles que entraran en el laboratorio y se sentaran durante siete horas mientras se les tomaban muestras de sangre cada hora.
Tras las primeras dos horas, ingirieron una bebida de 763 calorías rica en azúcar y grasa y se sentaron durante otras cinco horas.
Cada persona fue sometida a tres días de experimentación, y cada fecha estuvo separada por una semana o dos.
Un día, se sentaron todo el tiempo, tomando únicamente descansos para ir al servicio. Otro, se levantaban y tomaban dos minutos de descanso para pasear unos 20 minutos tras la ingesta, y otro día, tuvieron pausas similares, pero con actividad física más vigorosa.
Los días en los que permanecieron sentados sin interrupción resultaron en un incremento en los niveles de sangre en la hora posterior a la ingesta de entre unos 90 miligramos por decilitro (mg/dl) a unos 144 mg/dl.
En las jornadas en que se levantaron cada 20 minutos, los niveles en sangre variaron entre 90 mg/dl y unos 125 mg/dl.
En general, levantarse y hacer una actividad ligera redujo el incremento total de la glucosa de media un 24 por ciento, frente al grupo que permaneció sentado. Esa diferencia fue de casi el 30 por ciento con una actividad moderada o intensa.
Los resultados fueron similares en lo que respecta a la insulina. Los niveles alcanzaron su punto álgido unas dos horas después de la ingesta, pero crecieron más cuando la gente permanecía sentada.
"Lo que me sorprende de estos estudios no es lo bueno que son las pausas, sino lo malo que es estar sentado", dijo Barry Braun, profesor de la Universidad de Massachusetts en Amherst, que no participó en el estudio.
Añadió que una buena pauta es intentar levantarse cada quince minutos, aunque sólo sea para dar una vuelta en la habitación.
Lo que no está claro es si la reducción del 30 por ciento de los niveles de glucosa e insulina se traducirán en beneficios para la salud.
"Sólo se estudió durante un día. La siguiente pregunta es si puede esa reducción traducirse en reducciones en la arteroesclerosis", dijo Dunstan, cuyo grupo está trabajando en la actualidad en un experimento a más largo plazo.
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