miércoles, 25 de diciembre de 2024

Los «negacionistas» teníamos razón / José Javier Esparza *




Entiendo muy bien que a tanta gente le resulte enojoso hablar de esto. Al fin y al cabo, a nadie le gusta aceptar que ha sido engañado, manipulado, sometido, avasallado. Como se nos engañó, manipuló, sometió y avasalló durante la pandemia del Covid-19. 

Pero fue tan serio el daño que hizo el poder en aquellos días, fue tan salvaje el desafío a la racionalidad y tan impune el pisoteo de nuestras libertades más elementales, que me parece de pura justicia subrayar que los rebeldes de aquella hora teníamos razón. 

Nos llamaron de todo, nos insultaron, nos vejaron, quisieron quitarnos la voz e incluso pusieron a la guardia civil a “monitorizarnos”. Pero al final, sí, teníamos razón. 

La Cámara de Representantes de los Estados Unidos (equivalente a nuestro Congreso, pero en serio) ha publicado el informe de la comisión para la pandemia del Coronavirus.

Quinientas páginas que recogen dos años de investigación sobre todos los aspectos del asunto. Por resumirlo en una frase simple, podemos sintetizar su contenido así: todas las críticas y sospechas descalificadas por el poder y los medios como «negacionistas» estaban sobradamente fundadas. Muy sumariamente, lo que ese informe dice es, entre otras cosas, lo siguiente: 

1. No fue un pangolín. El virus nació en un laboratorio de Wuhan, China, seguramente dentro de los experimentos de «ganancia de función» (es decir, crear artificialmente virus más peligrosos que los naturales) alentados por la industria farmacéutica transnacional, norteamericana en primer lugar. 

2. Ni las mascarillas ni la «distancia social» respondían a criterios científicos reales. Nunca hubo razón científica objetiva para el cierre masivo de empresas, escuelas, etc. 

3. El confinamiento domiciliario fue una auténtica calamidad que provocó enormes daños físicos y psíquicos, especialmente a los más jóvenes. 

4. La llamada «vacuna» nunca sirvió realmente para detener la propagación ni la transmisión del virus: fue una decisión política que se saltó a la torera las precauciones médicas más elementales sobre efectos secundarios. 

5. Las autoridades mintieron, manipularon, desinformaron a sabiendas y emplearon métodos estrictamente antidemocráticos e inconstitucionales, lo mismo en los Estados Unidos que en el resto de Occidente. 

6. La gestión de la pandemia fue un pozo de opacidad, corrupción, estafas y abusos (en todas partes han cocido habas, por lo que se ve). 

7. La respuesta de la Organización Mundial de la Salud fue un fracaso rotundo. La Cámara avanza que los EEUU no firmarán el Tratado internacional de Pandemias de la OMS (nuestro Gobierno, naturalmente, ya ha anunciado que sí lo rubricará).

En España muy pocos medios institucionales (públicos o «concertados») se han hecho eco ni de los trabajos de la comisión ni de este informe. No es extraño, porque todos esos medios recibieron jugosas subvenciones para convencernos de que «salimos más fuertes», en una de las más bochornosas operaciones de compra de voluntades que uno puede recordar. 

Todos ellos repitieron como máquinas sin cerebro las consignas del Gobierno. Ponían los ojos en blanco pronunciando la palabra mágica, «Ciencia», aun a sabiendas de que estaban engañando a todo el mundo. Mintieron entonces y seguirán mintiendo ahora. 

Una nota personal: en El Toro TV decidimos desde el primer instante atenernos a la racionalidad más estricta y, en consecuencia, poner un filtro lógico a las cosas que nos decía el poder político, mediático y sanitario. 

Por eso optamos por cuestionar el uso de la mascarilla, la necesidad de la distancia social, la conveniencia de cerrar la actividad económica y, después, la obligatoriedad de unas vacunas que nunca fueron tales. 

Nos la jugamos, ciertamente: sometiendo una y otra vez a examen nuestra posición, preguntándonos constantemente si estábamos en la postura correcta o no, buscando información sin prejuicios que nos permitiera entender lo que de verdad estaba pasando. 

Eso nos llevó, por ejemplo, a enfrentarnos a reputados científicos que ahora, después del informe de la Cámara norteamericana, deberían esconderse bajo tierra y no asomar la cabeza hasta el Día del Juicio, porque han quedado como unos auténticos estafadores de conciencias, meros siervos de intereses inconfesables.

Y ahora, la próxima vez que venga una pandemia —y ya está diciendo la OMS que vendrá—, habrá que recordar todo esto para que no nos vuelvan a pisotear. Porque, sí, los negacionistas teníamos razón.

 

(*) Periodista, escritor e historiador español