miércoles, 28 de marzo de 2018

¿Qué tipo de sangre tiene más riesgo de sufrir un infarto? Todas menos la 0


LONDRES.- Investigaciones sugieren que unos grupos de sangre tienen más riesgo de padecer un ataque al corazón que otros. Existen cuatro grupos principales de sangre: A, B, AB y 0. Hay un marcador adicional, el factor Rh, que no tienen todas las personas. En función de si se tiene este factor o no, la sangre se clasifica como 'positiva' (con Rh) o 'negativa' (sin Rh). Esto da lugar a un total de ocho grupos sanguíneos (A positivo, A negativo, B positivo, B negativo...).

Una investigación presentada en el IV Congreso Mundial sobre Insuficiencia Cardiaca Aguda concluyó, tras analizar datos de más de un millón de personas, que aquellas con sangre tipo A, B o AB eran más propensas a sufrir alguna dolencia cardiovascular, como un infarto, que aquellas con grupo sanguíneo tipo 0.
Aunque el estudio no determinó claramente cuál eran los factores que hacían a esas personas más propensas a una dolencia del corazón, los científicos apuntan a que podría deberse a una mayor concentración de la proteína Factor de von Willebrand. Esta proteína favorece el desarrollo de coágulos, lo que eleva el riesgo de ataques.
Además, los investigadores explican que las personas con sangre diferente al tipo 0 son más propensas a niveles de colesterol altos.
Otra investigación indica que los tipos de sangre A, B o AB presentan un mayor riesgo de sufrir un ataque cardiaco en periodos de contaminación elevada.
El trabajo realizado por las asociaciones estadounidenses Intermountain Medical Center Heart Institute y Brigham Young University vincula este riesgo con un gen denominado ABO, presente en personas con los citados tipos de sangre.

Los investigadores analizaron si una variación específica en este gen ABO predispone a un ataque al corazón en tiempos de mayor contaminación atmosférica.
"La mutación primaria que estudiamos diferencia entre los tipos de sangre 0 y los no 0, que incluye los tipos de sangre A, B y AB positivos y negativos. El que se ha encontrado en los estudios genéticos como de menor riesgo es el 0. Los otros tres tenían un riesgo más elevado", explica Benjamin Horne, epidemiólogo clínico y uno de los autores de la investigación.
El umbral a partir del cual el riesgo de ataque es mayor para las personas con tipos de sangre no 0 son 25 microgramos de contaminación por metro cúbico. "A niveles superiores a 25 microgramos por metro cúbico de contaminación, el aumento del riesgo es lineal, mientras que por debajo de ese nivel hay poca o ninguna diferencia en el riesgo", señala el científico.
Las personas con sangre tipo 0 también tienen más riesgo de ataque cardiaco o dolor torácico inestable en tiempos de alta contaminación. Pero su nivel de riesgo es mucho menor, del 10% en lugar del 25% por cada 10 microgramos del tipo de sangre no 0. Así, a 65 microgramos por metro cúbico de contaminación, una persona con grupo sanguíneo 0 se enfrenta a un riesgo un 40% mayor que si el aire no estuviera viciado.
En cualquier caso, la asociación entre los ataques al corazón y la contaminación "no es algo por lo que se deba entrar en pánico, pero sí debe tenerse en cuenta", apunta Horne.

Detectar el alzhéimer antes de que aparezca


MADRID.- Por primera vez, un equipo internacional (en el que participa España) ha detectado alteraciones en la estructura del cerebro en personas sanas que tienen un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad incurable, según ha difundido por radio e internet la Cadena SER.

Sólo en España 800.000 personas tienen alzhéimer y, en todo el mundo, hay ya más de 40 millones casos. De ahí la importancia de este nueve avance, porque permitirá prevenir este tipo de demencia mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas.
En el estudio, investigadores del BBRC, el Barcelonaβeta Brain Research Center, y la Fundación Pascual Maragall han conseguido detectar alteraciones morfológicas cerebrales en personas cognitivamente sanas, pero portadoras del gen que confiere el mayor riesgo genético de desarrollar la enfermedad de alzhéimer, el APOE-Ɛ4.
«Las diferencias morfológicas que hemos detectado están relacionadas con la enfermedad de alzhéimer, ya que se presentan en áreas cerebrales como el hipocampo, que es la primera en sufrir la neurodegeneración», destaca a la Cadena SER el doctor Juan Domingo Gispert, jefe de investigación del BBRC.
Esta investigación pionera ha sido posible gracias a las pruebas de resonancia magnética realizadas en el marco del Estudio Alfa, impulsado por la Fundación Bancaria ”la Caixa”, y cuenta con la mayor cohorte del mundo de portadores del gen APOE-Ɛ4 que se han sometido a esta prueba de neuroimagen.
Previamente, este tipo de asociación se había hallado en otros marcadores de neuroimagen, como el acúmulo de amiloide o el consumo cerebral de glucosa, pero nunca en la estructura cerebral de personas sanas.
Además, esta investigación también ha permitido revelar que las alteraciones en el volumen de la sustancia gris cerebral en las personas con mayor riesgo genético de sufrir alzhéimer empiezan a desarrollarse a partir de los 60 años, una edad que coincide con el inicio de la acumulación de la proteína betaamiloide en el cerebro.
“Este estudio representa un paso más hacia la prevención del alzhéimer” –explica el doctor José Luis Molinuevo, director científico del BBRC-, “ya que conocer el rol y los cambios estructurales provocados por los diferentes factores de riesgo nos permitirá diseñar mejores ensayos clínicos”.

Descubren un nuevo órgano en el cuerpo humano, el intersticio, una red elástica bajo la piel


MADRID.- Científicos de Escuela Universitaria de Medicina de Nueva York (EE.UU.) han encontrado un nuevo órgano en el cuerpo humano. Se trata del llamado «intersticio». Es una red de tejidos de conexión rellenos de líquido que están situados bajo la piel y que recubren a otros muchos órganos. Hasta ahora había pasado desapercibido porque las técnicas de observación anatómica, que se centran en fijar las muestras de los tejidos con productos químicos, no permitían observarlo. En general, se hablaba de un espacio intersticial, situado entre las células, pero no de un órgano en sí, tal como recoge el diario español Abc.

«Este descubrimiento tiene el potencial de llevar a avances dramáticos en medicina, incluyendo la posibilidad de que tomar muestras del fluido intersticial se convierta en una potente herramienta de diagnóstico», explica en un comunicado Neil Theise, médico e investigador en la Escuela Universitaria de Medicina de Nueva York y coautor del estudio.
Según un artículo publicado en Scientific Reports por este y otros autores, el intersticio tiene una gran importancia para el funcionamiento de todos los órganos y el comportamiento de la mayoría de las enfermedades importantes. Entre estas, destaca el cáncer, porque en ocasiones puede propagarse a través de esta red.

Uno de los mayores órganos del cuerpo

El intersticio está situado bajo la piel y recubre al menos el sistema digestivo, el sistema excretor, los pulmones, las arterias, las venas y los paquetes de células de las fibras musculares. De este modo, todos ellos quedan interconectados por un sistema de compartimentos de líquido.
El intersticio resulta ser uno de los mayores órganos del cuerpo humano, junto a la piel. Está compuesto por una estructura de colágeno y elastina, dos proteínas que le dan fuerza y elasticidad, respectivamente. Ambas forman un «andamio» que está relleno de líquido, y el resultado es que el órgano funciona como un amortiguador para los movimientos de las vísceras, músculos y vasos sanguíneos, que se producen como consecuencia del bombeo de la sangre o del movimiento natural del cuerpo.
Además, las células que forman el intersticio producen una porción del líquido que alimenta al sistema linfático, una parte del sistema circulatorio que se encarga de transportar la linfa, y que es fundamental para drenar los líquidos corporales, el funcionamiento del sistema inmunitario en general y la respuesta de la inflamación en particular.

Arrugas y envejecimiento

Al igual que pasa en el resto del organismo, el envejecimiento deteriora al intersticio. Cuando eso ocurre, los investigadores han explicado que pierde capacidad de producir colágeno y elastina y que eso contribuye a que la piel se arrugue, los miembros se tornen rígidos y que ciertas enfermedades avancen.
Hasta ahora, la anatomía contaba con la existencia del líquido intersticial, una porción de fluido situado entre las células, pero no con un órgano intersticial en sí mismo. Aparte de este líquido, las otras fuentes de fluidos del cuerpo están dentro de las células, en el sistema circulatorio (corazón, venas, arterias, capilares, etc) y en los vasos linfáticos.

¿Por qué no se había encontrado hasta ahora?

Si nunca se había encontrado ningún indicio del intersticio es porque la forma tradicional de observar los tejidos del organismo destruían su estructura. Estas técnicas consisten en hacer pequeños cortes de los tejidos y fijarlos con productos químicos para evitar su deterioro y facilitar su observación en los microscopios ópticos y electrónicos. 
El problema es que, al hacer esto, los tejidos pierden su aspecto original. En el caso del instersticio, esto ha causado siempre que lo que en vivo puede recordar a una esponja o a un queso suizo, en el microscopio quede colapsado y prensado.
En esta ocasión, una nueva tecnología ha podido observar el intersticio tal como es en realidad. Para ello se ha usado una tecnología conocida como endomicroscopía por láser confocal, que consiste básicamente en una endoscopia en la que, en vez de una cámara, un láser y unos sensores detectan señales fluorescentes que rebotan en los tejidos.
En este estudio, los investigadores tomaron muestras de conductos biliares justo antes de operaciones de enfermos de cáncer. Después de observar la presencia del intersticio sobre el páncreas y los conductos biliares, comenzaron a reconocerlo en otros puntos del organismo, allá donde los órganos se mueven o están comprimidos por fuerzas.