WASHINGTON.- El Gobierno de EEUU ha autorizado a médicos de todo el país a
usar el plasma de la sangre de pacientes que se recuperaron del
coronavirus para tratar a aquellos en estado crítico, en lo que supone para algunos expertos la mejor solución a la espera de una cura.
El nuevo tratamiento fue autorizado ya por la Administración
de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, en inglés), la agencia
gubernamental que se encarga de aprobar el uso de nuevos medicamentos,
vacunas y otros productos relacionados con la salud pública.
En su web, la FDA anunció que este método podrá usarse solo en pacientes que están en estado crítico y cuya vida corre peligro y, además, los doctores que lo administren tendrán que pedir autorización previa.
La decisión de la agencia es inusual, porque normalmente tarda meses
en autorizar nuevos tratamientos y lo hace solo cuando ha comprobado que
el método es seguro y efectivo.
Esta vez, en su web, la FDA admitió que, “aunque es prometedor, el plasma no ha demostrado ser efectivo en las enfermedades estudiadas”.
Antes que el COVID-19, esta técnica fue utilizada para luchar contra la “gripe española” de 1918,
cuando el uso de vacunas no estaba extendido, y recientemente también
se aplicó contra el virus del ébola y el Síndrome Respiratorio Agudo
Grave (SARS), otro tipo de coronavirus que dejó 774 muertos en China
entre noviembre de 2002 y julio de 2003.
En el caso del SARS, el plasma permitió mitigar los síntomas de los
pacientes y acortar sus instancias hospitalarias, según estudios
científicos posteriores.
Además, en China algunos doctores también inyectaron plasma para
pacientes graves y los resultados parecen ser prometedores, de acuerdo a
los estudios iniciales.
El tratamiento surge de la idea de que, cuando una persona se
enferma, el cuerpo genera anticuerpos que luchan contra la infección. De
esa manera, cuando ese sujeto se recupera, los anticuerpos se quedan
flotando en su sangre, especialmente en el plasma, que es la parte
líquida de la sangre.
Por tanto, el tratamiento consiste en recolectar esos anticuerpos que
quedan flotando en el plasma para inyectárselos a una persona enferma y
ayudarle a luchar contra el virus.
Un grupo de científicos de EEUU, liderados por un equipo de la
Universidad Johns Hopkins, han estado presionando para conseguir la
aprobación de la FDA y comenzar a estudiar el uso del plasma en
pacientes contagiados con el nuevo coronavirus.
Uno de esos investigadores es Arturo Cassadeval de la Johns Hopkins,
quien en febrero, en un artículo de opinión en ‘The Wall Street
Journal’, consideró que el uso de plasma podría ayudar a
contener la pandemia a la espera del descubrimiento de una vacuna, algo
que podría tardar entre 12 y 18 meses.
En el estado de Nueva York, uno de los más golpeados por el virus, su
gobernador, Andrew Cuomo, ya adelantó que esta semana se darán los
primeros pasos para comenzar a usar este método.
En EEUU más de 44.000 personas han contraído el coronavirus y al menos 544 han muerto, según el recuento oficial.