Una situación que muchas personas han vivido es la
sensación de estar exhausto después de una noche sin dormir. El nombre
técnico de este proceso se conoce como “homeostasis del sueño” (sleep
homeostasis en inglés). Y aunque se sabe desde hace mucho tiempo que el
sueño resulta imprescindible para el bienestar de cualquier animal,
hasta la publicación de un artículo la pasada semana no se conocía el mecanismo biológico que regulaba esta homeostasis.
De hecho, desde el punto de vista científico este proceso resultaba
complicado. Por una parte, el sueño resulta necesario para controlar
toda una serie de funciones fisiológicas. Por ejemplo, los animales que
sufren privación de sueño tienden a engordar, en contra de lo que se
piensa. La falta de descanso también afecta a la memoria y la capacidad
de aprendizaje.
Pero, por otra parte, una falta continuada de sueño que esté
relacionada con un aumento de la ansiedad termina provocando una
situación distinta. En estos casos, y muy relacionado con el aumento en
los niveles de adrenalina, el cuerpo pierde masa corporal y el individuo
se pone en situación de alerta. Es decir, se encuentra “más despierto”
Entonces, ¿cómo se regula esta situación? ¿Cuál es el mecanismo
biológico detrás de la homeostasis del sueño? La respuesta está en una
proteína, conocida como DAF-16 (o FOXO). Si la falta de sueño se produce
por un factor externo – no está provocada por un aumento de adrenalina
relacionada con la ansiedad – esta molécula pasa al interior del núcleo
celular.
Y ahí es donde comienza a actuar. La proteína, una vez dentro del
núcleo, se une a ciertas regiones del ADN, promoviendo que se activen
los genes relacionados con las situaciones de estrés. Al ponerse en
marcha esta maquinaria celular, el individuo consume una gran cantidad
de energía, que provoca la sensación de cansancio.
La situación se revierte si se descansan suficientes horas, y de
hecho el cambio que provoca la FOXO ayuda a que el sueño sea más
profundo. Por ello resulta tan complicado despertarse después de una
noche sin dormir. Por el contrario, si la situación se mantiene, también
lo hace la presencia de la proteína y los mecanismos que dispara.
Para realizar su trabajo, los investigadores se han basado en un pequeño gusano nematodo conocido como Caenorhabditis elegans.
Este organismo es uno de los animales modelo de laboratorio más
utilizados. Es sencillo de cultivar, barato de mantener y simple de
analizar. Y al mismo tiempo, los datos obtenidos de él resultan de gran
aplicación en animales superiores, especialmente en el ser humano.