El grupo de Investigación Clínica y
Traslacional Cardiovascular (ICTC) de Murcia, España, ha demostrado que un
medicamento oral de uso común en el tratamiento de la diabetes, la
metformina, es capaz de prevenir el daño cardiaco producido por la
antraciclina, que es el agente antitumoral más utilizado en cánceres 'no
sólidos', es decir, hematológicos, como linfomas o leucemias, sin
excluir su uso en otros de tipo sólido como los sarcomas.
El ICTC forma parte de las líneas de investigación consolidadas de
Cardiología Clínica y Experimental del Instituto Murciano de
Investigación Biosanitaria (IMIB), con investigadores de la Universidad
de Murcia (UMU), de la Fundación y del Servicio Murciano de Salud (SMS),
dirigidos por el cardiólogo del Hospital Universitario Virgen de la
Arrixaca de Murcia, Domingo Pascual, y los bioquímicos Martinez-Asensio,
Sanchez-Mas y Lax.
Pascual recuerda que la
investigación comenzó hace ya cinco años, al detectar que la metformina
es el único antidiabético que, hasta ahora, ha demostrado que los
pacientes que lo toman tienen menos mortalidad por motivos
cardiovasculares.
Se trata del medicamento más antiguo que se utiliza para combatir
la diabetes y el que tiene un precio más económico. A pesar de ello,
Pascual explica que las sociedades científicas recomiendan todavía que
sea el primer fármaco en administrar a los pacientes con diabetes,
porque es el que ha demostrado más beneficio clínico en lo que respecta a
la protección cardiovascular.
Por otro lado, los investigadores murcianos estaban preocupados
durante los últimos años porque un tratamiento de quimioterapia contra
el cáncer, las antraciclinas o doxorrubicina, provocaba daños en el
corazón en el 26 por ciento de los pacientes, es decir, en uno de cada
cuatro.
Tal era la situación que, incluso, algunos de estos pacientes
acaban necesitando un trasplante cardiaco cuando alcanzan la curación
del cáncer. Pascual, profesor en la Universidad de Murcia, explica que
la aplicación de este antitumoral obliga a monitorizar el corazón porque
deteriora la función cardiaca y reconoce que, en algunos casos, su
efecto secundario ha obligado a detener el tratamiento al tener
constancia de que disminuye la fuerza del corazón.
El problema es que este fármaco antitumoral daña las células
cancerígenas pero tiene como efecto colateral el daño en las células
cardiacas, y es algo que "no se ha podido superar con los años", a pesar
de que cada vez hay más tumores y el medicamento se utiliza cada vez
más, por ser muy eficaz frente a ellos.
El grupo de investigadores que dirige el doctor Pascual ha
trabajado con cultivos de células del corazón, cardiomiocitos, y han
comprobado que la metformina ejerce una protección muy eficaz frente al
daño producido por el tratamiento antitumoral.
El ICTC de Murcia fue pionero en realizar este hallazgo y publicó
sus primeras conclusiones en 2011. Desde entonces y en estos dos últimos
años, Pascual recuerda que han publicado otros dos trabajos en los que
analiza el efecto beneficioso del antidiabético.
En concreto, han descubierto que el fármaco antitumoral daña el
sistema energético de las células cardiacas, es decir, las mitocondrias.
Sin embargo, la metformina ejerce el efecto contrario y protege,
precisamente, las mitocondrias gracias a una serie de moléculas que
gestionan de manera más eficaz esa zona energética, protegiéndola del
estrés oxidativo y de la sobrecarga de hierro. Este hallazgo se
presentará en el próximo Congreso Europeo de Cardiología a celebrar en
Amsterdam.
Además, los científicos del ICTC han descartado que este fármaco
antidiabético disminuya el efecto del tratamiento antitumoral, por lo
que ambos medicamentos se complementan.
Y es que el tratamiento antitumoral con antraciclinas ataca,
precisamente, el núcleo de las células tumorales, que es muy activo y se
reproduce rápidamente; mientras que el antidiabético no interfiere en
este proceso, sino que se limita a proteger el sistema energético
mitocondrial e incluso facilitaría el tratamiento contra las células
cancerígenas.
De momento, este antidiabético no se administra todavía para
contrarrestar el efecto del antitumoral, pero la investigación ha
abierto la puerta a la protección de los pacientes con metformina, un
medicamento "conocido, disponible y barato".
De todas formas, Pascual advierte que este fármaco no es aplicable
solamente a pacientes diabéticos, sino que su uso se puede extender a
otros enfermos que no padezcan esta patología. A dosis bajas, este
fármaco "no tiene riesgo de hipoglucemia y se puede administrar aunque
el paciente no fuera diabético, solo con el fin de lograr proteger el
corazón", añade Pascual.
Una vez confirmados estos hallazgos, el grupo que dirige el doctor
Pascual ya está estudiando nuevas posibles aplicaciones de la
metformina en otro tipo de enfermedades cardiacas, como en casos de
infarto (episodios agudos) e insuficiencia cardiaca (más prolongados en
el tiempo).
En estos momentos, el grupo que dirige Pascual está ensayando con
ratas a las que se les está aplicando el antitumoral y el antidiabético
al mismo tiempo, para estudiar el efecto en sus corazones, y los
resultados estarán listos este mismo año.
Por otro lado, los científicos están induciendo el infarto a ratas
que no toman antitumorales, para comprobar si aquellas que reciben la
metformina presentan infartos más pequeños o leves, y si el medicamento
tiene un efecto protector.
"En el infarto, cuando el riego en el corazón se bloquea se
produce un daño por necrosis, pero también por estrés oxidativo que pude
ser similar al efecto del antitumoral", señala Pascual. Por tanto, el
objetivo es comprobar si el daño en las células cardiacas cuando les
falta el riego es menor si están recibiendo metformina.
Pascual afirma que su grupo se ha planteado hacer un estudio
clínico, pero reconoce que no puede hacerlo porque no dispone de
pacientes suficientes como para llevarlo a cabo. Su ejecución
"requeriría un proyecto de envergadura nacional y con la participación
de varios centros".
El grupo murciano no descarta liderar esta investigación, pero
admite que aún no es un proyecto "tan maduro". En este sentido, señala
que otros grupos de investigación ya se han "hecho eco" de los
resultados y es posible que ejecuten la fase clínica para demostrar su
efecto en pacientes.
Para ello, habría que utilizar a enfermos con cáncer que estén
siendo tratados con antraciclinas. A un grupo de pacientes habría que
aplicarle la metformina y a otro grupo administrarle placebo para ver
si, efectivamente, el primer conjunto tiene una mejor evolución
cardiaca.
Se trata de una fase "costosa", pero su desarrollo es "factible"
porque la metformina es un fármaco barato de los denominados
'huérfanos'. Esto quiere decir que ninguna industria lo va a investigar,
porque "no va a ganar dinero con ello", por lo que queda en manos de
instituciones públicas, asevera.