lunes, 29 de octubre de 2012

Las grasas trans suben el colesterol, no el azúcar

Aunque las criticadas grasas trans suben los niveles del colesterol "malo", no parecen tener un efecto duradero en los niveles de azúcar en sangre, según un estudio realizado en EEUU.

Un equipo de investigadores que publica sus hallazgos en el American Journal of Clinical Nutrition descubrió que tanto el azúcar en sangre como la insulina, la hormona que controla los niveles de azúcar en sangre, eran similares independientemente de cuántas grasas trans consume la gente.
El vínculo entre las grasas trans y los altos niveles de colesterol está ampliamente aceptado, pero hay una falta de claridad sobre su efecto en el control de azúcar en sangre, que está relacionado con la diabetes.
"Aunque las pruebas de estudios de colegas han sugerido que el consumo de ácido graso trans (TFA, en sus siglas en inglés) puede asociarse con la resistencia a la insulina y la diabetes, las pruebas al azar controladas por placebo han ofrecido resultados contradictorios", señaló el director del estudio, Christos Mantzoros, de la Escuela Médica de Harvard en Boston.
Las grasas trans, técnicamente conocidas como ácidos grasos trans, aparecen en productos animales y en aceites vegetales que pasan por procesos químicos. En respuesta a los estudios que asocian un alto consumo de esta sustancia a un aumento en el riesgo de problemas cardiacos, la Administración Estadounidense de Alimentación y Fármacos ha solicitado que se indique el contenido en grasas trans en etiquetas nutricionales de los alimentos.
Algunas ciudades y estados del país han prohibido su uso en restaurantes o escuelas.
Montzoros y sus colegas combinaron los resultados de siete experimentos en los que participaron 208 personas.
En cinco de los estudios, el azúcar en sangre, la insulina y los niveles de colesterol de los participantes se supervisaron durante varias semanas bajo una dieta rica de grasas trans, y otra vez durante unas pocas semanas cuando las grasas trans se sustituyeron por otras grasas, como aceite de palma o soja.
Dos de los estudios compararon a las personas que comían una dieta que incluía grasas trans con otras que seguían una dieta sin ellas.
"No se registraron cambios en el azúcar en sangre o en los niveles de insulina durante la época en la que la gente consumía grasas trans, en comparación con cuando tomaban otras grasas", señaló el equipo de Mantzoros.
Sin embargo, los investigadores hallaron que durante las semanas de consumo de grasas trans, el nivel del colesterol "bueno" bajaba y el del "malo" subía.
Mark Pereira, un experto en salud pública y nutrición de la Universidad de Minnesota, en Mineapolis, señaló que los científicos "Vieron lo que uno esperaría ver" en materia de colesterol, lo que muestra que los estudios se hicieron buen.
Pereira, que no participó en el estudio, señaló que de todas formas no es una prueba definitiva de que las grasas trans no pueden influir en los niveles de azúcar en sangre, si bien la cuestión ha perdido importancia porque el consumo de esta sustancia en EEUU ha bajado mucho.


Un nuevo test para el VIH indica los resultados con un cambio de color

  Científicos del Imperial College de Londres, en Reino Unido, han desarrollado un nuevo test de diagnóstico del VIH que detecta incluso los niveles más bajos del virus y utiliza un novedoso mecanismo de fluidos que cambian de color para indicar si el resultado es negativo o positivo.

   Los detalles del prototipo de esta nueva prueba, que todavía necesita ser sometida a estudios más amplios, han sido publicados en la revista 'Nature Nanotechnology' y sus autores aseguran que también puede servir para detectar el cáncer de próstata.
   La tecnología está basada en sensores visuales que detectan un biomarcador del virus VIH llamado p24 en muestras de sangre. Los sensores analizan el suero sanguíneo, un componente de la sangre que es un fluido claro, colocado en un recipiente desechable para detectar la presencia del p24.
   Si el p24 está presente provoca cambios en una reacción química específica que a su vez cambia el color del fluido. Así, si el resultado final es azul significa que el marcador está presente y si es rojo está ausente.
   Además, puede ser configurada para detectar las huellas individuales de una enfermedad o virus, como por ejemplo una proteína que se encuentra en la superficie del VIH.
   "Los resultados pueden detectarse a simple vista", según ha explicado a la BBC la investigadora Molly Stevens, una de las autoras del test, que reconoce que "este método debe ser utilizado cuando la presencia de la molécula clave a concentraciones ultrabajas puede mejorar el diagnóstico de una enfermedad".
   En este sentido, ha reconocido que es "importante detectar algunas moléculas a concentraciones ultrabajas para probar la recurrencia de cáncer después de la extracción de un tumor".
   "También puede ayudar con el diagnóstico de pacientes contagiados con VIH cuya carga viral es demasiado baja para que pueda detectarse con los métodos actuales", ha añadido.
   De hecho, los investigadores explican que el método logró detectar concentraciones bajas del Antígeno Prostático Específico (PSA), que puede ser un indicador temprano de cáncer de próstata.
   Las pruebas preliminares, dicen los investigadores, han demostrado la presencia de marcadores de VIH y cáncer de próstata pueden ser detectados. Sin embargo, es necesario llevar a cabo ensayos a escala mucho más amplia antes de que el análisis puede usarse en la clínica.
   Los científicos esperan que el diseño tenga un coste 10 veces más bajo que las actuales pruebas de VIH, de ahí que se estén planteando trabajar con organizaciones globales de salud para producir y distribuir este nuevo sensor en países de bajos ingresos.
   "La administración de esta prueba puede ser significativamente más barata que la actual", ha explicado a la BBC el doctor Roberto de la Rica, otro de los autores del estudio, quien considera que "podría sentar las bases para un uso mucho más amplio de análisis de VIH en las regiones más pobres del mundo", ha concluido.

El ictus supone la segunda causa de muerte en España y la primera en mujeres

El ictus supone la segunda causa de muerte en España y la primera en mujeres, según ha recordado la Fundación Española del Corazón (FEC) con motivo de la conmemoración mañana del día mundial de esta enfermedad.

   En concreto, según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el ictus o accidente cerebrovascular afecta cada año a entre 120.000 y 130.000 españoles y, de estos, entre 10.000 y 15.000 son menores de 55 años. Las cifras de mortalidad asociadas a esta enfermedad son de 30.137 casos en 2010, de los que 17.511 casos se sucedieron entre mujeres.
   El ictus es una interrupción del suministro de sangre a cualquier parte del cerebro, que puede ocurrir por la aparición de un coágulo en un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro (ictus isquémico), o por la rotura del vaso que produce filtración de sangre dentro del cerebro (ictus hemorrágico). La falta de sangre y oxígeno necesarios puede provocar la muerte de las células cerebrales, causando daño permanente en el cerebro.
   Aunque se trata de una enfermedad que afecta a los dos sexos, es más frecuente y más mortal entre las mujeres. La FEC asegura que una prevalencia más elevada de hipertensión arterial y de fibrilación auricular así como una aparición de ictus en edades más avanzadas, explica el mayor impacto en el sexo femenino.
   La mayor parte de los casos de ictus son debidos a causas externas y por lo tanto "controlables" como el sobrepeso, la obesidad, el tabaquismo y la hipertensión. Además, padecer fibrilación auricular, el tipo más común de arritmia, multiplica hasta por cinco la probabilidad de sufrir un ictus.
   Los expertos recuerdan la importancia de detectar rápidamente los síntomas de esta enfermedad, ya que actuar durante las primeras cuatro horas reduce considerablemente el riesgo de padecer daño cerebral. La pérdida de visión, de fuerza en las extremidades, de la capacidad para hablar o la aparición de desequilibrio y dolor de cabeza son los principales indicadores de esta enfermedad.