domingo, 3 de junio de 2012

El consumo frecuente de merluza mejora la tensión arterial y reduce el colesterol

El consumo frecuente de merluza mejora la tensión arterial diastólica, disminuye el perímetro de la cintura y reduce los niveles de colesterol LDL, según un estudio español coordinado por el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn). 

   Según se desprende de las conclusiones del estudio, en el que han participado 13 hospitales españoles y ha contado con la colaboración del Instituto de Estudios Marinos para la Nutrición y el Bienestar (INESMA), la merluza es una fuente natural, adecuada y suficiente de ácidos grasos omega 3.
   El estudio ha consistido en la ingesta de merluza congelada de Namibia entre pacientes españoles con síndrome metabólico y alto riesgo cardiovascular, por este motivo se ha presentado ha sido presentada la investigación por la doctora Clotilde Vázquez, investigadora de la red consorciada y jefa de la Unidad de Nutrición y Obesidad del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
   A lo largo de 17 semanas, 257 pacientes con síndrome metabólico han seguido una dieta en dos fases: ocho semanas de exclusión de cualquier alimento marino y otras ocho semanas con consumo diario de 100 gramos de merluza.
   En cada etapa se han realizado las oportunas evaluaciones antropométricas (peso, talla, perímetro de cintura e índice de masa corporal), toma de tensión arterial y análisis sanguíneos para valorar el perfil lipídico, la glucemia y el omega 3 DHA en plasma.
   Desde el CIBERobn recuerda que hasta ahora ningún estudio científico había demostrado los beneficios de un pescado blanco como la merluza en la salud gracias a su contenido en omega-3, algo que sí se conocía en el pescado azul. "Se trata del primer estudio clínico realizado en España con merluza, en el medio hospitalario, con un diseño multicéntrico y de alto rigor", afirman.

Demuestran 'in vivo' la relación entre formación de células sanguíneas y procesos infecciosos

  Investigadores del Departamento de Microbiología y Ecología de la Universitat de València acaban de dar un paso adelante en el estudio de los elementos que intervienen en la modulación del sistema inmunitario ya que han demostrado 'in vivo' que la presencia de determinadas proteínas en células madre hace que éstas puedan detectar microrganismos y convertirse en células maduras, con el fin de combatirlos. Este descubrimiento abre un nuevo campo para el desarrollo de inmunoterapias, según ha informado la institución académica en un comunicado.

   Los receptores 'tipo toll' --proteínas presentes en células maduras del sistema inmunitario-- tienen una función "esencial" en la puesta en marcha de la respuesta inmunitaria, que protege de las infecciones. Recientemente se ha descrito que estos receptores, denominados TLR, podrían participar en la formación de células sanguíneas (hematopoyesis), especialmente durante una infección.
   El trabajo, de un grupo internacional de investigadores dirigido por los catedráticos de Microbiología María Luisa Gil y Daniel Gozalbo, se ha publicado en la revista Stem Cell y ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Su importancia radica "en haber demostrado 'in vivo' -en ratones- que la presencia de receptores TLR en células madre hace que éstas sean capaces de detectar microrganismos y convertirse en células maduras".
   Estos resultados amplían las funciones conocidas de los TLR, interconectando la formación de células sanguíneas con los procesos infecciosos. Las células madre, a través de sus TLR, podrían detectar productos de los patógenos y así generar rápidamente aquellos tipos celulares "más eficientes" para la eliminación del patógeno, tanto en la médula ósea, como en otros tejidos que contengan células madre.
   Este nuevo mecanismo sugiere que durante la infección se podría producir una selección de células del sistema inmunitario innato, mediada por el patógeno y, por lo tanto, ocurrir de forma específica. Esta idea, que queda fuera del dogma de las funciones de la inmunidad innata, "está cobrando actualmente fuerza en la comunidad científica".
   Además, este descubrimiento "abre un nuevo campo para el desarrollo de estrategias inmunoterapéuticas basadas en la diferenciación de células madre dirigida por los TLR, de forma que la manipulación in vivo o in vitro de este mecanismo podría ayudar a potenciar la respuesta inmunitaria innata para enfrentarse a infecciones graves, especialmente en aquellas poblaciones de riesgo en las que estas estrategias se puedan establecer de manera preventiva", según la misma fuente.

Un estudio desaconseja la terapia hormonal intermitente frente al cáncer de próstata avanzado

Investigadores de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) pueden haber puesto fin a un largo debate existente en el mundo de la Oncología sobre la conveniencia de administrar de forma intermitente la terapia hormonal en pacientes con cáncer de próstata metastásico, tras haber comprobado que su uso continuado mejora en dos años la supervivencia en pacientes con la enfermedad poco diseminada y ofrece resultados similares en el caso de los tumores más extendidos.

   Así se desprende de los resultados de un estudio presentado en el último Congreso de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO, en sus siglas en inglés) que se está celebrando en Chicago (EE.UU), que según su autor, el profesor de Urologia Maha Hussain, "va a hacer cambiar la práctica clínica de muchos médicos que actualmente optan por un tratamiento intermitente.
   Los tumores de próstata están relacionados con niveles elevados de determinadas hormonas masculinas, en especial la testosterona, de ahí que la terapia hormonal se use en estos pacientes para frenar su producción y con ello detener el crecimiento del cáncer.
   No obstante, estos tratamientos se han asociado a determinados efectos secundarios que acaban afectando a la calidad de vida de estos pacientes, como una falta de apetito sexual, náuseas y aumento de peso, lo que hace que muchos médicos optaran por detener y retomar el tratamiento de forma periódica a fin de disminuir tales efectos y retrasar posibles resistencias al tratamiento.
   Esta estrategia estaba respaldada por diferentes estudios que analizaban su eficacia, con el inconveniente de que ninguno de ellos se centró en el subgrupo de tumores metastásicos. Para ello, este estudio financiado por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos reclutó a más de 1.500 pacientes que fueron seleccionados aleatoriamente para ser sometidos a un tratamiento continuado o intermitente.
   Tras una mediana de seguimiento de 9,2 años, la supervivencia global en los hombres cuya enfermedad apenas se había diseminado por la columna vertebral, la pelvis y los ganglios linfáticos fue de 7,1 años de media para quienes recibieron la terapia continuada y de 5,2 años en quienes recibieron la terapia intermitente.
   Asimismo, en aquellos casos con una propagación de la enfermedad más amplia, la supervivencia media global fue similar en ambos grupos (4,4 años para el grupo de tratamiento continuo y 5 años para el grupo intermitente).
   "Algunos médicos recomiendan la terapia hormonal intermitente creyendo que van a reducir el riesgo de efectos secundarios en sus pacientes", según ha reconocido Hussain, quien ha admitido que esta pauta de tratamiento "lo que hace realmente es ponerlos en una clara situación de desventaja".

Uno de cada cinco supervivientes a un cáncer padecerá un segundo tumor

Los continuos avances en el tratamiento del cáncer están permitiendo que los pacientes ahora diagnosticados tengan mejores expectativas de vida que los de hace tan sólo unos años pero, pese a todo, el riesgo de recaída o de aparición de un nuevo tumor sigue siendo una amenaza y hasta uno de cada cinco afectados por esta enfermedad acaba padeciendo un segundo cáncer.

   Así lo ha asegurado la profesora de la Universidad de Vermont (EE.UU) Marie Wood, durante la primera jornada del Congreso Anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO, en sus siglas en inglés) que se está celebrando en Chicago.
   Este riesgo de segundos tumores comienza a preocupar en Estados Unidos, donde ya viven más de 12 millones de supervivientes al cáncer (1,5 millones de personas en España, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica), y según Wood obedece a diferentes factores. Por un lado influye la genética de cada paciente pero, asimismo, también se atribuye a diferentes factores ambientales (dieta, consumo de alcohol y tabaco, etc.) e incluso a los propios tratamientos recibidos en el primer diagnóstico.
   De hecho, el profesor Mark Norman Levine, de la Universidad McMaster de Ontario (Canadá), ha reconocido que ya hay varias investigaciones que vinculan el uso de determinadas quimioterapias y radioterapias a un mayor riesgo de sufrir un segundo tumor, en ocasiones hasta siete o diez años después del primer diagnóstico.
   Lo mismo sucede en pacientes que una vez superada su primera enfermedad retoman el consumo de alcohol o el tabaco, una conducta que quintuplica el riesgo de un segundo tumor en aquellos pacientes que sobreviven a un tumor de cabeza o cuello.
   Asimismo, el consumo elevado de carne roja y carbohidratos también se ha relacionado directamente con la aparición de segundos tumores, ha añadido la profesora Wendy Demark-Wahnefried, de la Universidad de Alabama en Birmingham (EE.UU).
   Para esta experta, la clave para minimizar el riesgo de un nuevo cáncer está en "promover un cambio de hábitos" centrándose en una buena alimentación y la práctica de ejercicio físico. "Hay estudios que han demostrado que un simple aumento de la actividad física es suficiente para reducir el riesgo de segundos tumores y aumentar la esperanza de vida", ha asegurado.
   En este sentido, las recomendaciones de Demark-Wahnefried pasan por al menos 150 minutos de actividad física a la semana. Y en lo que respecta a la alimentación, limitar el consumo de carne roja y procesada y consumir más de 5 piezas de fruta o verdura al día.
   Asimismo, la profesora Wood ha defendido la necesidad de mejorar el seguimiento de estos pacientes una vez han superado su primer cáncer y realizar cribados periódicos ajustados al tipo de tumor que hayan padecido a fin de poder controlar sus hábitos de vida y prevenir nuevos tumores.
   Por otro lado, durante la primera jornada del congreso también se ha debatido acerca del futuro del tratamiento del cáncer, que avanza a medida que se va conociendo la complejidad de una enfermedad que "se ha convertido en un conjunto de muchas enfermedades raras", como ha advertido el presidente de ASCO, Michael Link.
   En este sentido, este experto ha puesto en duda que el ámbito médico-científico esté "realmente preparado" para lo que él ha llamado "la era molecular del cáncer", que está dando lugar a continuos avances terapéuticos en busca de un abordaje cada vez más personalizado y ajustado a la biología de cada tumor.

Oncólogos consiguen retrasar la evolución del cáncer de ovario de peor pronóstico

Un estudio internacional liderado por científicos de la Universidad de París Descartes (Francia) que ha contado con la participación de 15 hospitales españoles ha probado con éxito una nueva combinación terapéutica con la que han conseguido retrasar de forma significativa la evolución del cáncer de ovario platino-resistente, considerado como el de peor pronóstico de estos tumores.

   Dicho avance ha sido posible al unir quimioterapia y el agente biológico bevacizumab y, tras los datos presentados en la 48 Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO, en sus siglas en inglés) que se celebra estos días en Chicago, los autores del estudio están convencidos de que se encuentran ante un "futuro estándar de tratamiento" para este subgrupo de afectadas, cuyas opciones hasta el momento son "muy limitadas".
   De los más de 3.000 nuevos casos de cáncer de ovario que hay cada año en España, el 80 por ciento se detecta en fase avanzada ante la falta de marcadores fiables que favorezcan un diagnóstico precoz. Tras la intervención quirúrgica y un primer tratamiento quimioterápico con platino, una de cada cuatro pacientes desarrolla una resistencia a este tratamiento. No obstante, este porcentaje de mujeres platino-resistentes es mayor ya que más de la mitad acaba recayendo de la enfermedad y, por tanto, requiere un nuevo ciclo de quimioterapia.
   "Ante estas resistencias, los tratamientos que teníamos hasta ahora eran poco activos y eficaces", ha señalado el investigador Andrés Poveda, presidente del Grupo Español de Investigación de Cáncer de Ovario (GEICO) que ha participado en el estudio. De hecho, ha añadido, "hay ocasiones en que, cuando la paciente no está bien, se considera la opción de no tratar". Sin embargo, los beneficios ofrecidos por bevacizumab, fármaco que la farmacéutica suiza Roche comercializa como 'Avastin', como primera línea de tratamiento de estos tumores junto con quimioterapia --indicación para la que ya cuentan con el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento (EMA)-- llevaron a los investigadores de este estudio a probar con esta combinación también en este subgrupo de pacientes.
   De este modo, y tras combinar dicho fármaco con distintos regímenes de quimioterapia en 361 pacientes, 51 de ellas españolas, comprobaron como el riesgo de recaída se reduce hasta en un 52 por ciento en comparación con la quimioterapia en solitario.
   "Es la primera vez que se consigue que una terapia biológica resulte eficaz en este tipo de tumores platino-resistentes", ha asegurado Poveda. Asimismo, las pacientes tratadas con esta combinación estuvieron una media de 6,7 meses sin que la enfermedad avanzara, frente a los 3,4 meses de aquellas pacientes tratadas sólo con quimioterapia. Unos resultados "muy esperanzadores para pacientes que tienen tan mal pronóstico", ha insistido.
   El estudio también ha mostrado que, pese a añadir un nuevo fármaco, la toxicidad no aumenta, mientras que un análisis de la calidad de vida también ha puesto de manifiesto como estas pacientes viven más tiempo sin síntomas.
   Entre los problemas más molestos para estas pacientes destaca la ascitis, una acumulación de líquido en el abdomen que obliga a extraerlo y que implica frecuentes pinchazos, causando además sensación constante de ocupación, disminuyendo la capacidad de ingesta de las pacientes, e incluso provocando sensación de náuseas.
   Sin embargo, el estudio ha revelado cómo esta nueva combinación de fármacos permite un mejor control de esta complicación, lo que se considera "un logro en la búsqueda de ampliar el tiempo sin síntomas", ha asegurado este experto, que está convencido de que las autoridades regulatorias acabarán dando el visto bueno a esta combinación como ya han hecho con bevacizumab en primera línea.
   Los hospitales españoles participantes en el estudio han sido el Santa Creu i Sant Pau, el Vall d'Hebrón, el Hospital de Terrassa, el Parc Taulí, el Arnau de Vilanova, en Cataluña; el Gregorio Marañón, el MD Anderson y el CIO Clara Campal de Madrid; el Hospital La Fe y el Instituto Valenciano de Oncología, en la Comunidad Valenciana; el Hospital Reina Sofía de Córdoba; el Miguel Servet de Zaragoza; el Son Llatzer de Baleares; el Marqués de Valdecilla de Cantabria, y el Hospital Morales Meseguer de Murcia.