sábado, 9 de febrero de 2013

Nueva técnica para controlar la hipertensión arterial

El Laboratorio de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del servicio de Cardiología, del Complejo Hospitalario de Toledo, en España, ha comenzado a implantar una nueva técnica, mínimamente invasiva, en pacientes con hipertensión arterial en los que el tratamiento con fármacos no responde.

   El doctor José Moreu, jefe del Laboratorio de Hemodinámica, indica que esta novedosa técnica, que ya se aplica con éxito en otros centros hospitalarios de España, está indicada en personas con hipertensión arterial resistente a más de dos fármacos. Su denominación técnica es "denervación renal" y consiste en la aplicación de radiofrecuencia sobre las fibras nerviosas que rodean las arterias renales.
   El doctor José Moreu explica que, "como en todos los cateterismos, se introduce por la arteria femoral un catéter especial que permite la aplicación de ondas de radiofrecuencia en la arteria renal, consiguiendo desactivar los estímulos nerviosos que potencian y mantienen la hipertensión".
   Entre el 30 y 40 por ciento de la población adulta mundial sufre hipertensión arterial y de ellos, entre el 5 y 10 por ciento es verdaderamente resistente a los que no responde el tratamiento farmacológico.
   El Laboratorio de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista comenzó su actividad el 3 de febrero de 1997 y desde entonces ha realizado más de 30.000 procedimientos en 25.000 pacientes, incluyendo más de 11.000 tratamientos.
   La hemodinámica es una técnica diagnóstica y terapéutica para el tratamiento de cardiopatías isquémicas, entre las que se engloban enfermedades como la angina de pecho o el infarto de miocardio, dolencias que constituyen la primera causa de muerte en los países desarrollados.
   Desde el principio se incorporó en la cartera de servicios la angioplastia primaria (dilatación de la arteria durante el infarto para evitarlo), con la que se puede reducir drásticamente la mortalidad y disminuir la estancia hospitalaria con una más rápida incorporación a la actividad laboral de estos pacientes. Estos procedimientos se han incrementado notablemente en los últimos años.
   Asimismo, durante estos años ha ido ampliando su cartera de servicios con nuevas técnicas para el tratamiento de cardiopatías estructurales, como la denervación renal o la implantación de prótesis aórticas por vía percutánea en pacientes con estenosis aórtica severa a los que se ha descartado la intervención quirúrgica, cierres de comunicaciones intracardiacas, entre otras.

La obesidad afecta al desarrollo del cerebro de los fetos

Un estudio llevado a cabo por investigadores del Mother Infant Research Institute (MIRI, por sus sigla en inglés) de Boston (Estados Unidos), ha mostrado que la obesidad afecta al desarrollo del cerebro de los fetos. Los resultados serán presentados el próximo 15 de febrero en la reunión anual de Medicina Materno-Fetal de California.

   Concretamente, tras analizar el desarrollo fetal de 16 embarazadas, los investigadores han descubierto que en el segundo trimestre de gestación los fetos de las mujeres obesas tienen diferencias en la expresión génica, en comparación con los fetos de las mujeres con peso saludable.  
   Durante la gestación se produce la apoptosis, un proceso de desarrollo de la muerte celular programada y una parte importante del desarrollo neurológico fetal anormal. Sin embargo, los fetos de las mujeres obesas sufren una disminución de la apoptosis.
   No obstante, los expertos han reconocido que es "demasiado pronto" para conocer las implicaciones de estos hallazgos aunque han destacado la necesidad de que se realicen más estudios de expresión génica con el fin de dilucidar los posibles mecanismos que intervienen en la alteración del neurodesarrollo postnatal en los niños de madres obesas.
   Ahora bien, los investigadores han confiado en que sus conclusiones y los datos futuros empujen a las mujeres que quieren quedarse embarazadas a tener una vida más saludable con el fin de disminuir el riesgo para sus hijos.

Los tics nerviosos pueden ser síntoma de un trastorno de ansiedad social

La aparición de tics nerviosos es, en ocasiones, una manifestación de una fobia social o un trastorno de ansiedad social, "caracterizado por un temor a los demás", señala el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), Antonio Cano, quien asegura que, por lo general, los tics nerviosos aparecen en adultos que ya los padecieron en la infancia.

   El tic nervioso es una característica, "por un lado, aprendida, y por otro, biológica", indica este experto, quien asegura que existen "personas con más propensión a desarrollar un tic y otras con menos".
   "Una vez que lo desarrollan, su aparición se intensifica si hay estrés. Cuando una persona tiende a tener un tic y tiene que atender a muchas tareas de una gran exigencia se incrementa la probabilidad de que aparezca o reaparezca así como de que aumente la frecuencia de sus tics nerviosos", resume.
   En otros casos, la aparición de tics puede deberse a otras "circunstancias subjetivas" o al síndrome de Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico que aparece en la infancia y que está caracterizado por este tipo de manifestaciones.
   "Se caracteriza por la contracción involuntaria de los músculos de manera muy intensa. Es el principal problema pero puede producir una disfunción importante en la persona que lo presenta", señala este experto.
   Estas manifestaciones "mejoran cuando esta persona está tranquila o mediante técnicas de relajación o de reestructuración cognitiva", indica. "En general, las técnicas cognitivas tienden a mejorar el malestar subjetivo y a disminuir la activación fisiológica, lo que repercute en la disminución de la frecuencia e intensidad de los tics", asegura.
   Con todo, reconoce que la incidencia de tics nerviosos en la población es baja y alude a un estudio catalán realizado en población universitaria que revelaba que solo el 6,4 por ciento de los alumnos declararon tener algún tic nervioso.
   El presidente de SEAS lamenta que "haya una tendencia generalizada" a que los tics nerviosos "empeoren" porque, muchas veces, se tiende a dar "más importancia" a estas molestias de lo que de verdad las tienen. "Al prestarlas más atención, las activamos más y, eso que nos molestaba, aumenta su frecuencia e intensidad", sostiene.
   Con todo, Cano apuesta por acudir donde el profesional "siempre que uno sienta que lo que le sucede es desagradable y quiera disminuir ese malestar y la frecuencia de sus tics".
   Sobre si un adulto que nunca haya padecido un tic nervioso durante su infancia puede sufrir alguno, este experto considera que es un caso raro. "Lo normal es que si aparece un pequeño tic en la edad adulta es durante un periodo de mucho estrés", dice.
   Y, en este sentido, pone como ejemplo "un pequeño temblor" en el párpado del ojo, que tiene "poca intensidad", que no suele ser "muy molesto, y que desaparece "en periodos de menos estrés".
   En general, reconoce que los tics nerviosos "son variados", aunque suelen manifestarse principalmente en la cara, pues en ella hay "una gran cantidad de músculos y terminaciones nerviosas".
   Para este experto, estas manifestaciones pueden generar cierto estigma social. "Algunas personas pueden ponerse nerviosas ante la presencia de estas contracciones musculares no voluntarias", asegura.
   Además, cuando una persona está nerviosa, tiende haber un "cierto grado de malestar" a su alrededor. "Algunas personas podrían ser poco comprensivas y quedarse con que es algo desagradable", apostilla.
   En relación a si el bruxismo podía catalogarse como un tic nervioso, este experto afirma que, en cierta manera, sí. "Son contracciones musculares involuntarias pero que tienen otras características especificas que lo diferencian de los tics", argumenta.
   De este modo, el bruxismo consiste en rozar los dientes superiores e inferiores durante el sueño. Mientras "que los tics se producen habitualmente durante el día", añade.
   Además, explica que ambas problemáticas tienen unas "consecuencias  diferentes" y, así, precisa que los tics derivan en problemas sociales, y el bruxismo, en físicos, como desgaste de los dientes.
   No obstante, en sus palabras, hay personas que tienden a apretar los dientes durante el día y no padecen bruxismo por la noche. "No tiene porque darse ambas circunstancias", apostilla este experto, para después afirmar que estas personas, a consecuencia de esta práctica, sufren dolor de cabeza y en la mandíbula por la tensión que padecen.

El tratamiento de la artrosis apuesta por proteger la articulación

La artrosis, la enfermedad articular más frecuente en España, es un proceso crónico consistente en el desgaste progresivo del cartílago; esta enfermedad, que provoca dolor, rigidez e incapacidad funcional, en contra de lo que se piensa no es exclusiva de la vejez, cualquiera puede padecerla, y, al tratarse de un problema en el cartílago puede afectar a cualquier articulación; de estos factores, y de otros, dependerá la elección del mejor tratamiento.

   Actualmente son dos los grupos terapéuticos que dominan el tratamiento, por un lado aquellos fármacos que básicamente reducen el dolor (analgésicos y antiinflamatorios), y que son los más indicados, y, por otro lado, los que retrasan la progresión y también eliminan dolor (condroprotectores), que podrían convertirse en el tratamiento base.
   Las innumerables variables con que cursa la enfermedad hacen que "cada paciente sea diferente y se presente además una idiosincrasia a considerar a la hora de establecer determinados tratamientos", explica el doctor Sergio Giménez, coordinador del Grupo de Trabajo de Aparato Locomotor de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), quien destaca la edad y la comorbilidad como las que agravan la mala calidad de vida del paciente.
   "No hay que olvidar que es una enfermedad incapacitante e invalidante y donde el dolor es el principal síntoma", de ahí que sea tan importante acertar con el tratamiento. Para ello señala que se debe partir bajo la premisa de que "se está tratando una enfermedad grave, inflamatoria y crónica".
   "Partiendo de esas premisas hay que considerar un tratamiento de larga duración que quite el dolor y que baje la inflamación. Por tanto, el tratamiento ha de ser lo suficientemente inocuo y seguro que permita ser administrado durante largo tiempo. Es importante también intentar el que la enfermedad no siga progresando", advierte.
   La artrosis no se cura pero se puede controlar su evolución siempre que el paciente y el médico colaboren, por un lado acertando con el tratamiento y, por otro, como recuerda Giménez, inculcando unos hábitos de vida saludable.
   "Corrigiendo los hábitos nocivos y prescribiendo ejercicio, deberíamos adaptar la medicación al paciente; hablamos de tratamiento individualizado, atendiendo a las patologías concomitantes", añade.
   Hasta hace relativamente poco tiempo los tratamientos se centraban sobre todo en el dolor, tras conocerse que la artrosis no es una enfermedad terminal de la articulación los tratamientos han ido enfocados a prevenir o reducir su progresión, además de eliminar el dolor.
   La artrosis afecta al paciente de forma distinta, de manera que no hay un patrón general de evolución, así en algunos pacientes los síntomas de inicio serán más graves que en otros donde, teniendo la misma articulación afectada, se desarrolla la enfermedad de un modo más lento. Por otra parte, hay que tener en cuenta las crisis en las que progresa la enfermedad, que se producen de un modo intermitente e imprevisible por lo que ni el paciente ni el médico pueden bajar la guardia.
   A la hora de establecer un tratamiento, además de tenerse en cuenta la edad, el estado físico o el sobrepeso y obesidad, el médico debe ser consciente de que la mayoría de los enfermos tiene alguna otra enfermedad asociada -- hipertensión arterial (57%), diabetes (19%), cardiopatías (10%), además lo normal es que no haya una sola articulación afectada.
   En España un 70% de los enfermos recibía analgésicos y, en la misma proporción, se prescribía antiinflamatorios no esteroideos (AINE); además el 43% tomaba ambos; mientras, menos del 15% toma algún fármaco Sysadoa, destacando el condroitín sulfato y el sulfato de glucosamina. Finalmente, algo más del 60% de los encuestados recibía algún fármaco gastroprotector para evitar los daños de los AINE.
   Los AINE son uno de los tratamientos más utilizados en artrosis, particularmente en los estadios iniciales de la enfermedad, el problema son sus efectos adversos y que, en muchas ocasiones, "son tomados sin control", explica Giménez, quien apoya el uso de condroprotectores que "ya no son nuevos y han demostrado su eficacia y eficiencia en pacientes con artrosis".
   "Son fármacos muy seguros", añade, al tiempo que explica que actualmente están indicados en largos tratamientos, ya que permiten períodos de descanso cada tres meses, en pacientes con alta comorbilidad que es lo corriente en estos pacientes, que no puedan tomar AINE o bien que estén polimedicados.
   De la misma opinión es el jefe de Servicio de la Unidad de Farmacología Clínica del Hospital Universitario de Alicante, el doctor José Francisco Horga, quien va más allá al destacar que debería considerarse esté fármaco como tratamiento de base, y, por tanto, cree que una amplía población tratada con AINE podría disponer de un mejor tratamiento, evitando sus efectos secundarios.
   "Sobre todo en aquellos pacientes a los que se les recomiendan pautas cortas a dosis bajas de analgésicos o antiinflamatorios y no son paces de ayudarles a mejorar su calidad de vida", advierte este experto, que también es Catedrático de Farmacología Clínica de la Universidad Miguel Hernández, de Elche.
   A la hora de decidir qué tratamiento usar, Horga explica que los médicos suelen seguir las guías de recomendación de las sociedades internacionales o nacionales. A veces éstas no son suficientemente ágiles a la hora de incorporar los avances generados por los grupos de investigación en la eficacia y la seguridad de los medicamentos.
   Esto ha hecho que se haya tardado más de lo deseado en llegar a las recomendaciones actuales que normalizan el uso de los Sysadoa como tratamiento de base, una vez que éstos han demostrado, pese a no ser ese su efecto directo, "tener un importante efecto analgésico", además de frenar el deterioro estructural articular y tener efectos adversos "prácticamente nulos".
   "Es interesante ver que en todos los metanálisis, el sulfato de condroitina es el único fármaco que tiene entre dos y tres veces más capacidad analgésica que los analgésico", además "es probablemente uno de los pocos recursos que tenemos para evitar la progresión de la artrosis".
   Precisamente, en España el Ministerio de Sanidad, en colaboración con la Organización Médica Colegial, ha editado una guía donde se incorporan entre las recomendaciones un uso más general de los Sysadoa. Entonces, la cuestión es saber por qué no se prescribe más si todo lleva a pensar que estarían igualmente indicados en artrosis de inicio o pacientes jóvenes.
   A su juicio, "hay que dar un poco de tiempo", ya que no hay nuevos fármacos en el horizonte cercano contra la artrosis, y todos los ensayos que se están realizando van encaminados a demostrar su eficacia mediante nuevas técnicas de evaluación; además "tanto desde el punto de vista fármaco-económico, como desde el punto de vista de seguridad estamos empezando a mirar con ojos muy críticos los AINE", afirma.
    Y destaca que lo ideal sería utilizarlos como "terapia preventiva a largo plazo"; a su favor, además de los beneficios terapéuticos, supondría un ahorro de los gastos derivados de los efectos adversos de los AINE, sobre todo en pacientes con comorbilidades.
   En definitiva, "estamos en un momento crítico en el que no falta nada para que sea aceptado en términos generales"; lamentablemente, explica, no le frena la investigación que apoya su uso, sino el hecho de no ser regulados como productos éticos farmacéuticos por la Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA) y el Instituto Nacional para la Salud de Reino Unido (NICE).
   Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido estos productos sólo están disponibles como suplementos alimenticios, que no han demostrado una bioequivalencia clínica con el condroitín sulfato de grado farmacéutico.