miércoles, 22 de enero de 2020

Científicos españoles abren una nueva vía para frenar los tumores cerebrales más agresivos

MADRID.- Los gliomas son uno de los tumores cerebrales más agresivos que existen y responsables del 7 por ciento de las muertes por cáncer; un equipo de científicos ha descubierto ahora la conexión que tienen con las enfermedades neurodegenerativas y ha abierto la puerta al diseño de nuevas terapias contra ese tipo de cáncer.

Los investigadores han comprobado que sus hallazgos pueden servir tanto para mejorar el diagnóstico de los gliomas como las terapias, y confían en que el descubrimiento sirva para rebajar la agresividad de los tumores con peor pronóstico y para ralentizar la progresión de los menos agresivos.
La investigación, cuyos resultados publica hoy la revista Science Translational Medicine, la han llevado a cabo científicos españoles del Instituto de Salud Carlos III de Madrid (Ministerio de Ciencia), de la Asociación Española Contra el Cáncer, el Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED), el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (Madrid), y médicos e investigadores del hospital madrileño 12 de Octubre o el Vall d'Hebrón de Barcelona.
Aunque suponen solo el dos por ciento de los tumores cerebrales, los gliomas causan el 7 por ciento de las muertes por cáncer, ha recordado el Instituto de Salud Carlos III, que ha detallado que esta patología es además resistente a la quimioterapia y a la radioterapia y ha destacado por ello la importancia del descubrimiento como punto de partida "muy importante" para diseñar nuevas estrategias terapéuticas.
Los investigadores han comprobado que una proteína (TAU), relacionada con diversas patologías degenerativas en el cerebro, está también presente en las células de los gliomas, y han comprobado que en estos tumores esa proteína estaría regulando la capacidad que tienen las células tumorales para promover la formación de nuevos vasos sanguíneos.
El Instituto de Salud Carlos III ha recordado que los pacientes diagnosticados con los gliomas más agresivos tienen un índice de supervivencia muy bajo, de en torno a los 15 meses, y ha observado que los resultados revelan que la proteína "Tau" está presente en los tumores menos agresivos y su presencia se pierde a medida que aumenta el grado de malignidad del tumor.
"Nuestros resultados sugieren que imitando la función de esa proteína con compuestos como los taxanos, que ya se usan en otros tipos de cáncer como el de mama, se podría rebajar la agresividad de los tumores de peor diagnóstico y hacerlos más sensibles a terapias convencionales", ha explicado la investigadora de este Instituto, Pilar Sánchez Gómez.
El hallazgo abre la puerta a nuevas terapias basadas en el empleo de compuestos que ya están aprobados para su uso en otros tipo de cáncer e incluso en la utilización de fármacos que hubieran sido inicialmente diseñados para pacientes con enfermedades neurodegenerativas.
El argentino Ricardo Gargini, investigador del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, ha señalado que en un periodo de tiempo "prudencial" este descubrimiento podría tener importantes implicaciones, tanto a nivel de diagnóstico como a nivel terapéutico, y generar mejoras en el tratamiento de este tipo de tumores, para los que las terapias actuales no son eficaces.
La investigadora Pilar García ha precisado que la investigación está en una fase "pre-clínica", y ha advertido que uno de los principales hándicap en el tratamiento de los gliomas es que son muy heterogéneos, lo que dificulta el desarrollo de los ensayos clínicos, por lo que una mejor clasificación de los tumores servirá para optimizar el uso de fármacos que están ya dando muy buenos resultados en otros tipos de cáncer.Los científicos están ahora revisando muestras de otros ensayos clínicos para ver posibles correlaciones con sus resultados; trabajando con radiólogos para encontrar puntos de unión con los datos de las resonancias magnéticas de los pacientes; y con las empresas farmacéuticas que distribuyen los derivados de los taxanos que sean capaces de llegar al cerebro, para comprobar su interés en un posible ensayo clínico con pacientes con glioma, ha informado Pilar García.
El objetivo, ha precisado, es conseguir establecer una colaboración con esas empresas farmacéuticas para comprobar en un número más amplio de modelos animales el posible efecto antitumoral de esos compuestos antes de intentar llevarlos a la práctica clínica.
Pilar García ha explicado que cuando un fármaco ya está aprobado para un uso se agilizan muchos los trámites para utilizarlo en otra enfermedad, aunque se trate de un uso "compasivo", sobre todo en casos como un cáncer con tan mal pronóstico como los gliomas.
La investigación, en la que participado numerosos centros de investigación y universidades públicas y privadas de España y Estados Unidos, ha contado con fondos y financiación del Gobierno, de la Asociación Española contra el Cáncer y del National Institutes of Health del Departamento de Salud y Servicios Sociales de Estados Unidos.

Identificados 49 fármacos no oncológicos capaces de matar las células del cáncer

BOSTON.- Un grupo de investigadores estadounidenses ha descubierto una sorprendente capacidad para matar células cancerosas en 49 fármacos ya existentes para otras patologías como la diabetes o la inflamación.

Ese grupo ha descubierto una sorprendente capacidad para matar células cancerosas en 49 fármacos ya existentes para otras patologías como la diabetes o la inflamación. Incluso en un medicamento para tratar la artritis en los perros. Así lo señala un artículo que acaba de publicar la revista Nature Cancer.  
Se trata del estudio más amplio realizado hasta la fecha con la intención expresa de encontrar nuevos usos a las pastillas de siempre. Memorable fue, por ejemplo, cuando se constataron los beneficios de la aspirina en el corazón o cuando al probar el sildenafilo para la angina de pecho, por casualidad, se identificaron las bondades que hoy dan nombre a la Viagra.
En esta ocasión, nomenclaturas como disulfiram (para el tratamiento del alcoholismo crónico) y lovastatina (para reducir el colesterol) se postulan como posibles opciones contra los tumores en un futuro no muy lejano. 
 Antes, subrayan los propios autores del trabajo, del Instituto Broad del MIT Massachusetts, Estados Unidos), "habrá que realizar más análisis sobre estos 49 medicamentos no oncológicos y después llevarlos a ensayos clínicos para probarlos en pacientes con cáncer".
Los investigadores probaron un total de 4.518 compuestos del Centro de Reutilización de Medicamentos de Broad en 578 líneas celulares de cáncer humano. 
Utilizando un método de código de barras molecular conocido como PRISM, que se desarrolló en el laboratorio Golub, se pudieron etiquetar cada una de las líneas celulares con un código de barras de ADN y medir la tasa de supervivencia de las células cancerosas.
El resultado: ni más ni menos que 49 medicamentos indicados y comercializados para otras patologías como la diabetes mostraron una sorprendente capacidad para matar a las células cancerosas. Es decir, no sólo funcionan para reducir el colesterol, la inflamación o la artritis. También parecen tener potencial antitumoral. 
"Pensábamos que seríamos afortunados si encontrábamos un solo compuesto con estas propiedades", reconoce Todd Golub, director científico del trabajo y del programa de cáncer en Broad.
Así como la mayoría de los medicamentos contra el cáncer bloquean las proteínas, argumenta Corsello, "estamos descubriendo que los compuestos pueden actuar a través de otros mecanismos como la activación de una proteína o estabilizando la interacción entre proteínas". 
No obstante, la mayoría de estos medicamentos no oncológicos mostraron actividad contra el tumor al relacionarse con un objetivo molecular previamente no reconocido. 
Por ejemplo, el medicamento antiinflamatorio tepoxalina, desarrollado originalmente para su uso en personas pero aprobado para el tratamiento de la osteoartritis en perros, eliminó las células cancerosas al golpear un objetivo desconocido en las células que sobreexpresan la proteína MDR1, que comúnmente impulsa la resistencia a los medicamentos de quimioterapia.
En los últimos años se ha intensificado la búsqueda de nuevas indicaciones para fármacos ya comercializados. Por un lado, se acortan los tiempos, ya que no hay que desarrollar la medicina empezando desde cero. 
Cabe recordar que desde el descubrimiento de una molécula hasta su llegada al mercado pueden pasar 10 años. Por otro lado, supondría un abaratamiento de los costes. 
Según los últimos datos, la investigación y el desarrollo de un fármaco supone una inversión de más de dos mil millones de euros.