Científicos del Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas (CNIO), del Institute of Cancer Research y
The Royal Marsden NHS Foundation Trust, ambos del Reino Unido, han
descubierto el primer factor genético para el pronóstico del cáncer de
próstata, tras comprobar que los pacientes con mutaciones heredadas en
el gen BRCA2 presentan un peor pronóstico y una menor supervivencia que
el resto.
El hallazgo, que publica en su último número la revista 'Journal
of Clinical Oncology', plantea una revisión en el abordaje clínico de
estos pacientes, dirigido al diagnóstico temprano y tratamiento
inmediato incluso en las fases más iniciales de la enfermedad, de la que
en España se diagnostican más de 25.000 nuevos casos cada año
representando la tercera causa de muerte por cáncer en varones.
"Si bien la mayoría de los pacientes con cáncer de próstata tiene
un pronóstico excelente, uno de los mayores retos con que nos
encontramos en la práctica clínica diaria es la dificultad para
identificar aquellos pacientes en los que la enfermedad puede ser
letal", ha explicado David Olmos, jefe de la Unidad de Investigación
Clínica de Cáncer de Próstata y Tumores Genitourinarios del CNIO.
Con el objetivo de buscar indicadores genéticos que ofrecieran
pistas sobre la evolución de la enfermedad, los autores del trabajo
examinaron a 61 pacientes con cáncer de próstata portadores de
mutaciones en el gen BRCA2 (gen supresor de tumores que protege el ADN),
18 con mutaciones en BRCA1 (cuya función es similar a la de BRCA2) y
1.940 en los que se había excluido la presencia de mutaciones en sendos
genes.
La magnitud del estudio lo convierte en el de mayor calibre
realizado hasta la fecha con pacientes de cáncer de próstata y
mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, conocidos tradicionalmente por
ser los responsables del síndrome de cáncer de mama y ovario familiar.
Los análisis de los pacientes mostraron que los portadores de
mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 tenían más probabilidades de
presentar un cáncer de próstata avanzado en el momento del diagnóstico,
así como de desarrollar metástasis.
Además, dentro del subgrupo de pacientes en los que la enfermedad
no se había extendido en el momento del diagnóstico, el 23 por ciento de
los portadores de mutaciones desarrolló metástasis en los cinco años
siguientes, frente al 7 por ciento de los no portadores.
A los cinco años del diagnóstico, el 19 por ciento de los
portadores de mutaciones en BRCA2 con enfermedad temprana había
fallecido, frente al 4 por ciento de los no portadores. En este caso, no
se observaron diferencias significativas entre pacientes con mutaciones
en BRCA1 y pacientes sin mutaciones en estos genes.
La doctora Elena Castro, primera autora del artículo, ha destacado
como estos datos convierten al gen BRCA2 en el primer factor genético
para el pronóstico del cáncer de próstata".
Además, según apunta, plantean la necesidad de un cambio de
paradigma en el abordaje clínico de los pacientes con cáncer de próstata
portadores de mutaciones en los genes BRCA, "para los que los
estándares de tratamiento actuales parecen ser insuficientes y no
existen guías específicas de actuación".
"Ahora que hemos conseguido identificar pacientes en los que la
enfermedad es potencialmente letal, nuestro reto es explorar los
tratamientos más adecuados y con menos efectos secundarios que tengan un
impacto real en supervivencia", añade Olmos.