lunes, 1 de marzo de 2021

Descubren cómo reactivar las células madre envejecidas en el cerebro


ZÜRICH.- A medida que las personas envejecen, sus células madre neurales pierden la capacidad de proliferar y producir nuevas neuronas, lo que lleva a una disminución de la función de la memoria. Investigadores de la Universidad de Zúrich, en Suiza, han descubierto ahora un mecanismo relacionado con el envejecimiento de las células madre y cómo se puede reactivar la producción de neuronas.

El hipocampo es la región del cerebro que juega un papel clave para una serie de procesos de memoria. Con el aumento de la edad, y en los pacientes que padecen la enfermedad de Alzheimer, la capacidad del hipocampo para crear nuevas neuronas disminuye constantemente y, con ella, sus funciones de memoria.

El nuevo estudio realizado por el grupo de investigación de Sebastian Jessberger, profesor del Instituto de Investigación del Cerebro de la Universidad de Zúrich, muestra cómo la formación de nuevas neuronas se ve afectada con la edad.

Las estructuras de proteínas en los núcleos de las células madre neurales aseguran que las proteínas dañinas que se acumulan con el tiempo se distribuyan de manera desigual en las dos células hijas durante la división celular. Esto parece ser una parte importante de la capacidad de las células para proliferar durante un tiempo prolongado para mantener el suministro de neuronas.

Sin embargo, a medida que avanza la edad, las cantidades de proteínas nucleicas cambian, lo que resulta en una distribución defectuosa de proteínas dañinas entre las dos células hijas. Esto da como resultado una disminución en el número de neuronas recién generadas en el cerebro de ratones más viejos.

El elemento central en este proceso es una proteína nuclear llamada lamina B1, cuyos niveles disminuyen a medida que las personas envejecen. Cuando los investigadores aumentaron los niveles de lamina B1 en experimentos con ratones envejecidos, la división de las células madre mejoró y aumentó la cantidad de neuronas nuevas.

"A medida que envejecemos, las células madre de todo el cuerpo pierden gradualmente su capacidad de proliferar. Usando ingeniería genética y tecnología microscópica de vanguardia, pudimos identificar un mecanismo que está asociado con este proceso", señala el candidato a doctorado y primer autor Khadeesh bin Imtiaz.

La investigación es parte de varios proyectos en curso que tienen como objetivo reactivar las células madre envejecidas. La capacidad de regenerar el tejido dañado generalmente disminuye con la edad, lo que afecta a casi todos los tipos de células madre del cuerpo. 

"Si bien nuestro estudio se limitó a las células madre del cerebro, es probable que mecanismos similares jueguen un papel clave cuando se trata del proceso de envejecimiento de otras células madre", apunta Sebastian Jessberger.

Estos últimos hallazgos son un paso importante hacia la exploración de cambios dependientes de la edad en el comportamiento de las células madre. 

"Ahora sabemos que podemos reactivar las células madre envejecidas en el cerebro. Nuestra esperanza es que estos hallazgos algún día ayuden a aumentar los niveles de neurogénesis, por ejemplo, en personas mayores o que padecen enfermedades degenerativas como el Alzheimer dentro de muchos años", confiesa Jessberger.

Descubren un nuevo linfocito que mata las células cancerosas


BERNA.- Los tratamientos para combatir los tumores se basan principalmente en linfocitos T CD8. Un equipo de investigación dirigido por la Universidad de Ginebra (UNIGE) en Suiza, ha investigado los linfocitos T CD4 y han descubierto que cuando los pusieron directamente en contacto cercano con las células cancerosas, hasta un tercio de ellas también podían matarlas. Este significativo descubrimiento amplía las perspectivas terapéuticas basadas en la administración de linfocitos T CD4 a pacientes resistentes a las terapias convencionales.

Hasta ahora una gran proporción de pacientes no responde a estos tratamientos con linfocitos T CD8, que se especializan en detectar y eliminar infecciones intracelulares y en matar células cancerosas. Esto llevó a un equipo de investigación del Swiss Cancer Centre Léman (SCCL) a reunir a las universidades de Ginebra (UNIGE) y Lausana (UNIL), el Instituto Ludwig para la Investigación del Cáncer (LICR), EPFL y CHUV para investigar los linfocitos T CD4.

Si bien estos juegan un papel de apoyo con las células T CD8, su capacidad para eliminar directamente las células tumorales ha sido motivo de controversia. Utilizando tecnologías innovadoras de nanoimagen diseñadas en el laboratorio de EPFL, los científicos descubrieron que cuando los linfocitos T CD4 se ponían directamente en contacto cercano con las células cancerosas, hasta un tercio de ellos también podría matarlos.

Este descubrimiento, publicao en la revista 'Science Advances', es significativo y amplía las perspectivas terapéuticas basadas en la administración de linfocitos T CD4 a pacientes resistentes a las terapias convencionales.

Cuando las células cancerosas proliferan en nuestros cuerpos, nuestro sistema inmunológico se activa. La primera línea de combatientes capaces de destruir las células tumorales son los linfocitos T CD8 conocidos como linfocitos T citotóxicos, respaldados por linfocitos T CD4. Estos últimos secretan factores que ayudan al primero de muchas formas.

"Es por eso que muchos tratamientos contra el cáncer se basan en linfocitos T CD8 --explica Camilla Jandus, última autora del estudio y profesora del Departamento de Patología e Inmunología de la Facultad de Medicina de UNIGE y científica adjunta en LICR--. Desafortunadamente, algunos pacientes no responden a estos tratamientos, por lo que tenemos que encontrar otros nuevos".

El equipo de SCCL centró su atención en los linfocitos T CD4, que ofrecen un apoyo invaluable a nuestro sistema inmunológico, como explica Pedro Romero, profesor del Departamento de Oncología Fundamental de la Facultad de Medicina y Biología de la UNIL. "Estos tienen un espectro mucho más amplio de especializaciones funcionales que los linfocitos T CD8, y durante mucho tiempo no supimos con certeza si tenían la capacidad de diferenciarse en linfocitos asesinos".

Para abordar esta cuestión, los científicos examinaron los linfocitos T CD4 de unos veinte pacientes con melanoma que estaban siendo tratados en CHUV. "Aunque el melanoma no es el cáncer de piel más común, es el más mortal y es particularmente sensible a las inmunoterapias", explica el profesor Jandus.

Los investigadores aislaron los linfocitos T CD4 tanto de la sangre como de fragmentos de los tumores con la idea de compararlos directamente. Las células tumorales disociadas y las células T CD4 se incubaron conjuntamente para observar su comportamiento individualmente.

A continuación, se necesitaron herramientas de observación que proporcionaran una resolución muy avanzada hasta el nivel de una sola célula. "Creamos chips de más de 20.000 minicavidades de 65 picolitros (1 picolitro = 10-12 litros) que pueden albergar una célula T CD4 y una célula tumoral en cada uno de ellos, y que funcionan como anillos de boxeo", explica Hatice Altug, profesora del Laboratorio de Sistemas Bionanofotónicos de la EPFL.

A continuación, los investigadores fotografiaron todos estos miles de pozos simultáneamente cada cinco minutos durante 24 horas para observar las interacciones que se producían entre las dos células a partir de un gran conjunto de pares. "Sabemos que un CD8 tarda unas dos horas y media en matar a una célula tumoral, y decidimos observar estos anillos de boxeo durante 24 horas sin saber cómo, y si, reaccionarían los CD4", continúa el profesor Altug.

Para gran satisfacción de los científicos, la integración de alto rendimiento de los datos de imágenes dinámicas mostró que hasta un tercio de los linfocitos T CD4 lograron matar la célula tumoral a la que estaban estrechamente vinculados en cinco horas.

Como subraya el profesor Romero, "estas observaciones directas a nivel de linfocitos individuales, que se revelaron por primera vez a tal nivel de sensibilidad, confirman definitivamente la existencia de linfocitos T CD4 capaces de matar células tumorales. Y esto ocurre mientras el tumor las células a veces logran desviarlos de su función de brindar apoyo protector para convertirlos en aliados".

Al analizar en detalle la variedad asesina de linfocitos T CD4, los científicos descubrieron que expresaban la molécula SLAMF7, que promovía su actividad asesina tumoral.

"Por eso ahora vamos a aislar y cultivar in vitro la mejor variedad asesina de linfocitos T CD4 para poder convertirlos en un verdadero ejército de billones de células, que luego podremos inyectar a los pacientes en los que los tratamientos basados en los CD8 no funcionen", dice el doctor Jandus.

El cuerpo humano sólo tiene de forma natural un pequeño número de linfocitos T CD4 dirigidos contra los tumores, y no lo suficiente como para derrotarlos. "La capacidad de visualizar este combate cuerpo a cuerpo con nuestro chip picowell allana el camino para ampliar el arsenal en la lucha contra el cáncer, que ahora debemos desarrollar", concluye el profesor Altug.

Todo lo que debemos saber sobre los gases gástricos


CÁDIZ.- El doctor Antonio M. Moreno García, especialista de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y experto de Aparato Digestivo en el Hospital Universitario Puerta del Mar (Cádiz) aclarar dudas sobre los gases gastrointestinales porque algunas personas comiendo lo mismo tienen diferente cantidad de gases.

   Sobre por qué hay personas que tienen más gases que otras, el experto incide que intervienen factores como la dieta, la actividad física, el consumo de medicamentos y la presencia de patologías digestivas, como la intolerancia a la lactosa, a la fructosa, o la dispepsia funcional, por ejemplo.

   En cuanto a por qué algunos gases huelen y otros no, el doctor Moreno García explica que, para poder contestar a esta cuestión, debemos conocer primero la composición del gas intestinal: hidrógeno, dióxido de carbono y metano, así como por otros gases que tienen menor concentración.

   "Los tres primeros, pese a la creencia popular, no son los responsables de las características odoríferas. Éstas se deben los derivados del azufre (metanotiol y sulfuro de dimetilo), que se producen como consecuencia de procesos de fermentación de las bacterias que componen la flora intestinal", agrega.

   Así, este especialista de Aparato Digestivo incide en que nuestros hábitos de vida influyen en la aparición de este problema, de forma que cuando se toman bebidas carbonatadas, chicle, alcohol, se fuma, se come muy rápido, o se toman ciertos alimentos pueden aparecer estos síntomas. 

"Otro punto importante es el sedentarismo. El ejercicio físico suave, adaptado a la condición física de cada persona, mejora la motilidad del intestino, contribuyendo a que el gas no cause síntomas", advierte.

   En concreto, el especialista del Hospital Universitario Puerta del Mar enumera los alimentos que más gases producen: los más ricos en azúcares y fibra. "Esto se debe a que las bacterias que componen la flora intestinal, a nivel colónico, producen una fermentación de estas sustancias, liberando gas en dicha reacción química", indica.

   De esta forma, señala que los productos integrales tomados en exceso, por su alto contenido en fibra, pueden ser causa también de las flatulencias. "Dicha fermentación de los alimentos ricos en fibra explica también el por qué las legumbres y ciertas verduras como las coles, brócoli, pimientos, etc., tienen capacidad para producir gases", agrega.

¿QUÉ HACER ANTE UN MALESTAR POR GASES?

   Con todo ello, el especialista de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) remarca que ante un malestar por gases existen unas recomendaciones generales para evitar sufrirlos:

   -Comer despacio y masticando bien los alimentos. Es importante realizar 5 comidas al día, y tomarse tiempo para realizarlas, al menos 20 minutos.

   -Reducir o evitar el consumo de bebidas carbonatadas o gaseosas, que aportan instantáneamente mucho gas y nutricionalmente no aportan nada.

   -No fumar.

   -No tomar bebidas alcohólicas. El alcohol ralentiza la musculatura del tubo digestivo, produciendo retrasos en el vaciamiento gástrico y motilidad del intestino, conduciendo a la acumulación gas en nuestro tracto digestivo.

   -No masticar chicle, ni tomar caramelos. Con ellos aumentamos la cantidad de gas que pasa a nuestro tubo digestivo.

   -Beber de un vaso y no directamente de la botella, así ingerimos menos aire.

   -Reducir la ingesta de alimentos más flatulentos: la ingesta de legumbre (tipo habas, judías, garbanzos, etc.) y verduras (tipo coles de Bruselas, coliflor, etc.). No se deben realizar dietas de exclusión, es decir, eliminar alimentos como la lactosa, el gluten, etc., sin tener un diagnóstico médico adecuado, pues puede complicar la obtención de ese diagnóstico, o conducir a déficits nutricionales.

   -Durante la comida no hablar en exceso, pues deglutimos más aire.

   -Evitar el exceso de fibra en la dieta.

   -Evitar comidas excesivamente grasas como fritos, pues tienen un efecto negativo el vaciamiento del estómago y sobre el movimiento intestinal, retrasando los mismos.

   -Realizar ejercicio físico suave-moderado de forma habitual, adecuado a la condición física de cada persona. Esto ayuda a mejorar la motilidad del tubo digestivo, evitando la acumulación de gas.

   "Con los cambios en los hábitos de vida y dieta mejoran más de dos tercios de las personas que los padecen. Si esto no es suficiente lo primordial es consultar con su médico para iniciar el proceso diagnóstico y así llegar al origen del problema, pudiendo dirigir la terapia más apropiada", agrega el doctor Moreno García.

   Eso sí, este especialista de la FEAD recuerda que los gases se convierten en un problema y debemos consultar con el experto, como regla general, si una persona padece estos síntomas e interfieren en su bienestar, o si estos condicionan sus relaciones sociales, como en el caso de la aerofagia con eructos frecuentes.

   "Pero hay situaciones en las que debemos estar más atentos, y no demorar la consulta, como es la aparición de los síntomas en mayores de 50 años, la ausencia de mejoría tras realizar las recomendaciones antes indicadas, la interferencia del descanso nocturno, o si existe una pérdida de peso", concluye.

No siempre tener anticuerpos tras la Covid-19 neutraliza el virus


TUBINGA.- En ausencia de tratamientos efectivos para COVID-19, muchos países han aprobado el uso terapéutico del plasma sanguíneo de pacientes en recuperación porque contiene anticuerpos contra el coronavirus. Pero no todos los tipos de anticuerpos pueden neutralizar el virus y convertirlo en no infeccioso. Una nueva investigación explora la variación en las capacidades de neutralización de virus, que pueden variar ampliamente según el tipo de anticuerpo.

"Lo que necesitamos para la terapia con plasma no son solo altos niveles de anticuerpos, sino también una alta capacidad de neutralización", explica el virólogo Michael Schindler, en el Hospital Universitario de Tübingen (Alemania), en la revista en 'mSphere', una revista de acceso abierto de la Sociedad Estadounidense de Microbiología.

Los investigadores analizaron los anticuerpos de COVID-19 en la sangre de 49 personas con casos asintomáticos o leves, luego probaron esos anticuerpos en líneas celulares humanas infectadas con el virus para determinar su capacidad de neutralización.

Encontraron que en la gran mayoría de los casos (88%) los individuos infectados presentaban una sólida respuesta de anticuerpos específicos del SARS-CoV-2 que neutraliza el virus. Además, la neutralización se correlacionó fuertemente con la abundancia de anticuerpos contra el dominio de unión al receptor de la proteína S del coronavirus.

Pero solo 6 pacientes produjeron anticuerpos en cantidades suficientes para neutralizar el virus a altas diluciones de suero. Cuatro pacientes del estudio que mostraron síntomas y dieron positivo en la prueba de infección no desarrollaron anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2 en absoluto. Otros cuatro pacientes desarrollaron niveles de anticuerpos bastante altos, dijo Schindler, pero neutralizaron mal el virus en los experimentos en líneas celulares humanas.

"Demuestra que no podemos generalizar las suposiciones sobre los anticuerpos", concluye la viróloga Natalia Ruetalo, también del Hospital Universitario de Tubingem ya que no todos tienen la misma respuesta inmune, según señala.

Los hallazgos sugieren que cierta proporción de pacientes desarrollan una respuesta inmunitaria que no conduce a un efecto neutralizante, apunta Ruetalo. "Esas personas pueden permanecer por debajo de cierto umbral de inmunidad protectora y eventualmente volver a infectarse", explica.

En experimentos posteriores, los investigadores utilizaron un ensayo para cuantificar los niveles de anticuerpos de otros coronavirus en el suero de los pacientes. Correlacionaron esos resultados con la capacidad de los sueros para neutralizar el coronavirus COVID-19. Encontraron, sorprendentemente, una asociación con anticuerpos contra el coronavirus 229E, que puede causar el resfriado común.

Los anticuerpos producidos durante una infección por el resfriado probablemente no sean suficientes para proteger a una persona contra el COVID-19, apunta Schindler, pero pueden ayudar al cuerpo a neutralizar el virus.

El nuevo trabajo destaca la complejidad de tratar de usar anticuerpos como evidencia de protección inmunológica, pero sin medir la neutralización, dice Schindler. Su grupo ahora está llevando a cabo experimentos similares para identificar qué anticuerpos pueden neutralizar variantes de SARS-CoV-2 que han surgido en Sudáfrica y en otros lugares.

La OMS cree que es "prematuro" predecir el fin de la COVID en 2022


GINEBRA.- El director de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mike Ryan, consideró hoy "prematuro y poco realista" predecir que el coronavirus causante de la COVID-19 estará erradicado en 2022, aunque indicó que sí espera que para entonces haya dejado de provocar muertes y casos graves.

"Sería prematuro y poco realista creer que acabaremos con el virus a finales de este año, pero sí podemos acabar con las hospitalizaciones y las muertes, terminar con la tragedia asociada con la pandemia", aseguró Ryan en rueda de prensa.

"La principal meta ahora es mantener la transmisión del virus lo más bajo posible" para reducir esos casos graves y mortales, añadió.

Ryan también afirmó que algunos datos preliminares permiten ver que las vacunas ya empiezan a influir en el descenso de la transmisión del coronavirus en algunos países, algo "muy alentador".

"Si las vacunas comienzan a impactar no sólo en menos muertes y hospitalizaciones, sino también en las dinámicas de transmisión, entonces creo que aceleraremos el control de la pandemia", aseguró Ryan, aunque admitió que "por ahora, es el virus el que tiene ese control".

Ryan advirtió de que las buenas noticias en relación con las vacunas vienen sin embargo acompañadas de nuevas cifras de ascenso de casos diarios globales, por lo que "aún afrontamos un fuerte reto".

Los análisis de sangre podrían ser útiles para predecir la gravedad del COVID-19


NEW HAVEN.- Cuando los pacientes con COVID-19 llegan a Urgencias, los médicos disponen de relativamente pocas formas de predecir cuáles son más propensos a requerir cuidados intensivos y cuáles tienen más probabilidades de disfrutar de una rápida recuperación. Ahora, un estudio de la Universidad de Yale (Estados Unidos) ha identificado una serie de biomarcadores asociados a la activación de los glóbulos blancos y a la obesidad que pueden predecir la gravedad de estos pacientes.

"Los pacientes con niveles elevados de estos marcadores tenían muchas más probabilidades de requerir cuidados en la unidad de cuidados intensivos, necesitar ventilación o morir a causa de su COVID-19", explica Hyung Chun, autor principal de la investigación, que se ha publicado en la revista científica 'Blood Advances'.

Anteriormente, algunos estudios de laboratorio habían identificado posibles indicadores de COVID-19 grave, como los niveles de dímero D, una medida de la coagulación de la sangre, y los niveles de proteínas conocidas como citoquinas, que se liberan como parte de las respuestas inflamatorias del organismo. Sin embargo, hasta ahora ningún marcador de laboratorio podía predecir qué pacientes con COVID-19 acabarían enfermando gravemente antes de mostrar los signos y síntomas clínicos de la enfermedad grave.

Para el nuevo estudio, los investigadores utilizaron un perfil proteómico (una búsqueda de múltiples proteínas en la sangre) para analizar muestras tomadas de 100 pacientes que acabarían experimentando diferentes niveles de gravedad de la COVID-19. En todos los casos, las muestras de sangre se recogieron el primer día de ingreso de los pacientes. Los investigadores también analizaron los datos clínicos de más de 3.000 pacientes adicionales con COVID-19 dentro del sistema del Yale New Haven Hospital.

Descubrieron que cinco proteínas (resistina, lipocalina-2, HGF, IL-8 y G-CSF) asociadas a los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco, estaban elevadas en los pacientes con COVID-19 que posteriormente enfermaron gravemente. Muchas de estas proteínas se habían asociado previamente a la obesidad, pero no a la COVID-19 ni a otras enfermedades víricas.

En particular, los biomarcadores de neutrófilos elevados en los pacientes que acabarían experimentando síntomas más graves eran evidentes antes de que éstos aparecieran. Todos los pacientes con COVID-19 que fueron ingresados o trasladados a la UCI tenían elevados los marcadores de activación de neutrófilos, mientras que estos biomarcadores se mantuvieron bajos en los pacientes que nunca desarrollaron una enfermedad grave. Ninguno de los pacientes con niveles más bajos de biomarcadores de neutrófilos murió.

"Esta es una de las primeras demostraciones de que un conjunto de biomarcadores en la sangre de los pacientes con COVID puede predecir el eventual ingreso en la UCI, incluso antes de que dichos pacientes se pongan en estado crítico", comenta otro de los autores del estudio, Alfred Lee.

Según los investigadores, el conocimiento temprano de estos indicadores podría mejorar significativamente el tratamiento de los pacientes. "Si se pudiera solicitar una prueba diagnóstica [para estos biomarcadores] de forma temprana, podría darnos una mejor idea de quiénes tienen más probabilidades de enfermar gravemente y se beneficiarán de un mayor nivel de atención y de la consideración de las terapias que afectan al sistema inmunitario en una fase temprana de su hospitalización. Muchos de estos fármacos conllevan posibles efectos secundarios, y estas pruebas pueden ayudar a identificar a los pacientes que más se beneficiarían", señala Chun.

Comer cada día dos piezas de fruta y tres raciones de verdura alarga la vida


BOSTON.- Investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital Brigham and Women's en Boston (Estados Unidos) han evidenciado, en un estudio publicado en la revista 'Circulation', que comer cada día dos piezas de fruta y tres raciones de verdura alarga la vida.

Las dietas ricas en frutas y verduras ayudan a reducir el riesgo de numerosas enfermedades crónicas, las principales causas de muerte, incluidas las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Sin embargo, en Estados Unidos solo uno de cada diez adultos come suficientes frutas o verduras.

Para llevar a cabo el trabajo, los expertos analizaron dos estudios en los que se había investigado a más de 100.000 adultos durante 30 años. Ambos conjuntos de datos incluían información dietética detallada recopilada cada dos o cuatro años. Los investigadores también agruparon datos sobre la ingesta de frutas y verduras y la muerte de 26 estudios que incluyeron alrededor de 1,9 millones de participantes de 29 países y territorios en América del Norte y del Sur, Europa, Asia, África y Australia.

De esta forma, los expertos comprobaron que la ingesta de aproximadamente cinco porciones de frutas y verduras al día se asoció con el menor riesgo de muerte, y comer aproximadamente dos porciones diarias de frutas y tres porciones diarias de verduras con una mayor longevidad.

En comparación con los que consumían dos porciones de frutas y verduras por día, los participantes que consumían cinco porciones de frutas y verduras por día tenían un 13 por ciento menos de riesgo de muerte por todas las causas; un 12 por ciento menos de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, incluidas enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares; un 10 por ciento menos de riesgo de muerte por cáncer; y un 35 por ciento menos de riesgo de muerte por enfermedad respiratoria, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Ahora bien, las verduras que más beneficios mostraron fueron las de hoja verde como, por ejemplo, espinaca, col rizada, lechuga, aquellas ricas en betacaroteno y vitamina C, como los cítricos, las bayas y las zanahorias.

Este estudio identifica un nivel óptimo de ingesta de frutas y verduras y respalda el mensaje de salud pública sucinto y basado en la evidencia de '5 al día', lo que significa que las personas deberían consumir idealmente cinco porciones de frutas y verduras cada día.