domingo, 8 de diciembre de 2013

Asocian la depresión leve con las complicaciones diabéticas

Hasta los episodios leves de depresión agravarían las complicaciones de la salud que a menudo provoca la diabetes tipo 2, según demuestra un nuevo estudio de Canadá.

Los autores siguieron a más de 1.000 pacientes durante cinco años y descubrieron que los que padecían varias crisis de depresión leve eran casi tres veces más propensos que el resto a desarrollar discapacidades, como la reducción de la movilidad, del autocuidado y de la calidad de vida.
"La depresión menor es una forma de estrés crónico", dijo el autor principal, doctor Norbert Schmitz, profesor asociado de psiquiatría del Instituto Universitario Douglas de Salud Mental, Montreal.
"Los pacientes no podrían cumplir las indicaciones terapéuticas o alimentarias, lo que empezaría a afectar su salud", agregó.
La diabetes eleva el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, daño nervioso, insuficiencia renal y ceguera. Afecta a 25,8 millones de habitantes de Estados Unidos y los CDC adelantan que esa cifra crecerá significativamente en los próximos 20 años.
La diabetes tipo 2 está asociada con la obesidad, pero los adultos mayores son un grupo de alto riesgo: se estima que el 27 por ciento de los mayores de 65 años padece la enfermedad.
Estudios previos habían hallado que casi una quinta parte de las personas con diabetes tipo 2 en Estados Unidos padecen una depresión mayor. Esa cifra duplica la tasa detectada en la población general.
En Diabetes Care, los autores publican los resultados del seguimiento a cinco años de 1.064 adultos, de entre 18 y 80 años, que participaron del Estudio de Montreal sobre Diabetes y Bienestar.
A todos los participantes se les realizó una batería de tests para evaluar los síntomas de depresión, la discapacidad, la calidad de vida, las complicaciones diabéticas, el nivel social, el ejercicio y los antecedentes físicos y psiquiátricos.
El equipo definió la depresión con un puntaje de los síntomas padecidos en dos semanas.
Mientras que para la depresión mayor se necesitaban por lo menos cinco de nueve síntomas (cambios del apetito, fatiga o pensamientos suicidas persistentes en ese tiempo), la forma leve demandaba menos de cinco síntomas por lo menos una vez en las dos semanas anteriores.
Los autores hallaron que a medida que aumentaban los episodios de depresión leve, también lo hacía el riesgo de padecer un deterioro de la salud y la calidad de vida.
Un episodio de depresión menor elevó un 50 por ciento el riesgo de desarrollar un deterioro físico para realizar las actividades diarias (trabajo, responsabilidades domésticas y autocuidado) con respecto de los participantes sin depresión.
Cuatro o más episodios de depresión leve aumentaron ese riesgo un 300 por ciento. El riesgo de padecer un deterioro de la calidad de vida asociada con la salud creció un 250 por ciento.
Schmitz opinó que el estudio demuestra que hay que ampliar las opciones terapéuticas para estos pacientes.
"Los estudios demuestran que el tratamiento integrado es más efectivo e individualizado", indicó. "Pero ese enfoque es un desarrollo reciente y el acceso a los tratamientos integrados aún no se ha generalizado", agregó.
El doctor Roger McIntyre, profesor de psiquiatría y farmacología de la Universidad de Toronto, que no participó del estudio, coincidió con que los diabéticos deberían recibir tratamiento temprano con terapia para la depresión leve y un enfoque médico más holístico de la diabetes, con asistencia para mejorar la calidad de vida y el autocuidado.
"Obviamente, eso demanda un enfoque con alta disponibilidad de recursos. Y la realidad es que esos recursos no están disponibles y los pacientes deben aprender a autocuidarse y trabajar junto con sus médicos", sostuvo McIntyre.