jueves, 12 de febrero de 2015

Detección temprana, clave en la curación del cáncer infantil

MADRID.- Cada pediatra de atención primaria verá en su consulta a un niño con cáncer cada cuatro años, una enfermedad "extraordinariamente rara" que afecta a 13 de cada 100.000 niños en España y cuya tasa de supervivencia es del 78 por ciento, cifra que puede mejorar gracias a la detección temprana.

Con motivo del Día Internacional del Niño con Cáncer que se celebra el próximo 15 de febrero, las principales entidades pediátricas han editado una guía que recoge las claves del diagnóstico precoz del cáncer infantil y juvenil, con la seguridad de que una atención temprana determina el pronóstico de la enfermedad.
Cada año se diagnostican en España 1.500 nuevos casos de cáncer en niños y adolescentes y, precisamente debido a que ésta es una enfermedad tan rara en estas franjas de edad y se presenta con una sintomatología inespecífica -que se puede confundir con enfermedades tan frecuentes como la gripe- resulta fundamental el trabajo de los pediatras de atención primaria.
El 90 por ciento de los niños menores de 14 años pasa anualmente por la consulta del pediatra, especialistas que, según ha relatado la presidenta de la Asociación Española de Pediatras de Atención Primaria (Aepap), Begoña Domínguez, han aprendido a escuchar a los pacientes y sus familias.
"Los padres son quienes mejor conocen a sus hijos y por eso los pediatras, basándonos en la información de las familias y en la exploración clínica de los niños, somos los más adecuados para realizar la primera sospecha diagnóstica de cáncer" y evitar así retrasos en el tratamiento, ha explicado Domínguez.
En este sentido, el presidente de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (Sehop), Tomás Acha, ha afirmado que, aunque los datos de supervivencia son "muy buenos", hay que aspirar a mejorarlos "aún más" hasta situarnos en las tasas del 80 por ciento de curación de los países que se encuentran en mejor situación.
Acha ha incidido en el diagnóstico precoz que permita tratar los tumores en los estadios más bajos. "Esto permitirá mejorar las tasas de supervivencia porque los tumores son más pequeños, la enfermedad está más localizada, los tratamientos son menos agresivos y es más fácil de operar", ha explicado.
Por su parte, el presidente de la Fundación Española de Pediatría, Luis Madero, ha destacado que todavía tres de cada diez niños diagnosticados fallecen y ha lamentado la falta de investigación en oncología infantil.
Madero ha reconocido la dificultad de investigar con niños por motivos de seguridad, pero ha denunciado la falta de interés de la industria farmacéutica en estas enfermedades que afectan a tan pocas personas y tienen un elevado porcentaje de curación.
El presidente de la Sehop ha reclamado el apoyo de la Administración, el Ministerio de Sanidad y de los hospitales para que sigan los protocolos, así como la necesidad de potenciar el funcionamiento del registro nacional de tumores infantiles para tener una "fotografía" completa de lo que está pasando en oncología pediátrica.
También ha pedido que se mantenga la equidad en el tratamiento de estos niños, independientemente de su lugar de origen, aunque ha reconocido que tienen que existir centros de referencia, debido al escaso número de enfermos.
Todos ellos han reivindicado el papel del pediatra de Atención Primaria y su presidenta ha recordado que, en algunas comunidades autónomas, entre el 20 y el 30 por ciento de las plazas de pediatría son ocupadas por médicos de familia.
"La formación del pediatra no tiene nada que ver con la del médico de familia", ha advertido Domínguez quien ha apuntado que en la actualidad se necesitan "con carácter de urgencia" 250 pediatras más en atención primaria.
El cáncer infantil es la primera causa de muerte por enfermedad en personas de entre 1 y 19 años, según ha recordado la presidenta de la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer (Fepnc) en el acto de presentación de esta guía, que ha concluido con la lectura de un manifiesto por parte de Alejandro, de 11 años, que superó un cáncer detectado cuando tenía ocho meses.