viernes, 14 de diciembre de 2012

Aconsejan una ingesta adecuada de yodo para prevenir el hipotiroidismo

  Los expertos aconsejan una ingesta adecuada de yodo en la alimentación para prevenir el hipotiroidismo, tal y como han puesto de manifiesto durante la XII Jornada del Grupo de Trabajo de Trastornos por déficit de Yodo y Disfunción Tiroidea de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) que se celebra hasta este sábado en Zaragoza, España.

   En concreto, indican que el yodo es un elemento "imprescindible" para una producción normal de hormonas tiroideas, por lo que recomiendan consumir "sal yodada, leche y pescado marino". Sin embargo, el consumo de yodo debe ser distinto "según la edad, género y estado fisiológico" de la persona, señala la responsable de la organización local del evento, la doctora Orosia Bandrés.
   A su juicio, la población en general, incluyendo a los niños en edad escolar, debe consumir "un mínimo de 150 microgramos de yodo al día, una cantidad que puede obtenerse "fácilmente". Con ello, puede prevenirse el hipotiroidismo, un trastorno que afecta a más de 70.000 españoles.
   Éste consiste en una producción deficiente de hormonas tiroideas que tiene como síntomas en su modalidad severa "al cansancio crónico, la debilidad, la piel seca, la intolerancia al frío, la caída de pelo, la dificultad de concentración, la mala memoria, el estreñimiento y el aumento discreto del peso corporal", sostiene. Sin embargo, si es poco intenso "puede pasar desapercibido", descubriéndose al hacer análisis de sangre, subraya.
   En la actualidad, la mitad de las personas que padecen hipotiroidismo no están diagnósticas y, por tanto, no tratadas, lo que "puede aumentar el riesgo de abortos y de prematuridad en embarazadas", indica. De hecho, los momentos "claves" para desarrollar esta enfermedad en las mujeres es en la gestación, "momento en el que la glándula tiroides sufre un fuerte impacto al necesitar trabajar hasta un 50 por ciento más"; y durante el postparto, "de causa autoinmune, y que puede diagnosticarse pasados dos o tres meses y hasta un año después", sostiene.
   Para el coordinador de este área de la SENN, el doctor Sergio Donnay, el hipotiroidismo durante el embarazo "se produce en el 2,4 por ciento  de los casos", y es una afección que "se puede asociar a anemia materna, abortos, desprendimiento de placenta o bajo peso al nacer, además de a una disminución del coeficiente intelectual de los hijos de madres con hipotiroidismo no tratado".
   Por ello, la doctora Bandrés manifiesta que  "lo ideal" es que las mujeres embarazadas revisen su tiroides, al menos, una vez al principio del embarazo e, incluso, antes. En el caso de una mujer embarazada que ya está recibiendo tratamiento por un trastorno tiroideo "es aconsejable que se revise su tiroides cada seis u ocho semanas", apunta.
   Por otra parte, los expertos aseguran que existen otros dos grandes grupos de riesgo en los que tiene mayores consecuencias el hipotiroidismo no tratado, siendo estos "los escolares y la mujer en edad fértil". Así lo han manifestado durante esta jornada que cuenta con la colaboración de la Sociedad Aragonesa de Endocrinología y Nutrición, la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, el Servicio Aragonés de Salud y la compañía Merck.
   Por último, estos miembros del Grupo de Trabajo de Trastornos por déficit de Yodo y Disfunción Tiroidea de la SEEN, aseguran que la probabilidad de desarrollar un hipotiroidismo "aumenta en personas con antecedentes familiares de esta enfermedad y en mujeres diagnosticadas de otras enfermedades autoinmunes como algunos tipos de diabetes, esclerosis múltiple o anemia y en personas con Síndrome de Down, Síndrome de Turner o enfermedad bipolar".

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