Científicos de la Facultad de Medicina
de Icahn en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York (Estados Unidos) han
descubierto que el virus de la gripe sabe cuánto tiempo tiene para
multiplicar, infectar otras células y extenderse a otro ser humano. Si
se abandona una célula demasiado pronto, el virus es muy débil y si sale
demasiado tarde, el sistema inmune tiene tiempo de matarlo, por lo que
este reloj interno viral proporciona una plataforma de diseño novedoso
para la vacuna contra la gripe y podría conducir a nuevos medicamentos
antivirales.
La investigación, dirigida por Benjamin tenOever, profesor de
Microbiología en el Monte Sinaí y publicada este jueves en la revista
'Cell Reports', ha puesto de relieve que con sólo diez componentes
principales, el virus necesita robar la mayor parte de sus recursos a
partir de la célula humana con el fin de multiplicarse. Durante este
proceso, el virus a menudo hace varios viajes "alarmas" que permiten a
nuestro sistema inmunológico detectarlo y luego eliminarlo.
La hipótesis del doctor tenOever es que el virus debe tener un
mecanismo para el seguimiento de la cantidad de tiempo que tiene para
robar esos recursos antes de que los resortes del sistema inmunológico
entren en acción. Si el virus se mueve demasiado rápido, no tendrá
tiempo de multiplicarse y si se mueve demasiado lento, será detenido por
la respuesta inmune, por lo que el objetivo es saber cómo el virus
conoce exactamente la cantidad de tiempo que necesita para multiplicarse
y propagarse.
"Sabíamos que el virus necesita cerca de ocho horas en una célula
para crear suficientes copias de sí mismo para seguir difundiendo antes
de que la alarma antiviral de la célula se ponga en marcha --dijo el Dr.
tenOever--. En un nivel más amplio, el virus necesita dos días de
actividad continua para infectar células suficientes que permitan
difundirse a otro ser humano. Queríamos aprovechar el reloj interno de
la gripe y encontrar una manera de desmontarlo para evitar la
propagación del virus".
El doctor tenOever y su equipo examinaron los procesos que
controlan el momento de la infección y descubrieron que, al basarse en
un capricho en nuestra biología celular, el virus acumula lentamente una
proteína en particular que necesita para salir de la célula y
propagarse a otras células y, finalmente, otros seres humanos, justo a
tiempo antes de que el sistema inmunológico se active.
Por ello, los investigadores manipularon el "contador", haciendo
que el virus adquiera esta proteína demasiado rápido, lo que causó que
la gripe saliera de la célula demasiado rápido y no tuviera tiempo de
propagarse. El siguiente paso fue manipular el proceso para hacer que la
gripe adquiriese esa proteína demasiado lentamente, dando tiempo al
sistema inmune a iniciar una respuesta antes de que el virus pudiera
escapar, matando así el virus y previniendo la infección.
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