Los bebés expuestos a pesticidas antes de nacer tendrían un coeficiente intelectual mucho menor a los 7 años que los niños sin contacto con esas sustancias, revelaron tres estudios publicados esta semana.
Los resultados de las investigaciones (dos efectuadas en Nueva York y otra en una comunidad agrícola de California) sugieren que la exposición prenatal a los pesticidas puede tener efectos sobre la inteligencia a largo plazo.
En uno de los estudios, un equipo de la Universidad de California en Berkeley estableció que cada aumento del 10 por ciento en la exposición prenatal a los pesticidas con organofosfato correspondía a una caída de 5,5 puntos en las puntuaciones generales de coeficiente intelectual (CI) a los 7 años."Esa diferencia podría significar que, de media, haya más niños en la parte inferior del espectro de aprendizaje y más chicos que necesiten atención especial en la escuela", señaló en un comunicado Brenda Eskenazi, que dirigió uno de los tres estudios publicados en Environmental Health Perspectives.
Los otros dos estudios, uno efectuado en el Centro Médico Monte Sinaí y el otro en la Universidad de Columbia, también examinaron la exposición prenatal a pesticidas y el CI en niños de 7 años.
Los equipos de Berkeley y Monte Sinaí tomaron muestras de residuos de pesticidas en la orina materna, mientras que el equipo de Columbia evaluó los niveles de clorpirifos, una sustancia tóxica para las células cerebrales presente en pesticidas, en el cordón umbilical.
Hasta que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos prohibiera su uso residencial en 2001, los clorpirifos eran uno de los insecticidas más utilizados para el control de plagas en los hogares.
En el estudio de Columbia, los investigadores tomaron muestras de 265 niños de la ciudad de Nueva York nacidos antes de la prohibición. Los mayores niveles de clorpirifos en la sangre de cordón umbilical de los bebés se relacionaron con un menor desempeño en dos pruebas distintas de CI.
Los niños que se ubicaron en el 25 por ciento de mayor exposición registraron 2,7 puntos menos en las pruebas que aquellos cuya exposición era menor.
La investigación de Berkeley incluyó a 329 chicos cuyas madres entraron en el estudio cuando estaban embarazadas.
Se tomaron muestras de orina materna dos veces durante el embarazo y, después del nacimiento, en los bebés a intervalos regulares entre los 6 meses y los 5 años.
El equipo señaló que, mientras que la exposición prenatal a pesticidas estaba muy vinculada al CI de los niños, el contacto posnatal no, lo que sugiere que la exposición en el momento de desarrollo cerebral del feto era más importante que durante la niñez.
"Es de vital importancia que continuemos controlando los niveles de exposición en poblaciones potencialmente vulnerables, especialmente en las mujeres embarazadas de comunidades agrícolas, dado que sus bebés seguirían estando en peligro", indicó en un comunicado el doctor Robin Whyatt, de Columbia.
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