Cada año mueren aproximadamente 287.000
mujeres en países en desarrollo por causas asociadas al hecho
reproductivo, es decir, derivada de complicaciones durante el embarazo,
parto o posparto, según un informe publicado por el Instituto de Salud
Global de Barcelona (ISGlobal), que destaca el África subsahariana (56%)
y Asia Meridional (29%), como los más afectados.
Entre el 70 y el 90 por ciento de estas muertes serían evitables
si las mujeres tuvieran acceso a servicios efectivos de salud
reproductiva, tal y como se recoge dentro de los Objetivos del Milenio
(ODM); sin embargo, a tres años vista de la fecha de su cumplimiento,
"sigue siendo la gran asignatura pendiente".
Dentro del informe, en el que se examina el problema de la salud
materna en los países en desarrollo y se analiza el papel que juega la
I+D en este campo, la organización realiza una serie de recomendaciones
como la de incorporar un componente de investigación en la cooperación
internacional en general, y en la española, en particular.
"A pesar del espectacular aumento de la ayuda oficial al
desarrollo (AOD) en salud durante la última década, los fondos
destinados a salud reproductiva y materna se han quedado estancados", ha
señalado la directora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y
Reproductiva (SMIR) de ISGlobal, Clara Menéndez.
La mayoría de muertes maternas y perinatales en los países de
rentas bajas y medias tiene su origen en la confluencia de uno o varios
factores socioeconómicos. Estos son el retraso en la decisión de buscar
ayuda cualificada, muchas veces motivada por causas como la falta de
autonomía de las mujeres; el retraso en llegar al centro asistencial,
sobre todo por la inaccesibilidad física; y, finalmente, el retraso en
recibir atención médica apropiada al llegar al centro asistencial,
principalmente por la falta de personal cualificado, la organización y
gestión inadecuadas.
Por lo tanto, "el lugar de nacimiento marca el destino de estas
mujeres", como muestra que en países como Austria o Islandia mueren 4
madres por cada 100.000 nacidos vivos mientras la tasa en países como
Eritrea, Liberia o Afganistán se sitúa en alrededor de las 1.000
fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos.
A escala mundial, aproximadamente un 80 por ciento de las muertes
maternas son debidas a causas directas, es decir, aquellas directamente
relacionadas con el embarazo. Las cuatro causas principales son las
hemorragias obstétricas (generalmente puerperales), las infecciones
(septicemia en la mayoría de los casos), los trastornos hipertensivos
del embarazo (eclampsia) y el parto obstruido. Por su lado, las
complicaciones derivadas del aborto inseguro contribuyen al 13 por
ciento del total de muertes.
Por otra parte, el informe destaca que hay que tener en cuenta que
la mortalidad y morbilidad maternas están estrechamente vinculadas a la
supervivencia del recién nacido: las posibilidades de deceso de un
neonato tras el fallecimiento de su madre son muy altas.
Así, denuncia que "la mortalidad materna sigue siendo una de las
mayores desigualdades en el disfrute del derecho a la salud a escala
internacional".
Desde ISGlobal señala que es necesaria la innovación para generar
nuevas herramientas para una mejor y más efectiva aplicación del
conocimiento generado en esos contextos de recursos bajos y medios.
Además, el informe muestra que existen aún brechas de conocimiento que
"sólo la investigación en el terreno puede ayudar a reducir".
"Generar más y mejores datos sobre morbi-mortalidad materna para
poder planificar, asignar recursos, implementar y evaluar políticas y
programas debería ser uno de los ejes sobre los que pivote la política
de cooperación en salud materna y por ende de la mujer", señala el
informe.
Por este motivo, piden que en el próximo Plan Director de la
Cooperación Española 2013 - 2016 incluya dentro de su articulación un
componente de investigación. Al respecto, ISGlobal recomienda la
incorporación de un componente de investigación en Salud Materna,
Infantil y Reproductiva (SMIR) que genere evidencia en salud y acelere
el desarrollo y la introducción de productos de investigación que
contribuyan a reducir la mortalidad y la morbilidad en mujeres, neonatos
y niños en los países en desarrollo.
Asimismo, Menéndez explica que, "entre los factores clave para
avanzar en la reducción de la mortalidad materna, se requiere una mayor
voluntad política, un compromiso financiero efectivo para implementar
las soluciones conocidas y una clara agenda investigadora para
identificar soluciones nuevas y mejoradas".
Anna Lucas, coordinadora de la Iniciativa SMIR de ISGlobal y
autora de este informe, ha destacado que "se precisa un enfoque
científico para identificar, seguir y evaluar las intervenciones más
apropiadas que deberían expandirse para fortalecer los sistemas de salud
y, de esta forma, acelerar los avances".
"Este enfoque debería ser uno
de los ejes sobre los que pivote la política de cooperación en salud
materna y de la mujer", añade.
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