Las muertes relacionadas con el consumo de tabaco se han triplicado en la última década, en que se han producido 50 millones de fallecimientos por esta causa, la mitad de todos los registrados en todo el siglo pasado, según los datos de la última edición del Atlas del Tabaco, publicado por la Sociedad Americana del Cáncer.
Los autores de dicho informe prevén que a lo largo del siglo XXI se registrarán a nivel mundial mil millones de muertes bien por el consumo directo del tabaco o por la exposición al humo de esta sustancia, una cada seis segundos.
En China, el tabaco es ya la primera causa de muerte --con 1,2 millones de fallecimientos al año-- y se espera que ese número suba a 3,5 millones al año en el 2030.
Según el director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Estatal de Georgia (Estados Unidos), Michael Eriksen, esto es un ejemplo del cambio de tendencia que se está dando en el consumo del tabaco, ya que baja el número de fumadores en los países desarrollados pero crecen en las regiones pobres o emergentes.
"Si no actuamos, las expectativas de futuro son incluso peores, ya que el número de muertes causadas por el tabaco está creciendo en los países en vías de desarrollo, particularmente en Asia, Oriente Medio y África", ha admitido este experto.
De hecho, casi el 80 por ciento de las personas que mueren por enfermedades relacionadas con el tabaco proceden de países con ingresos medios o bajos. No obstante, Eriksen asegura que el consumo del tabaco también está cambiando en los países desarrollados y, prueba de ellos, es que sigue siendo la principal causa de muerte entre las mujeres estadounidenses.
El problema de todo ello es el enorme económico que conlleva ya que, según el informe, el tabaco le cuesta al mundo entre un 1 y 2 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) anual, incluyendo costes directos e indirectos, tales como el que ocasiona el tratamiento de enfermedades relacionadas con el tabaquismo y la pérdida de productividad.
Para el presidente ejecutivo de la Fundación Mundial del Pulmón (WLF, en sus siglas en inglés), Peter Baldini, la industria tabaquera se está "aprovechando de la ignorancia sobre el verdadero efecto del tabaco" y la desinformación que existe para "minar las políticas de salud que podrían salvar millones de vidas".
En este sentido, el informe muestra cómo la industria ha intensificado su lucha contra las políticas antitabaco, lanzando desafíos legales y tratando de retrasar o obstaculizar la introducción de cajetillas sin advertencias y la prohibición de fumar en lugares públicos.
Según el Atlas del Tabaco, las seis principales tabaqueras del mundo tuvieron unos beneficios de 35.100 millones de dólares (unos 26.500 millones de euros) en el 2010, equivalente a los ingresos combinados de Coca-Cola, Microsoft y McDonald's.
Para revertir esta situación, más de 170 países han firmado un pacto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) comprometiéndose a reducir las tasas de fumadores, limitar la exposición al humo del tabaco de los fumadores pasivos y poner freno a la publicidad y la promoción del tabaco.
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