jueves, 27 de septiembre de 2012

El riesgo de diabetes es menor en barrios donde se puede caminar

Un equipo de Canadá observó que las personas que viven en barrios que se pueden recorrer a pie tienen menos riesgo de desarrollar diabetes que las que residen en los barrios con menos posibilidades para caminar.

"Si una persona tiene menos posibilidades de hacer actividad física todos los días, empezará a engordar (...) y podría desarrollar diabetes", dijo la doctora Gillian Booth, autora principal del estudio e investigadora del Hospital St. Michael, de Toronto.
Con la creciente concentración poblacional en las ciudades, el equipo de Booth quiso desglosar la relación entre el ambiente urbano y la salud. Los nuevos inmigrantes de los países menos desarrollados en ciudades como Toronto tienen un alto riesgo de adoptar un estilo de vida sedentario y padecer las enfermedades occidentales, según publica el equipo en la revista Diabetes Care.
Los autores reunieron información de un registro de salud de casi todos los residentes adultos de Ontario y se concentraron en los 1,2 millones que no tenían diabetes.
Durante cinco años (2005-2010), controlaron el número de personas que desarrollaron la enfermedad y elaboraron un mapa con el lugar de residencia de los participantes y los categorizaron según la posibilidad que tuvieran de caminar en sus barrios.
Los sitios más "amigables" físicamente tienen mayor densidad de población, cuentan con calles interconectadas y comercios, escuelas, oficinas y otros sitios a los que se puede ir caminando desde el hogar.
En cambio, los barrios no tan amigables con la actividad física se caracterizan por tener calles que no se conectan y distancias muy largas entre las casas y los centros comerciales o las escuelas.
Entre los residentes más antiguos de Ontario, 6.003 de los 210.000 que habitaban en los barrios menos amigables en relación con las caminatas desarrollaron diabetes, comparado con los 5.290 de los 245.000 residentes de las zonas más amigables físicamente.
Eso representa una diferencia del 32 por ciento en el riesgo de desarrollar diabetes entre ambos grupos.
En cambio, entre los inmigrantes de los últimos 10 años, el riesgo relativo de desarrollar diabetes en los barrios menos amigables físicamente fue un 58 por ciento más alto que en los barrios en los que se podía caminar.
El doctor Ethan Berke, profesor asociado de la Escuela Geisel de Medicina de Dartmouth, indicó que los habitantes de barrios amigables con los peatones suelen ser más activos físicamente.
Aunque el nuevo estudio no pudo demostrar que caminar reduzca el riesgo de desarrollar diabetes en ciertos barrios, Berke, que no participó de estudio, opinó que existiría algo en el entorno de los barrios que explicaría los resultados.
"No sabemos si es el capital social o las oportunidades para tener conductas saludables, como la actividad física, o para acceder a alimentos saludables, pero un barrio en el que se puede caminar suele ofrecer muchas de esas posibilidades", dijo Berke.
Un estudio reciente demostró que las personas con alto riesgo de desarrollar diabetes y que caminan más son menos propensas a desarrollar esa alteración del azúcar en sangre. Booth dijo que, además del efecto positivo del ejercicio en el peso corporal, también protegería de la diabetes al mejorar el uso que el organismo realiza de la insulina.

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