Un equipo de Canadá observó que las personas que viven en barrios que
se pueden recorrer a pie tienen menos riesgo de desarrollar diabetes
que las que residen en los barrios con menos posibilidades para caminar.
"Si una persona tiene menos posibilidades de hacer actividad
física todos los días, empezará a engordar (...) y podría desarrollar
diabetes", dijo la doctora Gillian Booth, autora principal del estudio e
investigadora del Hospital St. Michael, de Toronto.
Con la creciente concentración poblacional en las ciudades, el
equipo de Booth quiso desglosar la relación entre el ambiente urbano y
la salud. Los nuevos inmigrantes de los países menos desarrollados en
ciudades como Toronto tienen un alto riesgo de adoptar un estilo de vida
sedentario y padecer las enfermedades occidentales, según publica el
equipo en la revista Diabetes Care.
Los autores reunieron información de un registro de salud de casi
todos los residentes adultos de Ontario y se concentraron en los 1,2
millones que no tenían diabetes.
Durante cinco años (2005-2010), controlaron el número de personas
que desarrollaron la enfermedad y elaboraron un mapa con el lugar de
residencia de los participantes y los categorizaron según la posibilidad
que tuvieran de caminar en sus barrios.
Los sitios más "amigables" físicamente tienen mayor densidad de
población, cuentan con calles interconectadas y comercios, escuelas,
oficinas y otros sitios a los que se puede ir caminando desde el hogar.
En cambio, los barrios no tan amigables con la actividad física
se caracterizan por tener calles que no se conectan y distancias muy
largas entre las casas y los centros comerciales o las escuelas.
Entre los residentes más antiguos de Ontario, 6.003 de los
210.000 que habitaban en los barrios menos amigables en relación con las
caminatas desarrollaron diabetes, comparado con los 5.290 de los
245.000 residentes de las zonas más amigables físicamente.
Eso representa una diferencia del 32 por ciento en el riesgo de desarrollar diabetes entre ambos grupos.
En cambio, entre los inmigrantes de los últimos 10 años, el
riesgo relativo de desarrollar diabetes en los barrios menos amigables
físicamente fue un 58 por ciento más alto que en los barrios en los que
se podía caminar.
El doctor Ethan Berke, profesor asociado de la Escuela Geisel de
Medicina de Dartmouth, indicó que los habitantes de barrios amigables
con los peatones suelen ser más activos físicamente.
Aunque el nuevo estudio no pudo demostrar que caminar reduzca el
riesgo de desarrollar diabetes en ciertos barrios, Berke, que no
participó de estudio, opinó que existiría algo en el entorno de los
barrios que explicaría los resultados.
"No sabemos si es el capital social o las oportunidades para
tener conductas saludables, como la actividad física, o para acceder a
alimentos saludables, pero un barrio en el que se puede caminar suele
ofrecer muchas de esas posibilidades", dijo Berke.
Un estudio reciente demostró que las personas con alto riesgo de
desarrollar diabetes y que caminan más son menos propensas a desarrollar
esa alteración del azúcar en sangre. Booth dijo que, además del efecto
positivo del ejercicio en el peso corporal, también protegería de la
diabetes al mejorar el uso que el organismo realiza de la insulina.
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