Una investigación realizada en el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado el modo
en el que cooperan los principales factores que contribuyen al
desarrollo de la espondilitis anquilonante.
El trabajo, publicado en 'Molecular and Cellular Proteomics',
establece el papel fundamental de los péptidos --fragmentos pequeños de
las proteínas-- presentados por el antígeno de histocompatibilidad
HLA-B27 al sistema inmune en la patogenia de esta enfermedad.
Se trata de una enfermedad reumática crónica que afecta,
aunque no exclusivamente, a la columna vertebral y a la articulación
sacroilíaca, que transmite el peso de la columna a los miembros
inferiores. Además, se caracteriza por el desarrollo de inflamación en
los sitios de inserción de los ligamentos al hueso (entesis), proceso
que va seguido de la formación patológica de hueso y de la fusión de
vértebras y otras articulaciones (anquilosis).
Asimismo, esta patología es el prototipo de un grupo de
patologías relacionadas denominadas espondiloartropatías, y se estima
que más de 150.000 personas en España la padecen o la desarrollarán
durante su vida.
En concreto, la enfermedad está determinada por múltiples
genes, el principal de los cuales es el que codifica para HLA-B27, una
proteína que expresa entre el 4 y el 8 por ciento de la población
europea, pero presente en el 90 por ciento de los pacientes.
"La función fisiológica de HLA-B27 es presentar péptidos,
procedentes de la degradación metabólica de las proteínas, en la
superficie celular. Esto permite al sistema inmune distinguir si una
célula está sana o ha sido infectada por un virus o ha sido modificada,
por ejemplo, en un proceso cancerígeno", ha explicado el investigador
del CSIC y del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto
del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid, José Antonio López de
Castro.
Sin embargo, según ha proseguido este experto, la razón por
que HLA-B27 predispone a la espondilitis anquilosante se desconoce y
constituye un problema fundamental en la comprensión de esta enfermedad.
Hace pocos años se descubrió que el polimorfismo natural de
una segunda proteína, denominada ERAP1, cuya función fisiológica es
optimizar el tamaño de los péptidos que se unen a HLA-B27, contribuye
asimismo a la espondilitis anquilosante.
"Individuos HLA-B27- positivos que son además portadores de
ciertas variantes de ERAP1 tienen un riesgo de desarrollar la enfermedad
aproximadamente un 30 por ciento más alto que los individuos que no las
tienen", ha añadido el investigador del CSIC.
De esta forma, la investigación demuestra que las variantes
naturales de ERAP1 difieren en su actividad funcional y ejercen un
efecto global distinto sobre el conjunto de péptidos (peptidoma)
presentados por HLA-B27. Todo ello, altera el tamaño y abundancia de los
péptidos y la estabilidad de esta proteína y es que, estos efectos
sobre el peptidoma, tienen la capacidad de alterar las propiedades
inmunológicas y otras características biológicas de HLA-B27.
"Este trabajo constituye un ejemplo claro del mecanismo de
interacción funcional de dos genes en su cooperación para inducir una
enfermedad o para proteger de la misma y sugiere el camino que los
estudios futuros han de seguir para responder a la cuestión de por qué
los individuos portadores de HLA-B27 están en riesgo de padecer
espondilits anquilosante", ha concluido López de Castro.
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