Mediante el uso de la estimulación no
invasiva, investigadores estadounidenses fueron capaces de mejorar
temporalmente la capacidad de las personas con lesiones de médula
espinal a usar sus manos, según los resultados de un estudio, publicados en la revista 'Current Biology'.
"Este enfoque se basa en trabajos anteriores y destaca la
importancia del tracto corticoespinal, que conduce los impulsos de la
corteza motora del cerebro a la médula espinal y es una vía importante
que contribuye al movimiento voluntario, como un objetivo importante
para la intervención después de lesión de médula espinal", explicó Mónica Pérez, de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
Los investigadores probaron el nuevo método en 19 personas con
infección crónica por lesión medular cervical y 14 personas lesionadas.
El tratamiento se adaptó a cada individuo y se combinó la estimulación
magnética transcraneal llevada a una parte específica de la corteza
motora con la estimulación eléctrica de los nervios periféricos que se
encuentran en la muñeca.
Se llevaron cien pares de pulsos cada 10 segundos durante un
período de alrededor de 20 minutos para producir una lluvia de actividad
neural. El momento de la llegada de las descargas en la médula espinal
era absolutamente esencial para el éxito del tratamiento, destaca el
informe.
Cuando los impulsos de la corteza motora fueron cronometrados con
precisión para llegar a la médula espinal uno o dos milisegundos antes
de los impulsos del nervio periférico, se observó un aumento en la
transmisión de la médula espinal y de salida del motor voluntario para
un máximo de 80 minutos.
"La estimulación no invasiva tiene el potencial de ser
utilizado en un entorno clínico como parte de una técnica de
rehabilitación", afirmó el coautor del estudio, Karen Bunday, también de la Universidad de Pittsburgh.
Después del tratamiento no invasivo, la mayoría de los
participantes de la investigación podían ejercer más fuerza con los
músculos de la mano, unos efectos que se tradujeron en una mayor
destreza manual cuando se pidió a los participantes que agarraran y
manipularan pequeñas clavijas con los dedos índice y pulgar. Según los
investigadores, un uso más prolongado de la técnica o su combinación con
otras estrategias de rehabilitación podría mejorar sus beneficios
terapéuticos.
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