MADRID.- Un equipo internacional de investigadores, con participación española,
ha logrado que los antibióticos contra la tuberculosis sean más
eficaces, al modificar su estructura química y evitar que las bacterias
los rechacen o exporten continuamente al exterior.
La investigación, realizada en ratones, se publica la revista Nature Medicine,
en la que sus autores describen una nueva familia de fármacos que son
activos para matar a "Mycobacterium tuberculosis", la bacteria que causa
la tuberculosis.
"Se trata de una nueva familia de antibióticos
que no tienen ninguna relación, ni química ni estructural, con los que
ya existen", ha confirmado José Antonio Aínsa, de la Universidad
de Zaragoza y firmante de este artículo.
El estudio ha sido coordinado por el Hospital de Memphis (EEUU)
y en él ha participado por parte española, además de Aínsa, Cristina
Villellas, también de la Universidad de Zaragoza (ambos pertenecen al
Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias,
dependiente del Instituto de Salud Carlos III).
Según una nota de este centro, este nuevo paso contra la tuberculosis, una de las enfermedades infecciosas con mayor incidencia a nivel mundial con
8,6 millones de enfermos en 2012, "permitirá diseñar antibióticos más
eficaces, al modificar su estructura química y evitar de este modo que
las bacterias los rechacen o exporten al exterior continuamente".
Este logro evitará que las bacterias puedan utilizar sus propios mecanismos de resistencia frente a estos nuevos antibióticos.
El estudio comenzó hace casi dos décadas, de la mano de Aínsa, al iniciar una nueva línea de trabajo sobre el desarrollo de antimicrobianos y mecanismos de resistencia.
Aínsa
comenzó estudiando unas proteínas de M. tuberculosis denominadas bombas
de eflujo, que reconocen los antibióticos que penetran en la bacteria y
los expulsan al exterior, con lo que los antibióticos pierden actividad
y la bacteria puede volverse resistente a ellos.
"Este estudio demuestra que una variación en la estructura química de los antibióticos puede ser determinante
para su actividad, ya que influye de modo importante a la hora de ser
reconocidos o no por las bombas de eflujo (expulsión) que tienen las
bacterias", según la misma nota.
En concreto, los nuevos fármacos
se llaman espectinamidas y se han obtenido a partir del antibiótico
natural espectinomicina -proveniente de una bacteria-, mediante síntesis
química.
En su diseño se ha tenido en cuenta la estructura del ribosoma, el orgánulo bacteriano al que se unen e inactivan para llevar a cabo su acción antibacteriana.
Sus
características son: actividad casi exclusiva frente a la bacteria que
causa la tuberculosis (incluso contra las cepas que han desarrollado
resistencia a los fármacos), bajos niveles de toxicidad y su eficacia
para frenar el desarrollo de la tuberculosis en animales de
experimentación.
En España, según datos del Centro Nacional de Epidemiología, la incidencia de la tuberculosis fue de 13,10 casos por cien mil habitantes en 2012, (4,3 en Francia y 3,9 en Alemania).
Las
cifras de tuberculosis multirresistente (MDR), una peligrosa variante
de la tuberculosis que no responde al tratamiento con los escasos
fármacos disponibles, causó 450.000 nuevos casos en 2012, y un total de
170.000 muertos en todo el mundo.
Por estos motivos, es prioritario desarrollar nuevos fármacos que permitan tratar la tuberculosis,
y sobre todo, las variantes MDR: Las espectinamidas descritas en este
trabajo suponen un "gran avance", pero aún queda camino por recorrer
(experimentos con animales superiores y ensayos clínicos).
Al menos 10 o 12 años más para que estos fármacos puedan ser una realidad, ha concluido Aínsa.
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