NUEVA YORK.- Un solo gen parece desempeñar un papel crucial
en la coordinación del sistema inmunológico y el metabolismo, puesto
que al eliminarlo en ratones reduce su grasa corporal y extiende su vida
útil, según los resultados de una nueva investigación del Centro de
Investigación en Nutrición Humana Jean Mayer (USDA HNRCA, por sus siglas
en inglés) de la Universidad de Tufts y la Escuela de Medicina de la
Universidad de Yale, en Estados Unidos. Los resultados que revelan el
papel de este gen FAT10 se publican en la edición digital de 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Basándose en estudios de expresión génica de los tejidos grasos realizados en USDA HNRCA, estos expertos analizaron el papel de FAT10 en el tejido adiposo y el metabolismo.
"En realidad, nadie sabía qué hacía el gen FAT10, aparte de activarse
por la inflamación y aumentar en los cánceres ginecológicos y digestivos
--señala el coautor Martin S. Obin, científico adjunto en la Unidad de
Genómica Funcional Central en HNRCA USDA--. Apagado produce una variedad de efectos beneficiosos
en los ratones, como reducción de la grasa corporal, lo que ralentiza
el envejecimiento y prolonga la vida útil en un 20 por ciento".
Por lo general, los ratones ganan grasa a medida que envejecen y
los autores de este trabajo vieron que activar el gen FAT10 en ratones
normales eleva el tejido de grasa con la edad, mientras que los roedores
que carecen de FAT10 consumen más alimentos pero queman grasa a un
ritmo acelerado, por lo que tienen menos de la mitad de grasa que el
tejido de ratones normales de edad avanzada. Al mismo tiempo su músculo
esquelético acelera la producción de una molécula inmune que aumenta su
respuesta a la insulina, lo que resulta en la reducción de los niveles
circulantes de insulina, protegiéndoles contra la diabetes tipo 2 y
alargando su vida útil.
Los autores señalan que la eliminación de FAT10 no aborda
plenamente el dilema del envejecimiento y el aumento de peso. "Los
ratones de laboratorio viven en un laboratorio bajo condiciones ideales
libres de gérmenes -destaca Obin, quien también es profesor asociado en
la Escuela Friedman de Nutrición y Ciencias Políticas en la Universidad
de Tufts--. La lucha contra la infección requiere energía, que puede
proporcionarla la grasa almacenada. Los ratones sin el gen FAT10 pueden
carecer de la necesaria para luchar contra la infección con eficacia
fuera del laboratorio. Se necesita más investigación para saber cómo
lograr ese equilibrio en ratones y luego, con suerte, en algún momento,
en las personas".
"Bloquear la actividad de FAT10 para coordinar la inmunidad y
el metabolismo podría conducir a nuevas terapias para la enfermedad
metabólica, el síndrome metabólico, el cáncer y un envejecimiento saludable
porque cuando lo anulamos el resultado neto es que los ratones viven
más tiempo", afirma el coautor Allon Canaán, científico asociado en el
Departamento de Genética de la Universidad de Yale.
Canaán y sus colegas desarrollaron inicialmente un ratón
deficiente de FAT10 para analizar el papel de este gen en la sepsis. En
un intento de aumentar la sensibilidad para la sepsis, Canaan eliminó
FAT10 en los ratones adultos y descubrió que los roedores que carecían del gen eran delgados y envejecieron más lentamente.
Estos ratones parecían más jóvenes y más fuertes que los roedores
normales de su misma de edad, tenían un mejor tono muscular y no
desarrollaron tumores relacionados con la edad.
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