NUEVA YORK.- Una nueva investigación de la Universidad de
Rockefeller, en Nueva York, Estados Unidos, arroja luz sobre el
desarrollo de una clase única de células inmunes conocidas como
linfocitos intraepiteliales (LIE). Los resultados, publicados este
jueves en 'Immunity', pueden ayudar a conseguir nuevos conocimientos
sobre las enfermedades inflamatorias del intestino, como la enfermedad
inflamatoria intestinal y la enfermedad celíaca, así como el cáncer.
Incluso la comida elegida más cuidadosamente puede contener sorpresas, por lo que el cuerpo, para defenderse de los microbios infecciosos, virus y otros riesgos potenciales,
posee un contingente específico de células inmunes que vigila dentro de
la capa delgada de tejido que divide el contenido del intestino del
propio cuerpo.
"IEL pueden originarse directamente en un órgano conocido como el
timo o ser inducidos por otros linfocitos, totalmente maduros. Nuestra
investigación ha descubierto la vía necesaria para la generación de los
llamados IEL naturales e inducidos", resume el autor del estudio, Daniel Mucida, profesor asistente y jefe del Laboratorio de Inmunología de la Mucosa en Rockefeller.
"El descubrimiento de esta vía hace posible explorar exactamente cómo los IEL protegen el intestino, algo que nadie hasta ahora ha sido capaz de abordar de una manera concluyente",
agrega. IEL vigila la capa de las células del epitelio intestinal, una
fina frontera de unos 400 metros cuadrados que permite a los nutrientes
entrar y a los desechos salir.
Casi todos los IEL pertenecen a un grupo de linfocitos (un tipo de
células blancas de la sangre) conocido como células T, producidas por
el timo, un órgano por debajo del esternón. Los IEL se generan de dos
maneras: "naturales", que no requieren activación adicional después de
que el timo las produzca, e "inducidas", fabricadas cuando dos tipos de
células T maduras, las células CD4 y CD8, adquieren nuevos rasgos y se
mueven en el epitelio intestinal, convirtiéndose en IEL.
Durante una respuesta inmune, las células CD4 envían señales a
otras células inmunes, adquiriendo el nombre de células T ayudantes. En
una investigación publicada el año pasado, Mucida y sus colegas
descubrieron cómo las células CD4 pierden gran parte de su función
auxiliar y adquieren características más comúnmente asociados con las
células CD8 e IEL, que son menos propensas a promover la inflamación.
La nueva investigación analizó más detalladamente esta vía y se
centró en dos proteínas, T-bet y Runx3, factores de transcripción que
regulan la expresión de genes que se producen en altos niveles en IEL, y
que se sabe que juegan un papel en el desarrollo y la función de las
células T. "Utilizando ratones modificados genéticamente,
junto con otras técnicas, se determinó la jerarquía entre estos dos
factores de transcripción: T-bet induce la expresión de Runx3", describe
uno de los primeros autores del trabajo, Bernardo Reis.
"Al exponer las células T maduras de la sangre a condiciones como
las del intestino, encontramos que el ambiente intestinal en sí puede
desencadenar esta interacción y dar lugar a la inducción de LIE", añade.
Aunque estos IEL y la vía que conduce a ellos son cruciales para la
salud intestinal, a veces, su mal funcionamiento puede contribuir a la
enfermedad.
Por ejemplo, una respuesta desequilibrada de IEL al gluten puede conducir a la enfermedad celíaca
y una disminución de la función de IEL también puede dejar al intestino
más vulnerable a la infección. "Ahora que entendemos la vía IEL y los
genes implicados, podemos diseñar estudios que exploren con más detalle
la fisiología de IEL, su función protectora y su lado negativo",
concluye Mucida.
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