MADRID.- La algarroba ha conseguido cambiar la consideración
que de ella se tenía. Ya no es el alimento infravalorado de antaño, sino
que hoy tiene el prestigio de los superalimentos cargados de
propiedades. Esa nueva reputación la ha conseguido a partir de
investigaciones que avalan sus beneficios.
Uno de
los estudios más importantes es el elaborado por los investigadores José
Ignacio López-Sánchez, Diego A. Moreno y Cristina García-Viguera,
del CEBAS-CSIC de Murcia; un texto publicado en AIMS Agriculture and Food con
título: “D-pinitol, un producto muy valioso de las vainas de algarroba:
efectos beneficios para la salud y vías metabólicas de este
superalimento natural y sus derivados”.
El estudio
explica que el D-pinitol se puede conseguir a través de
transformaciones químicas, pero es “la algarroba, procedente de un árbol
mediterráneo conocido por sus ventajas ambientales, la única materia en
la que se puede aislar el D-pinitol en cantidades suficientes para una
explotación comercial viable”.
Es decir, el fruto del algarrobo es el
único alimento con capacidad para proporcionar esta apreciada sustancia
en dosis relevantes.
Los investigadores indican
que “el interés farmacológico en este compuesto ha aumentado enormemente
en los últimos años debido a sus propiedades multifuncionales”, y
especifica las vías en las que actúa. Algunas son:
Anticáncer: el
Instituto Nacional del Cáncer norteamericano (NCI) ha resaltado una
serie de alimentos para los cuales existen evidencias de un riesgo
reducido de padecer cáncer si se incorporan a la dieta regular, y uno de
los ingredientes que ha demostrado prevenir los cánceres de mama y de
próstata es el D-pinitol procedente de la algarroba.
Antidiabético: el
estudio científico señala que que el D-pinitol es un principio activo
de la planta antidiabética Bougainvillea spectabilis, tradicionalmente
conocida por sus efectos similares a la insulina.
Antioxidante: los
investigadores se hacen eco de un trabajo en el que se demostró el
efecto beneficioso del D-pinitol procedente de la algarroba contra el
estrés oxidativo. “Además, se han protegido diferentes usos del
D-pinitol y las composiciones derivadas considerando este potencial
antioxidante”, subraya el informe.
Efecto
hepatoprotector: no sólo es importante la calidad de los alimentos que
consumimos, sino también la forma en que nuestro cuerpo los digiere y
absorbe. En ese sentido, como se mencionó anteriormente, el D-pinitol
ejerce un efecto protector de los tejidos hepático, renal y pancreático
contra el estrés oxidativo.
Inmunosupresor: la
capacidad inmunomoduladora del D-pinitol, investigada a fondo para
tratar patologías como el asma, la inflamación crónica, la artritis
reumatoide o la esclerosis múltiple, ha demostrado ser una estrategia
prometedora para lograr un sistema inmunológico más equilibrado.
Antienvejecimiento: la
restricción dietética (DR), la reducción continua de nutrientes sin
malnutrición, ha demostrado ser una estrategia efectiva contra el
envejecimiento. Sin embargo, no es una estrategia terapéutica de
aplicación general, y el D-pinitol de la algarroba es uno de los pocos
compuestos que se sabe que son capaces de imitar el DR.
Todas
estas propiedades hacen que la algarroba esté empezando a ser
ampliamente considerada por el sector farmacéutico, pero también en la
industria alimentaria. La algarroba lleva algunos años posicionándose en
las preferencias dietéticas de los ciudadanos, y algunas marcas están
distribuyendo el producto en diferentes formatos para cubrir esa
demanda.
“Nuestra intención es normalizar el consumo de un alimento de
valor nutricional incalculable y despojarlo del estigma que
tradicionalmente ha arrastrado este fruto”, explica Miguel Pérez,
impulsor del proyecto Ibiza Carob Company y del relanzamiento de la
recogida de la algarroba autóctona de la isla de Ibiza para la
elaboración de productos ecológicos como la harina, el shake o el sirope
de algarroba.
Lejos del estigma al que se refiere
el experto, la algarroba empieza a ser tendencia entre los consumidores
españoles, y lo es sobre todo gracias a las propiedades concentradas en
la sustancia D-pinitol. Fue un alimento de posguerra, infrautilizado y
poco valorado, pero el siglo XXI le ha dado una segunda oportunidad a
este generosisimo fruto.
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