MADRID.- El síndrome de Sturge Weber es una enfermedad
que presenta malformaciones vasculares (vasos sanguíneos anómalos) que
pueden afectar a la cara, al ojo, o al cerebro, y que se presenta desde
el nacimiento. Ocurre en 1 de cada 50.000-230.000 recién nacidos vivos,
según precisa la Asociación Española de Pediatría (AEP).
En concreto, el SSW es una enfermedad presente desde el nacimiento en la que se producen alteraciones en los vasos sanguíneos,
y concretamente, se pueden afectar los vasos de la cara generando un
angioma facial (mancha en vino de Oporto), los vasos del cerebro
(angioma leptomeníngeo) o los vasos del ojo (angioma coroideo), lo que a
su vez favorece un aumento de la tensión en el ojo, según puntualiza la
AEP.
Mientras, desde la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENP)
aclaran que aunque la herencia no se conoce exactamente, se asocia a
una mutación de un gen en el cromosoma 9, siendo los casos familiares
excepcionales. "El origen se debe a una anomalía durante el primer
trimestre de la gestación, que afecta a la piel, a las meninges y al
ojo. No hay ningún hecho que la madre haya podido o dejado de hacer
durante el embarazo que dé lugar a esta mutación", asegura la entidad
científica.
Así, cada caso de SSW es distinto, y depende del tipo de afectación. Concretamente, existen tres tipos:
.- TIPO 1: El más frecuente. Presenta afectación facial y cerebral, y a veces un aumento de la tensión en el ojo (glaucoma).
.- TIPO 2: Asocia afectación facial y la posibilidad de desarrollo de glaucoma, pero el cerebro no está afectado.
.- TIPO 3:
Sólo existe afectación cerebral sin mancha de vino de Oporto en la
cara, ni afectación ocular. Es el tipo menos común de todos y el más
difícil de diagnosticar.
En cuanto a los síntomas, estos vienen derivados de forma independiente de las tres afectaciones:
.- Afectación de la cara: Se produce una
mancha llamada 'en vino de Oporto o nevus flammeus', que aunque al nacer
puede ser de color rosa, tiende a oscurecerse (rojo-morado o rojo
oscuro) con la edad. Afecta siempre al área facial de la primera rama
del nervio trigémino, que es el nervio que recoge la sensibilidad de la
cara.
.- Afectación del cerebro: Puede
producir: Epilepsia con crisis convulsivas que pueden empezar en el
primer año de vida; dificultad para movilizar la mitad del cuerpo del
lado contrario a la parte del cerebro donde se encuentra el angioma
(hemiparesia), y además, el miembro afectado generalmente crece menos de
lo normal; disminución de la visión del lado contrario de la zona del
cerebro donde se encuentra la afectación (hemiapnosia); problemas del
aprendizaje, déficit de atención, discapacidad intelectual, alteraciones
del comportamiento y además, el riesgo aumenta cuanto más temprano
aparecen los síntomas y si existen crisis convulsivas.
.- Afectación de los ojos:
Las lesiones vasculares en el ojo pueden provocar elevación de la
tensión ocular (glaucoma). A veces la coloración del iris está
aumentada.
En cuanto a cómo se diagnostica, la Sociedad Española de
Neurología Pediátrica señala que la primera sospecha viene dada por la
aparición de la mancha en vino de Oporto en la cara, lo que conlleva al
inicio de estudio del paciente.
"En primer lugar es necesario la realización de una revisión oftalmológica para descartar la presencia de patología ocular.
Y por otro lado, debido a que la ecografía cerebral no es suficiente
para descartar patología cerebral, es necesario la realización de una
resonancia magnética cerebral con contraste intravenoso, siendo típica
la afectación de calcificaciones en la zona más superficial del cerebro a
nivel occipital", señala.
Eso sí, en el caso del tipo 3, el
diagnostico se realiza cuando se inician las crisis epilépticas, debido a
que no presenta afectación de la piel, precisando en ese momento la
realización de la resonancia magnética.
En la actualidad, la
Asociación Española de Pediatría mantiene que no existe tratamiento
específico para el SSW, aunque la afectación cutánea puede ser tratada
mediante técnicas de láser para matizarla. Por otro lado,
señala que las crisis epilépticas son tratadas mediante fármacos
antiepilépticos, pero las crisis suelen ser resistentes a este
tratamiento por lo que es necesaria la valoración para tratamiento
quirúrgico de la epilepsia. Por último, dice que el glaucoma puede ser
tratado con gotas para reducir la tensión ocular, y si no es suficiente,
valorar la cirugía.
Además, desde la SENEP recuerdan que los pacientes con SSW, debido a la afectación neurológica,
puede presentar anomalías en el neurodesarrollo como discapacidad
intelectual, déficit de atención o trastorno de la conducta. "El riesgo
aumenta cuanto más temprano aparece la sintomatología pero sobre todo en
relación con las crisis epilépticas", matiza.
En este sentido,
en una entrevista con Infosalus, el presidente de Asociación Española
Síndrome de Sturge Weber, Luis Gutiérrez de Rozas cuenta que fundó hace 4
años la entidad después de que su hija naciera con este síndrome y
percibiera mucho desconocimiento en general, no sólo en la sociedad,
sino también por parte de la comunidad médica, "sin experiencia sobre
cómo abordarlo", reseña.
En concreto, lamenta que en España se desconoce la cifra exacta de afectados de SSW,
"es uno de los grandes problemas que hay", aunque dice que se estima
que hay unos 100-150. Aquí recuerda que la situación en cada paciente es
muy dispar y la gran problemática aparece cuando estos presentan
afectación cerebral, que puede ocasionar retraso cognitivo.
"La
buena noticia es que en los últimos años se ha avanzado mucho en las
intervenciones quirúrgicas para esta patología", celebra, al mismo
tiempo que destaca que en España, los hospitales con más experiencia son
el Sant Joan de Deu de Barcelona, y el Hospital Niño Jesús de Madrid.
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