viernes, 1 de abril de 2011

Revés para los consumidores infantiles sobre los colorantes artificiales en alimentos

Un panel de expertos independientes votó el jueves en Estados Unidos contra la obligación de advertir a los consumidores sobre la existencia de colorantes artificiales en los alimentos, pero sí recomendó más estudios sobre su supuesta nexo con la hiperactividad infantil. 

Los catorce expertos consultados por la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos votaron 8 contra 6 contra la obligación de incluir la advertencia en la etiqueta de los productos.
La FDA les había preguntado si "debían figurar más informaciones en las etiquetas de los productos alimentarios que contengan colorantes artificiales autorizados", según el portavoz de la FDA, Douglas Karas.
No obstante, los expertos sí votaron de forma casi unánime (13 a 1) a favor de hacer estudios adicionales sobre los interrogantes que se han planteado respecto a estos colorantes alimentarios.
Algunos colorantes artificiales podrían ser la causa de la hiperactividad entre los niños y, por ese motivo, la FDA había consultado a expertos independientes. De todos modos, la FDA no está obligada a seguir las recomendaciones de esos comités consultivos, aunque muy a menudo las sigue.
Tras haber defendido durante muchos años la inocuidad de los colorantes artificiales, la FDA decidió volver a analizar esa creencia después de una petición presentada en 2008 por el Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI), un poderoso grupo de defensa de los consumidores. "Examinamos los estudios sobre el tema y no vimos ningún vínculo directo sólido, a pesar de que algunos niños hiperactivos que sufren un déficit de atención podrían tener una sensibilidad a algunas de esas sustancias químicas", había explicado Karas.
El director general del CSPI, Michael Jacobson, se felicitó de que, después de muchos años de rechazo, la FDA abordara por fin "los indicios que vinculan los colorantes alimentarios sintéticos a problemas de comportamiento entre los niños". "Varios de esos colorantes (...) no tienen ningún valor nutritivo y tampoco son conservantes; su razón de ser es solamente cosmética. Se los utiliza a menudo por eso en alimentos de mala calidad, para atraer a los niños o simular la presencia de productos naturales sanos, como las frutas", destacó Jacobson.
Asimismo, observó que en Europa una ley requiere que la mayoría de los alimentos que contienen colorantes artificiales incluya una advertencia sobre los riesgos de consumirlos.
Los partidarios de prohibir esos colorantes citan el ejemplo del doctor Benjamin Feingold, pediatra de California, quien en los años 70 trató con éxito a algunos niños hiperactivos a través de la prescripción de un régimen alimentario sin sustancias artificiales.
La Asociación de Productores de Alimentos, que agrupa las industrias alimentarias estadounidenses, rechazó con fuerza las conclusiones del CSPI. "Los principales organismos de reglamentación del mundo examinaron todos los estudios científicos disponibles y determinaron que no existe vínculo demostrable entre los colorantes alimentarios artificiales y la hiperactividad infantil", escribe en un comunicado.
Un gran número de colorantes artificiales empleados actualmente en numerosos alimentos y bebidas fueron autorizados por la FDA en 1931.
La agencia prohibió, en cambio, otros colorantes por su toxicidad. Así, en 1976 hizo retirar del mercado un colorante llamado 'rojo número 2', sospechoso de ser cancerígeno.

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