Sufrir epilepsia en la etapa infantil aumenta la posibilidad de desarrollar síntomas psiquiátricos. Esto sucede en un 43% de los afectados y, si no se le pone remedio, la situación empeora con los años. Así, las niñas tienden a padecer más problemas emocionales, mientras que en los niños aumenta el riego de hiperactividad, falta de atención y dificultades para relacionarse con los demás. Estos son los resultados de un estudio realizado con menores noruegos por el Centro Nacional para la Epilepsia del Hospital Universitario de Oslo, publicados en la revista "Epilepsia".
Los dos resultados evidencian por primera vez que los niños o adolescentes entre 8 y 13 años con epilepsia son más vulnerables a desarrollar problemas psiquiátricos y que el sexo influye en el tipo de afección. Otros factores de riesgo que han detectado los investigadores respecto al desarrollo de psicopatologías son un estatus socioeconómico bajo o tener otra enfermedad crónica, como asma o diabetes.
No obstante, tener o haber sufrido epilepsia implicaría un peso mucho mayor para desarrollar alteraciones psiquiátricas en chicas: el análisis ha mostrado un mayor riesgo en las niñas entre los 10 y los 13 años. Los niños (varones) con epilepsia, en cambio, parecen casi tan afectados por un bajo estatus socioeconómico que por sufrir la enfermedad. Aunque los motivos de las diferencia aún deben estudiarse con más profundidad, los especialistas sospechan que detrás está la actitud más negativa con que ellas viven la epilepsia.
Los resultados están en sintonía con estudios anteriores que ya habían demostrado que la edad infantil presentaba un mayor riesgo de desarrollar problemas de conducta y trastornos psiquiátricos como ansiedad, depresión y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Otros estudios anteriores también señalaban otros factores de peso, como epilepsia del lóbulo temporal, que suele tener su origen en trastornos acaecidos durante el desarrollo -como fiebre, infecciones virales, meningitis o traumatismos craneoencefálicos- y al menos una crisis psicomotora por semana (es el tipo de crisis más frecuente en los adultos epilépticos).
Según los últimos datos disponibles, en España, 400.000 personas sufren esta enfermedad relacionada con las conexiones neuronales del cerebro, y que puede afectar a cualquier edad, etnia, clase social o país. Además, cada año 20.000 desarrollan la patología por primera vez. Si bien niños y jóvenes son los que tienen mayor riesgo de padecerla, no es exclusiva; según las estadísticas, 15 de cada 1.000 personas mayores de 75 años también conviven con ella. Es un trastorno difícil de diagnosticar y tratar puesto que se conocen más de 40 tipos distintos, todas con causas diversas, desde genéticas a infecciosas.
Con el tratamiento adecuado, el 70% de los pacientes epilépticos consiguen no tener crisis y otro porcentaje importante deja la medicación transcurridos unos años. Sin embargo, el 30% de los pacientes no consiguen controlarla de manera adecuada. A este fallo en el tratamiento farmacológico debe sumársele una minoría de pacientes que también manifiestan otras enfermedades psiquiátricas. En estos casos, el diagnóstico y tratamiento pueden verse comprometidos por crisis convulsivas incontroladas, por el estigma social asociado o por la propia terapia de la epilepsia.
La International League Against Epilepsy incluyó en 2005 las alteraciones psiquiátricas como parte de la enfermedad. No tener este aspecto en cuenta podría tener un impacto negativo en la respuesta al tratamiento farmacológico y quirúrgico y en la calidad de vida de los afectados. El tratamiento inadecuado incrementa la demanda asistencial y el gasto sanitario, que puede evitarse si se toman las medidas apropiadas.
Por tanto, los especialistas insisten que deben tenerse en cuenta en todo momento, desde el momento de la valoración hasta el momento de decidir el tratamiento que se ajuste a la práctica psiquiátrica habitual. En la anamnesis habitual deberían incluirse preguntas destinadas a obtener información sobre estas cuestiones. Según los investigadores del estudio noruego, identificar a los grupos de más riesgo ayudaría a los médicos en el futuro, que podrían llevar a cabo intervenciones dirigidas a la prevención de problemas psiquiátricos más graves.
Aunque no hay una personalidad característica de los niños y niñas afectadas (a pesar de una cierta controversia al respecto), varios estudios los describen como tensos, dependientes, socialmente aislados y con baja autoestima. Asimismo, investigaciones dirigidas a pacientes con epilepsia del lóbulo temporal los han caracterizado como personas con una alta emocionalidad, tendencias maníacas, depresión, carencia del sentido del humor, sexualidad alterada, ira, hostilidad, agresión, dependencia o pasividad, entre otras características. También se han detectado una amplia variedad de síntomas afectivos, mucho más frecuentes que los trastornos psicóticos.
Uno de los principales objetivos del tratamiento de la epilepsia es minimizar el riesgo de crisis convulsivas que son, a la vez, también un factor de riesgo de desarrollar problemas psiquiátricos. Recientemente, investigadores del Instituto Cajal (del CSIC) y del Instituto del Cerebro y la Médula Espinal del Hospital de la Pitié-Salpêtrièr de París (Francia) han identificado el mecanismo que desencadena los episodios epilépticos, como publican su estudio en la revista "Nature Neuroscience".
Otra buena noticia es que el estudio se ha hecho en pacientes con epilepsia de lóbulo temporal, que en el 80% de los casos muestra resistencia a los fármacos y que, como han indicado varios estudios, es un factor de riesgo importante de desarrollar otras afecciones mentales. Según los resultados, antes de que se produzca la crisis epiléptica hay un evento eléctrico que podría funcionar como interruptor de alerta.
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