Seis de cada diez pacientes --de un total de 13.000-- que visitaron las consultas de Atención Primaria (AP) mostraron un buen control de la presión arterial con los criterios recomendados por la Sociedad Europea de Hipertensión, observando mejoría respecto a años anteriores.
Se trata de una de las conclusiones del estudio PRESCAP 2010, que ha analizado el grado de control de la hipertensión arterial (HTA) en España por tratarse de uno de los factores de riesgo "más preocupantes", que afecta ya al 35 por ciento de la población adulta y cuya incidencia, según los expertos, aumentará un 24 por ciento en los países desarrollados y hasta un 80 en el resto en el horizonte de 2025.
Un estudio presentado durante las III Jornadas Cardiocasculares de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, que se celebran hasta este sábado en Toledo, declaradas de interés científico por la Sociedad Española de Hipertensión - Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), la Sección de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología, la Sociedad Castellana de Cardiología y la Sociedad Española de Diabetes (SED).
En ellas, se ha subrayado la necesidad de trabajar en la prevención de la enfermedad cardiovascular, fomentar la formación continuada de los médicos de AP y mejorar la coordinación entre AP y Especializada para abordar esta patología, que sigue siendo la primera causa de muerte en España.
Entre las sesiones científicas presentes en las jornadas, el comité organizador ha destacado aspectos como el manejo de la fibrilación auricular --la arritmia más prevalente en AP--, "haciendo especial hincapié a los nuevos fármacos antiarrítmicos y anticoagulantes" y aspectos controvertidos de la diabetes mellitus y el tratamiento de esta enfermedad con los nuevos fármacos antidiabéticos.
Por otro lado y en relación a una posible reducción de las consultas de AP por motivos cardiovasculares, presidente del comité organizador de esta iniciativa, el doctor Gustavo Rodríguez ha explicado que "debería disminuirse la incidencia de estas enfermedades". Para ello, considera que "deberían implementarse medidas que mejoren la prevención primaria y secundaria de las mismas".
Unas medidas que, según ha indicado, "deberían ser promovidas por la Administración y las Sociedades Científicas, ser evaluadas periódicamente para valorar el impacto que ocasionan en la población y las posibilidades de mejora si las hay y habrían de incluir medidas para reducir el consumo de sal y de grasas saturadas, para promover la práctica de ejercicio físico aeróbico regular y el mantenimiento del peso ideal, no fumar y mantener un adecuado control de factores de riesgo cardiovascular, entre otras".
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