Tanto en la gastronomía como en la nutrición, el dilema entre alimentos frescos y congelados dio lugar a una larga discusión en la que, hasta ahora, perdía todo lo que saliera del freezer. La desventaja principal, se argumenta, radica en la pérdida de nutrientes que genera el proceso de congelado. Sin embargo, un estudio reciente de la American Dietetic Association promete devolver a estos alimentos su buena reputación.
Según indica el documento, las frutas y vegetales congelados son igual de sustanciosos que los frescos. Se trata de productos empacados y conservados inmediatamente después de su cosecha, cuando los niveles de nutrientes están en su punto más alto. No obstante, consumir esos alimentos en su estado óptimo, es necesario estar atento y leer detenidamente las etiquetas.
Conviene elegir los vegetales que no están procesados con sal u otros condimentos, ya que esos agregados pueden afectar su contenido nutricional. Lo mismo ocurre con las frutas: se recomienda llevar únicamente las que han sido envasadas con su propio jugo y evitar las marcas que combinan el fruto con otras sustancias, como almíbares. Esta información debe suele estar detallada en las etiquetas de los envases.
Otro dato a tener en cuenta es que los vegetales deben ser consumidos poco después de la compra: si permanecen varias semanas en la heladera los nutrientes inevitablemente terminan por degradarse. Por último, en lugar de hervirlos, siempre es mejor descongelarlos en vapor o en el microondas para reducir al mínimo la pérdida de vitaminas solubles en agua.
Según indica el documento, las frutas y vegetales congelados son igual de sustanciosos que los frescos. Se trata de productos empacados y conservados inmediatamente después de su cosecha, cuando los niveles de nutrientes están en su punto más alto. No obstante, consumir esos alimentos en su estado óptimo, es necesario estar atento y leer detenidamente las etiquetas.
Conviene elegir los vegetales que no están procesados con sal u otros condimentos, ya que esos agregados pueden afectar su contenido nutricional. Lo mismo ocurre con las frutas: se recomienda llevar únicamente las que han sido envasadas con su propio jugo y evitar las marcas que combinan el fruto con otras sustancias, como almíbares. Esta información debe suele estar detallada en las etiquetas de los envases.
Otro dato a tener en cuenta es que los vegetales deben ser consumidos poco después de la compra: si permanecen varias semanas en la heladera los nutrientes inevitablemente terminan por degradarse. Por último, en lugar de hervirlos, siempre es mejor descongelarlos en vapor o en el microondas para reducir al mínimo la pérdida de vitaminas solubles en agua.
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