Un equipo de científicos del Oslo University Hospital's (OUS) Intervention Centre, en Noruega, trabajan en el desarrollo de la próxima generación de píldoras con mini cámaras incorporadas, que servirían para examinar zonas del estómago y el intestino que no pueden ser observadas empleando los métodos tradicionales. Se trata de un proyecto interdisciplinario que está logrando resultados prometedores.
Las píldoras con cámara se utilizan para tomar fotos en el estómago y los intestinos del paciente para detectar anormalidades, como sangrados o cáncer. Son dispositivos muy efectivos para examinar el intestino delgado, donde los métodos tradicionales de endoscopia o gastroscopia, no pueden alcanzar.
Estos dispositivos necesitan poder transmitir información por ondas de radio a través del paciente. Para mantener el tamaño mínimo de la píldora, los datos tienen que comprimirse antes de su envío. Además, la píldora debe estar equipada con GPS, con el que poder enviar y recibir información sobre su localización.
Según Ilangko Balasingham, jefe de proyecto en el Oslo University Hospital's (OUS) Intervention Centre, "nuestra píldora utilizará una tecnología sin cables de banda ultra-ancha, con suficiente ancho de banda para poder transmitir video de alta calidad sobre su observación del intestino". "También podrá comunicar sus coordenadas por radio, para que los médicos puedan localizarlo en el cuerpo", dice.
Balasingham lidera el proyecto de investigación 'Melody', donde colaboran el OUS, la University of Oslo (UiO), Norwegian University of Science and Technology (NTNU) y la Norwegian Defence Research Establishment (FFI). Su objetivo está financiado por el Research Programme on Core Competence and Value Creation en ICT (VERDIKT), dentro de un programa a gran escala del Research Council of Norway.
Estos científicos han estado trabajando durante algún tiempo para ver si las ondas de radio paran a través del tejido animal de forma efectiva. Los investigadores del OUS han sido los primeros del mundo en estudiar el debilitamiento de las ondas de radio de alta frecuencia que pasan a través de los tejidos, creando un modelo para calcular los efectos.
Algunos de los componentes de este mecanismo han sido probados ya en cerdos. El test indica que es posible recibir potentes señales de video mientras que el transmisor se sitúa a una profundidad de 5 centímetros en el abdomen o en la cavidad del pecho. Cuanto más profundo está localizado el transmisor, más débil es la señal que se recibe.
Las píldoras con cámara convencionales que se utilizan hoy toman dos fotos por segundo. La grabación de video suele requerir de 30 fotos por segundo y el resultado proporciona mucha mayor cantidad de datos.
Para que funcione como debe, la nueva píldora necesita estar equipada con una batería más potente que la que llevan ahora y de una fuente de luz para que la película que transmita sea visible. Utilizando una nueva comprensión algorítmica, los investigadores de NTNU han sido capaces de comprimir el video al 3 por ciento de su tamaño original, para dotar a las imágenes de suficiente calidad.
Es importante para los médicos saber exactamente dónde se localiza la píldora con cámara dentro del paciente cuando filma. Los investigadores de UiO trabajan para crear un pequeño radiotransmisor que pueda integrarse en la píldora con cámara. Un cinturón lleno de diminutos recibidores que el paciente lleva alrededor de su estómago captura la señal. "Es el mismo principio en el que se basa utilizar el GPS para encontrar el camino", explica Balasingham.
Las características materiales del daño tisular --como ocurre con los tejidos del cáncer-- son diferentes de las que presentan los tejidos sanos. Los investigadores del FFI trabajan en una solución radar que supere al video, permitiendo a la píldora observar más profundamente el interior del estómago y los intestinos y proporcionar respuestas, como si el tejido está o no dañado.
Aunque esta tecnología está aún en fase de desarrollo, los investigadores de Estados Unidos están experimentando con este tipo de examen por radar para reemplazar los rayos X que se usan para observar a los tumores cancerosos en el tejido de mama.
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