Investigadores de la Universidad Southampton, en el Reino Unido, dirigidos por el doctor Graham Burdge, ha identificado un nuevo proceso que controla la capacidad de las arterias para contraerse, lo que podría conducir a una mejor comprensión de las causas de las enfermedades cardiovasculares, y el desarrollo de nuevos tratamientos.
Las arterias son capaces de controlar la presión arterial; en las personas sanas, esta capacidad de las arterias se mantiene en equilibrio. Sin embargo, este equilibrio se ve afectado en las personas que están en riesgo de desarrollar presión arterial alta, o aterosclerosis, ya que la mayor constricción de las arterias impide que la sangre fluya libremente, aumentando el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
En el estudio, financiado por la Fundación Británica del Corazón y publicado en 'PLoS ONE', los investigadores demostraron que las grasas poliinsaturadas -que se convierten en moléculas llamadas eicosanoides para hacer que las arterias se contraigan- son creadas por las células del músculo de las arterias, en lugar de ser tomadas de la sangre, como se pensaba anteriormente. Al bloquear la acción de dos enzimas que crean las grasas poliinsaturadas, los investigadores fueron capaces de reducir la constricción de las arterias, permitiendo que la sangre fluya libremente, y reduciendo, así, el riesgo de presión arterial alta.
Los investigadores también observaron que este proceso de cambio en las arterias muestra los primeros signos que causan presión arterial alta; encontrando cambios en los interruptores epigenéticos que controlan uno de los genes clave para la fabricación de grasas poliinsaturadas -mientras que otro gen compensaba este cambio.
Según Burdge,"la enfermedad cardiovascular es un problema creciente de salud pública. En 2009, más de 180.000 personas murieron a causa de enfermedades cardiovasculares en el Reino Unido. Ahora, el descubrimiento de un nuevo proceso que controla la forma en que funcionan las arterias -y viendo que puede ser modificado en el laboratorio- plantea una gran posibilidad en el desarrollo de nuevos medicamentos que puedan conducir a mejoras en el control de la enfermedad cardiovascular. En la actualidad, es difícil saber qué personas están en riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, antes de los primeros síntomas. Sin embargo, una prueba basada en los cambios epigenéticos podría proporcionar una nueva forma de detección temprana, y, con el tiempo, también podría corregir este defecto epigenético".
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