Los nuevos hallazgos del Centro Monell, en
Estados Unidos, revelan que los humanos pueden identificar la edad de
otros seres humanos según las diferencias en el olor corporal. Gran
parte de esta capacidad se basa en la habilidad de identificar el olor
de las personas de edad avanzada.
Curiosamente, contradiciendo la
suposición popular, el llamado 'olor a viejo' de una persona, es menos
intenso y menos desagradable que el olor corporal de los individuos
jóvenes y de mediana edad. El estudio ha sido publicado en la revista
'PLoS ONE'.
"Al igual que otros animales, los seres humanos pueden percibir
los olores corporales que permiten identificar la edad biológica, evitar
a las personas enfermas, elegir a una pareja adecuada, y distinguir a
los familiares de los no familiares", afirma el autor principal, Johan
Lundström, neurocientífico sensorial de Monell.
Al igual que ocurre con los animales no humanos, los olores del
cuerpo humano contienen una rica variedad de componentes químicos que
pueden transmitir varios tipos de información social. Las
características de la percepción de estos olores cambian durante el
transcurso de la vida, al igual que las concentraciones de los productos
químicos subyacentes.
Los científicos sostienen que los olores relacionados con la edad
pueden ayudar a los animales a seleccionar compañeros adecuados: en este
sentido, los hombres mayores podrían ser deseables, debido a que
contribuyen a que los genes permitan a los hijos vivir más tiempo;
mientras que, por otro lado, las mujeres mayores serían menos deseables,
debido a que sus sistemas reproductivos son más frágiles.
En los seres humanos, el 'olor a viejo' es reconocido en todas las
culturas. Por ejemplo, este fenómeno es tan reconocido en Japón, que
hay una palabra especial para describir este olor: kareishu.
Dado que los estudios con animales no humanos, en Monell y otras
instituciones, han demostrado la capacidad de identificar la edad a
través del olor corporal, el equipo de Lundström se dispuso a examinar
si los seres humanos son capaces de hacer lo mismo.
En el estudio, los olores corporales se obtuvieron de tres grupos
de edad, con entre 12 y 16 personas en cada grupo: jóvenes (20-30 años),
de mediana edad (45-55 años), y de edad avanzada (75-95 años). Cada
participante durmió durante cinco noches con una camiseta sin olor que
contenía almohadillas bajo el brazo, que posteriormente se cortaron y se
colocaron en frascos de vidrio.
Los olores fueron evaluados por 41 participantes jóvenes (de entre
20 y 30 años), a los que se les mostraron dos frascos de vidrio con
olor corporal, en nueve combinaciones, para que identificaran a las
personas de mayor edad. Los evaluadores también calificaron la
intensidad y lo agradable de cada olor. Finalmente, los evaluadores
estimaron la edad del donante, para cada muestra.
Los evaluadores fueron capaces de discriminar las categorías de
edad de los donantes, sobre la base de tres señales olfativas. Los
análisis estadísticos revelaron que los olores del grupo de las personas
de edad avanzada dirigían la capacidad de diferenciar la edad.
Curiosamente, los evaluadores clasificaron los olores corporales del
grupo de personas de más edad, como menos intensos y desagradables que
los olores de los otros dos grupos.
Los estudios futuros tratarán de identificar los marcadores
biológicos subyacentes que los evaluadores utilizan para identificar los
olores relacionados con la edad, y también determinarán cómo el cerebro
es capaz de identificar y evaluar esta información.
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