La crisis económica ha disminuido el consumo de cirugía estética
pero ha hecho aumentar el de ciertos tratamientos estéticos, sobre todos
los de rejuvenecimiento facial, y, concretamente, entre la población de
clase media y baja, que los ven como un recurso que puede jugar a su
favor a la hora de buscar un trabajo.
"Mucha gente nos hace esa observación, quieren tener un aspecto
mejor para enfrentarse a una entrevista de trabajo", destaca José Luis Vicente-Péix,
quien señala que hay que tener en cuenta que "ya no se compite solo con
un currículum, ahora también se compite con el aspecto".
La compañía ha podido observar que desde 2011 han crecido un 26
por ciento los tratamientos que se hacen a través de créditos. Y,
mayoritariamente, se trata de los más baratos donde el crédito no supera
los 400 ó 800 euros, dependiendo del tratamiento o del número de
tratamientos que la persona quiere hacerse.
Llama la atención porque, explica, "es normal que se pida
financiación en tratamientos de 3.000 a 5.000 euros, pero lo que no es
normal es que se pida en estos tratamientos". "Un crédito para un botox
se consigue con relativa facilidad, pero cuando la intervención es mayor
los bancos lo deniegan ante la incertidumbre del mercado laboral",
añade.
Esta tendencia se produce desde hace año y medio, aunque en el
último año ha habido un aumento mayor en la demanda. "Se ha dado un
fenómeno en un tipo de paciente que no habíamos tenido nunca", explica.
A su juicio, y porque son muchos los que lo reconocen al llegar a
la consulta, la crítica situación laboral en España ha provocado que las
preocupación por la formación haya dado paso a la preocupación por el
aspecto.
"Ante la competencia laboral antes se preocupaban más por aumentar
su currículo con más cursos y formación, ahora se han dado cuenta de
que los años van pasado y también es necesario entrar por los ojos al
seleccionador que hace la entrevista", añade.
"El aspecto de una persona de 25 año no compite con el de una de
40 ó 45 años", añade, tras recordar que el perfil de los nuevos usuarios
muestra que son las mujeres españolas de entre 38 y 48 años, casadas y
sin trabajo o con el temor de perderlo, las que más recurren a estos
servicios.
Vicente-Péix, explica que "las mujeres que buscan trabajo,
conscientes del valor que tiene su apariencia física a la hora de
encontrar trabajo, suelen ser las que más preguntan por la financiación
de este tratamiento. La mayoría de ellas nos vienen contando que quieren
causar una buena primera impresión en épocas de entrevistas laborales".
Aunque, también los hombres están utilizando estos tratamientos, bien
por motivos laborales o bien por cuestiones sociales.
Considera que estos tratamientos "han empezado a ser visto como
productos capaces de aumentar la calidad de vida"; además de que ayudan a
mejorar las relaciones con los demás, como muestra que sean muchos los
hombres que, tras una ruptura sentimental, usen el botox para buscar una
nueva pareja.
En cuanto a los tratamientos, lo que principalmente se demanda es
el botox, que es considerado el tratamiento "estrella" ya que es
instantáneo. "Es un tratamiento que engancha porque la gente se ve bien
al instante", advierte, el problema es que cuando pasan 5 ó 6 meses se
ve debilitada la acción del y la gente tiene que volver a infiltrase.
Luego se encuentran los materiales de relleno como el ácido
hialurónico que, en baja densidad, consigue hidratar y eliminar el paso
del tiempo por la piel envejecida con el abuso del sol, la mala
alimentación o por la propia edad.
La mujeres se decanta más por el uso del ácido hialurónico como
medio de hidratación, aunque le sigue de cerca el tratamiento con botox.
También han aumentado los tratamientos de relleno en los pómulos así
como las comisuras alrededor de la boca y las patas de gallo. En el caso
de los hombres, el botox es el producto más demandado.
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