El resfriado es
una enfermedad aguda, de origen viral, que afecta las mucosas
respiratorias, principalmente, la nasal, y genera un cuadro autolimitado
de tres a cinco días. Las causas más comunes son el rinovirus,
coronavirus, virus respiratorio sincicial (VRS) y adenovirus.
La gripe, en
tanto, es una patología respiratoria contagiosa, causada por el virus influenza A y B, que afecta al aparato respiratorio superior y/o
inferior. “Es una enfermedad autolimitada, que mejora sola, pero que en
pacientes de edades extremas se puede complicar y terminar en neumonías,
bronconeumonías, falla respiratoria e, incluso, la muerte”, explica el
doctor Hernán Cabello, broncopulmonar de Clínica Alemana, de Santiago de Chile.
El especialista agrega que normalmente las personas denominan “gripe” a un resfriado de mayor intensidad, pero lo correcto es utilizar ese concepto en los casos de influenza.
Para diferenciar el resfriado de la gripe es recomendable poner atención a los síntomas de cada cuadro. Por ejemplo, las características del resfriado
son leve compromiso del estado general, obstrucción nasal (congestión),
rinorrea (secreción nasal), estornudos, tos (habitualmente seca y
escasa) y, en algunos casos, fiebre baja. En cambio, la gripe se manifiesta con cefalea, dolor de garganta y de músculos, tos, cansancio, secreción o congestión nasal y fiebre alta.
Sin embargo, además de las señales de cada enfermedad, “se pueden realizar estudios de las secreciones nasales y/o faríngeas para establecer qué tipo de virus tiene el paciente”, comenta el doctor Cabello.
En el caso de los resfriados el manejo es sintomático, es decir, se utilizan fármacos que alivian la congestión nasal, reducen la formación de mocos y merman los síntomas. No se indica ninguna clase de antibióticos ni antivirales.
Frente a un cuadro de influenza, el tratamiento también es sintomático. Las recomendaciones son guardar reposo, beber abundante líquido, consumir antipiréticos para bajar la fiebre y/o antiinflamatorios para mejorar los síntomas de dolor e inflamación. “No se prescribe ningún tipo de antibiótico. Los antivirales específicos para influenza A y B solo deben ser administrados en pacientes con tres o menos días de enfermedad, y en casos de alta sospecha clínica y huéspedes especiales como las personas trasplantadas”, agrega el especialista.
El doctor Cabello explica que la mejor manera de evitar un resfriado es tener una vida saludable. Para eso es necesario mantener una alimentación sana, dormir las horas necesarias, evitar tener contacto con personas contagiadas y lavarse las manos rigurosamente (trabajo, colegio y hogar) luego de manipular algún elemento. “La transmisión de los virus desde los objetos contaminados hasta las manos y desde estas a la boca y la nariz, permiten la infección de huéspedes sanos”, comenta el broncopulmonar.
En el caso de la influenza, existe una vacuna que protege al paciente contra las cepas de los virus más frecuentes, ya sea para prevenir la enfermedad o para atenuar su presentación clínica en el caso de los pacientes infectados. Está recomendada para personas mayores de 65 años, embarazadas a partir del segundo trimestre y portadores de enfermedades crónicas como asma, enfisema y cardiopatías.
Sin embargo, además de las señales de cada enfermedad, “se pueden realizar estudios de las secreciones nasales y/o faríngeas para establecer qué tipo de virus tiene el paciente”, comenta el doctor Cabello.
En el caso de los resfriados el manejo es sintomático, es decir, se utilizan fármacos que alivian la congestión nasal, reducen la formación de mocos y merman los síntomas. No se indica ninguna clase de antibióticos ni antivirales.
Frente a un cuadro de influenza, el tratamiento también es sintomático. Las recomendaciones son guardar reposo, beber abundante líquido, consumir antipiréticos para bajar la fiebre y/o antiinflamatorios para mejorar los síntomas de dolor e inflamación. “No se prescribe ningún tipo de antibiótico. Los antivirales específicos para influenza A y B solo deben ser administrados en pacientes con tres o menos días de enfermedad, y en casos de alta sospecha clínica y huéspedes especiales como las personas trasplantadas”, agrega el especialista.
El doctor Cabello explica que la mejor manera de evitar un resfriado es tener una vida saludable. Para eso es necesario mantener una alimentación sana, dormir las horas necesarias, evitar tener contacto con personas contagiadas y lavarse las manos rigurosamente (trabajo, colegio y hogar) luego de manipular algún elemento. “La transmisión de los virus desde los objetos contaminados hasta las manos y desde estas a la boca y la nariz, permiten la infección de huéspedes sanos”, comenta el broncopulmonar.
En el caso de la influenza, existe una vacuna que protege al paciente contra las cepas de los virus más frecuentes, ya sea para prevenir la enfermedad o para atenuar su presentación clínica en el caso de los pacientes infectados. Está recomendada para personas mayores de 65 años, embarazadas a partir del segundo trimestre y portadores de enfermedades crónicas como asma, enfisema y cardiopatías.
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