Investigadores de la Universidad de Tufts, en
Estados Unidos, han observado que una sola lesión cerebral -de moderada
a severa- puede alterar las proteínas que regulan una enzima, asociada
con la enfermedad de Alzheimer. El hallazgo, publicado en 'The Journal
of Neuroscience', puede conducir al desarrollo de un tratamiento para
retardar la progresión de la enfermedad.
"La lesión cerebral traumática (LCT) es uno de los principales
factores ambientales de riesgo para la enfermedad de Alzheimer, ya que
puede dar lugar a una disfunción en la regulación de la enzima BACE1 -el
aumento en los niveles de esta enzima causa un nivel elevado de
beta-amiloides, el componente clave de las placas cerebrales asociadas
con la senilidad y la enfermedad de Alzheimer", explica la primera
autora, Kendall Walker, del Departamento de Neurología de la Universidad
de Tufts.
Sobre la base de su anterior trabajo, la neurocientífica
Giuseppina Tesco, de Tufts, dirigió un equipo de investigación que ha
utilizado, por primera vez, un modelo in vivo para determinar cómo un
solo episodio de LCT puede alterar el cerebro. En la fase aguda
(primeros dos días) después de una lesión, los niveles de dos proteínas
de tráfico intracelular (GGA1 y GGA3) se reducen, y aumenta del nivel de
la enzima BACE1.
Analizando muestras cerebrales post-mortem de pacientes con
enfermedad de Alzheimer, los investigadores observaron que los niveles
de GGA1 y GGA3 se redujeron, mientras que los de BACE1 eran elevados, en
los cerebros de pacientes con Alzheimer, en comparación con los
cerebros de las personas sin la enfermedad.
En otro experimento, utilizando una cepa de ratones modificados
genéticamente para expresar un nivel reducido de GGA3, se observó que,
una semana después de una lesión cerebral traumática, los niveles de la
enzima BACE1 y los beta-amiloides se mantenían elevados, incluso cuando
el nivel de GGA1 volvió a la normalidad. La investigación sugiere que
los niveles reducidos de GGA3 son los únicos responsables del aumento de
los niveles de BACE 1 y de, por tanto, la sostenida producción de
beta-amiloides observada en la fase sub-aguda -siete días, después de la
lesión.
"Cuando las proteínas se encuentran en niveles normales, trabajan en
el cerebro regulando la eliminación de BACE1, y facilitando su
transporte a los lisosomas -un área de la célula que metaboliza y
elimina el exceso de material celular- en las células del cerebro. Los
niveles de la enzima BACE1 pueden estabilizarse cuando los niveles de
las proteínas son bajos, lo cual se debe, probablemente, a una
interrupción en el proceso de eliminación natural de la enzima", explica
Tesco, quien añade que, en el nuevo estudio, se descubrió que "GGA1 y
GGA3 actúan de forma sinérgica para regular la enzima BACE1 después de
una lesión". Según la experta, la identificación de esta interacción
puede proporcionar una diana terapéutica para regular la enzima BACE1, y
reducir el nivel de beta-amiloides en los pacientes con Alzheimer.
La LCT de moderada a grave es causada, más frecuentemente, por
traumas severos, tales como caídas o accidentes automovilísticos, aunque
no todos los golpes fuertes en la cabeza resultan en una lesión
cerebral traumática.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, cada
año 1,7 millones de personas sufren una lesión cerebral traumática. Los
estudios han vinculado los traumatismos repetidos en la cabeza con la
enfermedad cerebral, y también han relacionado eventos individuales de
trauma cerebral con enfermedades como el Alzheimer -que, en la
actualidad, afecta a unos 5,1 millones de estadounidenses, y es la causa
más común de demencia en adultos mayores de 65 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario