Una nueva investigación, llevada a cabo por el
Massachusetts General Hospital (MGH), y publicada en la revista
'Nature', ha sido la primera en visualizar el comportamiento de las
células T humanas, infectadas por el VIH, dentro del ganglio linfático
de un animal vivo. El estudio se llevó a cabo mediante un modelo de
ratón 'humanizado' de la infección por el VIH.
En este trabajo, los investigadores han descubierto una nueva
forma por la que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se
aprovecha del sistema inmunológico. El VIH no sólo infecta y destruye a
los linfocitos T helper, CD4 positivos -que normalmente dirigen y apoyan
las actividades que combaten la infección de otras células del sistema
inmune- sino que también parece utilizar estas células para viajar a
través del cuerpo, e infectar a otras células.
"Hemos observado que el VIH se disemina en el cuerpo de una
persona mediante las células T que infecta", afirma Thorsten Mempel, del
MGH, quien dirigió el estudio. El investigador explica que "las células
T infectadas continúan haciendo lo que suelen hacer, migrando dentro y
entre tejidos, como los ganglios linfáticos, llevando el VIH a lugares
remotos del cuerpo. Actualmente, existen medicamentos que manipulan la
migración de células T, y podrían ser utilizados para ayudar a controlar
la propagación del virus en un paciente".
Cuando el VIH se introduce en la sangre o en los tejidos, el virus
se une a las moléculas CD4, en la superficie de las células T helper,
inyectando en ellas su contenido, y provocando un proceso que conduce la
liberación de nuevas partículas virales. Desde hace tiempo, se supone
que estos viajes libres del virus se producían por su difusión, a través
los tejidos, hasta encontrar nuevas células infectadas. Sin embargo,
estudios recientes han sugerido que el VIH también puede pasar
directamente de una célula a otra cuando se forman un tipo de
estructuras -llamadas sinapsis virológicas- durante las interacciones
entre las células T. Dado que las células T suelen migrar de forma
rápida, llevando a cabo contactos transitorios con otras células, el
estudio actual fue diseñado para examinar si el VIH altera la migración
de las células T infectadas, permitiendo que el tipo de contacto
facilite la propagación de la infección.
En los experimentos, el equipo utilizó el modelo de ratón
humanizado BLT, que posee un sistema inmunológico humano, y es el único
no-primate que puede ser infectado con el VIH. Después de la primera
confirmación de que las células T humanas migran dentro de los ganglios
linfáticos de los animales -conocidos por ser sitios importantes de la
replicación del VIH- los investigadores inyectaron el virus a los
animales, haciendo que expresara una proteína verde fluorescente (GFP)
-lo cual permitió seguir el movimiento de las células infectadas en los
animales vivos, utilizando un método llamado microscopía intravital.
En primer lugar, los científicos observaron que, a los dos días,
las células T infectadas continuaron migrando y distribuyéndose
uniformemente dentro de los ganglios linfáticos, aunque se mantuvieron
en los nodos más próximos al lugar de la inyección.
Mientras que las células infectadas por el VIH se movieron
activamente en los ganglios linfáticos, no lo hicieron tan rápido como
las células T no infectadas. Además, entre el 10 y el 20 por ciento de
las células T infectadas por el VIH formaron extensiones anormalmente
largas y delgadas, a menudo exhibiendo ramas. Los investigadores creen
que la proteína de la envoltura del VIH, que se expresa en la superficie
de las células T infectadas, podría causar que las células infectadas
contacten con células no infectadas, produciendo estas extensiones.
Para probar la función de la migración de células T en la
infección por VIH, los investigadores inyectaron el virus del VIH a otro
grupo de ratones BLT y, al mismo tiempo, lo trató con un agente que
evita que las células T abandonen los ganglios linfáticos. Dos meses más
tarde, los niveles de VIH en el torrente sanguíneo, y en los ganglios
linfáticos distantes del sitio de la inyección, fueron mucho más bajos
que en los animales infectados no tratados.
"A pesar de que nuestra observación de las interacciones de las
células T, entre las moléculas CD4 infectadas y no infectadas, sugiere
que el VIH se puede transmitir entre las células T por contacto directo,
este hallazgo tendrá que ser confirmado en futuros estudios", explica
Mempel, profesor en la Escuela Médica de Harvard, quien añade que la
disponibilidad del modelo de ratón BLT fue fundamental para llevar a
cabo el estudio.
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