La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha
informado de que el 50 por ciento de los infartos agudos de miocardio no
pueden predecirse. Por ello, ha explicado que existe un nuevo método
para estudiar estos casos y que consiste en el uso combinado de dos
técnicas de imagen cardiaca (TC y PET), según un nuevo estudio de la
Universidad de Edimburgo (Escocia), en colaboración con la Universidad
de Chicago, y publicado en la prestigiosa revista científica 'Journal of
The American College of Cardiology' (JACC).
Y es que, los pacientes que tienen activo un proceso de
calcificación en las arterias coronarias, que provoca que estas se
endurezcan, presentan un riesgo más elevado de sufrir un ataque
cardiaco. En concreto, la calcificación surge debido al daño que
provocan distintos factores de riesgo cardiovascular --el tabaquismo, la
hipercolesterolemia o la diabetes-- sobre las paredes de las arterias
coronarias.
En este sentido, el organismo trata de defenderse de estas
agresiones y genera una respuesta, consistente en una inflamación de
estas paredes y en la activación de un proceso de cicatrización y
calcificación, que es un mecanismo para intentar repararlas. Por lo
tanto, el calcio es un marcador de enfermedad coronaria muy importante.
El nuevo método de estudio, que combina dos técnicas de imagen, ha
incluido la inyección de un radiomarcador, conocido como 18-Fluoruro de
sodio (18F-NaF), que permite distinguir entre las calcificaciones
activas o de nueva formación en las arterias, que entrañarían más riesgo
de infarto, de los depósitos antiguos de calcio. Según los resultados
de este trabajo, la molécula estaba claramente aumentada en las placas
de las arterias coronarias de los pacientes que habían sufrido un mayor
número de problemas cardiovasculares.
"Este es un estudio interesante ya que demuestra que es posible
estudiar si la enfermedad de las arterias coronarias presenta
inflamación activa. Este nuevo marcador nos abre nuevas vías de
investigación para realizar otros trabajos que nos permitan reafirmar su
utilidad en la práctica clínica", ha comentado el presidente de la
Sección de Imagen Cardiaca de la SEC y cardiólogo del Hospital Clínico
de Madrid, José Juan Gómez.
De momento, el uso de este método de imagen cardiaca combinado y
el marcador 18-Fluoruro de sodio (18F-NaF) se limita a la investigación.
La PET no se ha utilizado hasta ahora para la predicción del riesgo de
infarto, mientras que muchos hospitales sí que disponen de la TC
cardiaca.
"En primer lugar, habrá que comprobar el beneficio real y la
utilidad de la PET con otros estudios, ya que podría haber distintas
técnicas que nos permitan realizar aún un mejor pronóstico de la
enfermedad; en segundo lugar, habrá que analizar el coste de la
aplicación de esta técnica, que es cara; y, en tercer lugar, la cantidad
de radiación que se necesita utilizar para hacer estos estudios, dado
que siempre existe la preocupación de que aumenten el riesgo de padecer
cáncer en el futuro. Hemos de pensar en qué pacientes se pueden
beneficiar más de este tipo de pruebas y conseguir una prueba aplicable
en la práctica clínica, barata, fácil de aplicar a la población general y
que tenga pocos efectos secundarios", ha zanjado Gómez.
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