El elevado riesgo de melanoma entre las
personas con el pelo y la piel claros puede ser causado por algo más que
la falta de protección natural contra los rayos ultravioleta (UV). En
un artículo publicado en la revista 'Nature', investigadores del
Hospital General de Massachusetts y del Centro del Cáncer en Estados
Unidos, señalan que el tipo de pigmento de la piel predominante en
rubios y pelirrojos puede contribuir al desarrollo del melanoma.
"Hemos sabido durante mucho tiempo que la gente con el pelo rojo y
la piel clara tiene un mayor riesgo de melanoma que la gente con
cualquier otro tipo de piel. Estos nuevos hallazgos no aumentan ese
riesgo, sino que indican un nuevo mecanismo para ayudar a explicarlo",
afirma David Fisher, del Hospital General de Massachusetts.
Fischer añade que "esta puede ser una oportunidad para desarrollar
mejores protectores solares y otras medidas que aborden directamente el
riesgo asociado a la pigmentación, sin dejar de proteger contra la
radiación UV".
Existen varios tipos de melanina, el pigmento que se
encuentra en la piel: uno de ellos es de color marrón oscuro o negro,
llamado eumelanina, predominante en las personas con cabello o piel
oscuros, y otro es un pigmento entre el rubio y el rojo, llamado
feomelanina, pigmento predominante en los individuos con el pelo rojo,
pecas, y piel clara.
Se sabe que este segundo pigmento es menos eficaz que la melanina
oscura en la protección contra los rayos UV, aunque existen varios
indicios de que la incidencia de melanoma en personas con ese tipo de
piel puede no puede ser completamente explicada por una protección UV
limitada.
Mientras que el aumento del riesgo de cánceres de piel no melanoma
se limita a las zonas expuestas al sol, el riesgo de melanoma también
se aplica a zonas de la piel que no están expuestas a la luz solar.
Además, aunque los protectores solares disponibles pueden hacer un buen
trabajo a la hora de bloquear algunas formas de daño UV, tales como
quemaduras solares, muchos estudios han sugerido que puede no ser tan
efectivo contra el melanoma como contra otros tipos de cánceres de piel.
En el nuevo estudio los investigadores utilizaron cepas de ratones
genéticamente casi idénticas, excepto por el gen que controla el tipo
de melanina producida. Un grupo de ratones tenía la variante típica que
conduce a un predominio de la melanina oscura, mientras que otro grupo
poseía la misma variante que produce el pelo rojo y la piel clara en los
seres humanos.
Los investigadores utilizaron un método ideado por coautores de la
Universidad de California, en San Francisco y la Universidad de Yale,
para activar la forma asociada al melanoma del oncogén BRAF en parches
de células en el pigmento de la piel de los animales, con la expectativa
de que el estrés ambiental adicional --como la radiación UV-- sería
suficiente para inducir la formación de melanoma. Los científicos se
sorprendieron al descubrir que, en cuestión de meses, la mitad de los
ratones pelirrojos habían desarrollado melanomas, mientras que sólo unos
pocos ratones oscuros lo padecían.
Dado que el gen del cabello rojo y la piel blanca controla
muchas actividades celulares, más allá de la producción de pigmentos,
los investigadores examinaron el riesgo de melanoma en un grupo de
ratones pelirrojos desprovistos de la capacidad de producir pigmento,
una cepa llamada "pelirrojos albinos". Los investigadores
observaron entonces que la eliminación completa de la vía del pigmento
rojo protegía a los ratones de la formación de melanomas.
Ante la sospecha de que el riesgo de los pigmento rojos pueden
estar químicamente relacionado con la generación de especies reactivas
de oxígeno (ROS) --moléculas inestables que contienen oxígeno y pueden
dañar las células-- los investigadores examinaron la piel de los ratones
y descubrieron niveles elevados de un tipo de daño en el ADN, producido
típicamente por ROS, en la piel de ratones pelirrojos, pero no en la de
los pelirrojos albinos.
Si bien este resultado sugiere que los tratamientos antioxidantes
pueden reducir este riesgo, Fisher advierte que se necesitan más
investigaciones para identificar otras formas seguras y eficaces para
explotar este conocimiento.
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