Los expertos aconsejan una ingesta adecuada
de yodo en la alimentación para prevenir el hipotiroidismo, tal y como
han puesto de manifiesto durante la XII Jornada del Grupo
de Trabajo de Trastornos por déficit de Yodo y Disfunción Tiroidea de la
Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) que se celebra
hasta este sábado en Zaragoza, España.
En concreto, indican que el yodo es un elemento "imprescindible"
para una producción normal de hormonas tiroideas, por lo que recomiendan
consumir "sal yodada, leche y pescado marino". Sin embargo, el consumo
de yodo debe ser distinto "según la edad, género y estado fisiológico"
de la persona, señala la responsable de la organización local del
evento, la doctora Orosia Bandrés.
A su juicio, la población en general, incluyendo a los niños en
edad escolar, debe consumir "un mínimo de 150 microgramos de yodo al
día, una cantidad que puede obtenerse "fácilmente". Con ello, puede
prevenirse el hipotiroidismo, un trastorno que afecta a más de 70.000
españoles.
Éste consiste en una producción deficiente de hormonas tiroideas
que tiene como síntomas en su modalidad severa "al cansancio crónico, la
debilidad, la piel seca, la intolerancia al frío, la caída de pelo, la
dificultad de concentración, la mala memoria, el estreñimiento y el
aumento discreto del peso corporal", sostiene. Sin embargo, si es poco
intenso "puede pasar desapercibido", descubriéndose al hacer análisis de
sangre, subraya.
En la actualidad, la mitad de las personas que padecen
hipotiroidismo no están diagnósticas y, por tanto, no tratadas, lo que
"puede aumentar el riesgo de abortos y de prematuridad en embarazadas",
indica. De hecho, los momentos "claves" para desarrollar esta enfermedad
en las mujeres es en la gestación, "momento en el que la glándula
tiroides sufre un fuerte impacto al necesitar trabajar hasta un 50 por
ciento más"; y durante el postparto, "de causa autoinmune, y que puede
diagnosticarse pasados dos o tres meses y hasta un año después",
sostiene.
Para el coordinador de este área de la SENN, el doctor Sergio
Donnay, el hipotiroidismo durante el embarazo "se produce en el 2,4 por
ciento de los casos", y es una afección que "se puede asociar a anemia
materna, abortos, desprendimiento de placenta o bajo peso al nacer,
además de a una disminución del coeficiente intelectual de los hijos de
madres con hipotiroidismo no tratado".
Por ello, la doctora Bandrés manifiesta que "lo ideal" es que las
mujeres embarazadas revisen su tiroides, al menos, una vez al principio
del embarazo e, incluso, antes. En el caso de una mujer embarazada que
ya está recibiendo tratamiento por un trastorno tiroideo "es aconsejable
que se revise su tiroides cada seis u ocho semanas", apunta.
Por otra parte, los expertos aseguran que existen otros dos
grandes grupos de riesgo en los que tiene mayores consecuencias el
hipotiroidismo no tratado, siendo estos "los escolares y la mujer en
edad fértil". Así lo han manifestado durante esta jornada que cuenta con
la colaboración de la Sociedad Aragonesa de Endocrinología y Nutrición,
la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, el Servicio Aragonés
de Salud y la compañía Merck.
Por último, estos miembros del Grupo de Trabajo de Trastornos por
déficit de Yodo y Disfunción Tiroidea de la SEEN, aseguran que la
probabilidad de desarrollar un hipotiroidismo "aumenta en personas con
antecedentes familiares de esta enfermedad y en mujeres diagnosticadas
de otras enfermedades autoinmunes como algunos tipos de diabetes,
esclerosis múltiple o anemia y en personas con Síndrome de Down,
Síndrome de Turner o enfermedad bipolar".
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