Científicos del Instituto de Investigación
Scripps (TSRI) en La Jolla (Estados Unidos) han identificado un
componente crítico que conecta el oído con el cerebro, una proteína
llamada TMHS. Se trata de un componente de los canales de
mecanotransducción en el oído, que convierten las señales de las ondas
acústicas mecánicas en impulsos eléctricos transmitidos al sistema
nervioso.
"Los científicos han estado intentando durante décadas identificar las proteínas que forman canales de mecanotransducción", afirmó Ulrich Mueller,
profesor en el Departamento de Biología Celular y director del Centro
de Neurociencia de Dorris TSRI, que dirigió el nuevo estudio, publicado
este viernes en la revista 'Cell'.
En el laboratorio, los científicos fueron capaces de colocar TMHS
funcional en las células sensoriales de la percepción del sonido de
ratones recién nacidos sordos pare restaurar su función. "En algunas
formas de sordera humana, puede ser una manera de colocar estos genes de
nuevo y fijar las células después del nacimiento", destacó Mueller.
TMHS parece ser el vínculo directo entre el mecanismo de resorte
en el oído interno que responde al sonido y la maquinaria que dispara
señales eléctricas en el cerebro, según los autores de la investigación.
Cuando la proteína está ausente en ratones, estas señales no se envían a
sus cerebros y no pueden percibir el sonido.
De hecho, formas genéticas específicas de esta proteína se han
encontrado en personas con formas hereditarias comunes de la sordera,
por lo que este descubrimiento parece ser la primera explicación de cómo
estas variaciones genéticas están implicadas en la pérdida de audición.
A través de los años, se han identificado docenas de genes
relacionados con la pérdida de audición, pero siempre ha faltado una
imagen mecanicista completa. En su nuevo estudio, Mueller y sus colegas
mostraron que cuando la proteína TMHS falta, las células ciliadas
pierden su capacidad de enviar señales eléctricas.
Los científicos han demostrado esto usando una técnica de
laboratorio que simula la audición con células en el tubo de ensayo.
"Ahora podemos empezar a entender cómo los organismos convierten las
señales mecánicas en señales eléctricas, que son el lenguaje del
cerebro", concluyó Mueller.
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